La presidenta de la República de las Islas Marshall, Hilda Heine, apenas sobrevivió a un voto de no confianza que se originó, en parte, por sus planes de introducir una moneda digital nacional. La publicación en idioma inglés enfocada a Asia Nikkei Asian Review informa el 12 de noviembre.

Según se informa, el parlamento de Marshall se dividió 16-16, solo un voto por debajo del número necesario para pedirle a Heine que renuncie al cargo de presidenta.

El parlamento del país había respaldado inicialmente la creación de una moneda digital nacional, denominada Sovereign (SOV), en febrero de este año, para ser distribuida y utilizada junto con el dólar estadounidense, la moneda principal del país.

Sin embargo, como señala Nikkei, los críticos del presidente habían acusado al plan propuesto de una criptomoneda respaldada por el estado de "manchar" la reputación del país. Junto con ocho senadores disidentes, el ex presidente Casten Nemra fue otro detractor expreso de Sovereign.

Al parecer, Nemra avivó las divisiones políticas sobre la supuesta falla del gobierno para investigar la pérdida de $1 mil millones del Fondo Fiduciario de las Islas Marshall, creado por los Estados Unidos para compensar a los ciudadanos de Marshall afectados por los ensayos nucleares realizados cerca del país.

Las tensiones políticas fueron aún más tensas debido a un plan chino para convertir el atolón de Rongelap Marshallese en una zona administrativa especial que incluye un puerto libre de impuestos y el registro de compañías offshore. Varios de los senadores que presentaron el voto de no confianza apoyan el plan, mientras que Heine ve la medida como una incursión china en la soberanía de los marshalleses.

Se afirma que Heine le dijo al parlamento, también conocido como Nitijela, que el intento de derrocarla fue un "referéndum sobre nuestra propia política". También ha calificado los planes para Sovereign como un "momento histórico para nuestro pueblo".

Como Nikkei y el importante periódico israelí Haaretz informan, la búsqueda por parte del gobierno de Marshall de una criptomoneda respaldada por el estado se vio favorecida por una asociación con la empresa israelí Neema, que se dice que persuadió a los políticos del país de que el proyecto podría generar $30 millones, de los cuales la mitad iría a Neema.

Según Haaretz, uno de los propietarios de Neema, Barak Ben-Ezer, escribió esta primavera que "en la práctica, SOV [...] se convierte en dinero real desde un punto de vista legal [...] sin impuestos sobre ganancias de capital, sin un regulador de valores que afirme que la moneda es una acción. SOV es una moneda soberana como el dólar, el euro y el yen”.

Nikkei informa hoy que el ministro de Finanzas, Brenson Wase, declaró que el gobierno seguirá adelante con Sovereign y está a la espera de cumplir con los requisitos del Fondo Monetario Internacional (FMI), EE. UU. y Europa.

Como se informó anteriormente, este mes de septiembre, el FMI advirtió al gobierno de Marshall, de los riesgos de adoptar una criptomoneda como una segunda moneda de curso legal, afirmando que "los beneficios potenciales de las ganancias de ingresos parecen considerablemente menores que los costos potenciales". Además, advirtió sobre posibles daños a la reputación, relaciones comprometidas con bancos extranjeros y riesgos de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.