Para nadie es un secreto que la comunidad cripto está repleta de ideología. Hay una narrativa muy particular. Y todos parecen hablar el mismo idioma. Se podría decir que la comunidad tiene una visión compartida de la vida. Bueno, decir “vida” tal vez es ir demasiado lejos, pero sí se podría decir que una visión compartida sobre el dinero y la economía. Si tomamos como referencia los nombres más conocidos en este espacio, todos parecen estar leyendo del mismo libreto. Pero, ¿acaso todos los bitcoiners piensan igual? 

Para simplificar el asunto se podría decir que la comunidad bitcoin se divide en tres grandes bandos. En esta pieza, me voy a tomar la libertad de colocarles un nombre a cada bando. Debo decir que estos nombres los he escogido arbitrariamente, porque, hasta donde yo sé, aún no contamos con un diccionario oficial de términos en esta materia. Los tres bandos: los militantes, los mercenarios y los utilitarios. 

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Claro que más que grupos perfectamente definidos son, en realidad, corrientes. Entonces, podríamos ver estas tres corrientes como espacios en un espectro circular. Cada bitcoiner escoge un punto dentro de este espectro. Unos se acercan más hacia el área “militante”. Otros se acercan más a cualquiera de las otras dos áreas. Unos pueden encontrarse en medio de dos corrientes. Otros pueden dirigirse un poco al centro, que implica que sus posturas son un poco más moderadas. Sin embargo, otros pueden escoger los extremos, que significa que sus posturas son más radicales.  

Los militantes son el grupo más antiguo y más ruidoso. Pero dudo mucho que sean el grupo más numeroso. Me atrevería a decir que los mercenarios y los utilitarios son la verdadera mayoría. Sin embargo, los militantes están muy presentes en la prensa y en las redes. De hecho, la gran mayoría de los llamados “influencers” pertenecen a este bando. Y prácticamente tienen el monopolio de la narrativa. Sin embargo, si analizamos en detalle los fundamentales de Bitcoin, nos daríamos cuenta que no todo es ideología. 

Los militantes adoptaron la vieja ideología liberatoria, en especial, la rama que promueve un retorno al patrón y el espíritu de la escuela austriaca de economía. Lo único es que hay que sustituir el oro por Bitcoin. Y habría también que añadirle el componente tecnológico de la criptografía y la informática. Aquí estamos hablando de una especie de utopía anarco-tecno-capitalista. Entonces, aquí el enemigo es el , los centrales, el sistema financiero tradicional y la moneda fiat. Aquí tenemos dos subgrupos. Los “maximalistas” que defienden la supremacía de Bitcoin. Y los tecnonerds que creen que la tecnología tiene otras aplicaciones más allá de Bitcoin. 

Los militantes no confían en nadie. No confían ni en su propia madre. Todo debe ser descentralizado. Y el individuo debe valerse por sí mismo. Lo que quiere decir que nuestro dinero debe estar debajo del colchón. Porque los intermediarios no son confiables. Solo nosotros podemos tener la custodia de nuestros fondos. Más que riquezas, fama o poder, lo más importante es la libertad del individuo dentro de un sistema autónomo y descentralizado. El libre mercado es sabio y se regula solo. El Gobierno lo daña todo. 

Este grupo ve a Bitcoin como un movimiento político. Es decir, Bitcoin es una propuesta viva. La idea es separar la economía del Estado, aboliendo los bancos centrales y la moneda fiat de una vez por todas para solo usar Bitcoin. De este modo, la economía funcionará de las mil maravillas, porque el Estado ya no podría dañarlo todo. He aquí la importancia de la adopción. El objetivo es que todos comencemos a usar Bitcoin como forma de pago para poco a poco borrar el dinero fiat del mapa. Es algo así como un proceso de evangelización. 

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Ahora bien, hablemos de los mercenarios. Ese grupo ve a Bitcoin como una oportunidad de enriquecimiento. En algún punto, escucharon que había un tal “dinero mágico” de internet que era excelente inversión. Buscaron información y decidieron colocar dinero en Bitcoin para especular con el precio. El objetivo central aquí es hacer dinero. La mayoría de los mineros, los traders, los fondos, y criptoempresas pertenecen a este bando. Aquí el énfasis es Bitcoin como inversión. Más que una forma de pago es un activo especulativo. Así de sencillo. 

Luego, tenemos a los utilitarios. Este es el grupo más silencioso de todos. Pero en mi opinión es uno de los más importantes. Este es el grupo que usa Bitcoin por su utilidad. La industria del juego que no puede usar tarjetas de crédito en algunas jurisdicciones usan Bitcoin. La Dark Web usa Bitcoin para esconderse de las autoridades. La gig economy usa Bitcoin para pagarle al personal no bancarizado en otros países. El mercado de divisas usa Bitcoin para mover capitales. Ese grupo puede no aceptar la ideología de los militantes o puede que no tengan el capital o la intención para invertir en Bitcoin, pero utilizan Bitcoin para sus fines prácticos, aprovechando la falta de regulación y las bondades de la tecnología. 

Ahora bien, los militantes acusan a los mercenarios de codiciosos o inmorales. Los mercenarios acusan a los militantes de irrealistas, hipócritas o fanáticos. Los utilitarios son ignorados por los militantes y los mercenarios. Y los utilitarios, a su vez, no se molestan en participar en debates estériles porque están ocupados haciendo lo que sea que están haciendo. 

Todos los grupos son importantes. Y es válido pertenecer a cualquiera de estos bandos. Sin embargo, aquí hay que hacer una salvedad. Los militantes han secuestrado la narrativa. Y se podría caer en la tentación de pensar que ser un bitcoiner automáticamente significa ser militante, cuando de hecho son una minoría dentro la comunidad. En otras palabras, en este espacio, hay más criptoinversores que criptolibertarios. Y esto es perfectamente demostrable. La actividad de los exchanges es un ejemplo de ello. Demuestra que la actividad principal dentro del espacio cripto es la especulación. Además, la popularidad de la frase “precio de Bitcoin” nos podría estar indicando que la balanza se inclina hacia la inversión, no la ideología. 

¿Por qué es un problema que la voz criptolibertaria predomine de una manera tan desproporcionada dentro de este espacio? Bueno, porque muchos bitcoiners están ávidos de orientación financiera y lo único que se puede leer en la prensa especializada es que la Reserva Federal está socavando muchas libertades y que el dólar está destinado a morir. Y me temo que muchos no están muy interesados en embarcarse en una lucha libertario contra el sistema. Muchos solo quieren ser mejores inversores. 

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Es un peligro escuchar consejo financiero de los militantes, porque en su pasión presentan la realidad con su sesgo muy marcado. Por ejemplo, se habla de “hiperinflación” en la peor crisis deflacionaria de nuestra historia reciente. Se habla de Bitcoin como refugio seguro cuando en realidad es un activo sumamente volátil. Saber si tenemos inflación o deflación es importante, porque puede afectar nuestras decisiones financieras a la hora de comprar o no un activo. Tener información objetiva es muy relevante para el diseño de un portafolio de inversiones inteligente, porque un activo seguro debe recibir un tratamiento muy distinto al tratamiento que debe recibir un activo de alto riesgo. 

Aquí hay cabida para todos. Pero para sobrevivir en esta comunidad debemos comprender muy bien el rol de la ideología en este espacio. Invertir en Wall Street es más sencillo en ese sentido. Pero cripto es el Salvaje Oeste. Es posible salir victorioso si aprendemos a vivir entre los tres grandes bandos de la familia Bitcoin (Adams).