Los mercados fluctúan. Los altibajos del precio son normales. Claro que la volatilidad es mayor en activos de alto riesgo. Por el lado positivo, el retorno también suele ser mayor en los activos riesgosos. Pero las fluctuaciones como tal son una realidad para todos los mercados. El precio cae, cuando hay más vendedores que compradores. El precio sube, cuando hay más compradores que vendedores. Así de simple. En este sentido, los mercados son un concurso de popularidad. Si los inversores piensan que el activo está infravalorado, compran. Si los inversores piensan que, por lo contrario, el activo está sobrevalorado, venden. ¿Era $64K por unidad demasiado para Bitcoin en abril del 2021? Seguramente, sí. Muchos se pusieron nerviosos y vendieron. 

Mucho se habla de la importancia de la escasez en la valoración de un activo. En el espacio cripto, incluso, existen modelos de predicción basados exclusivamente en la escasez de Bitcoin. Se toma en cuenta el suministro existente, los halvings, y el flujo para determinar el precio futuro. Pero, curiosamente, no se menciona la demanda. Al parecer, la demanda no es del todo importante, porque, aparentemente, es una consecuencia de la escasez en el suministro. Es algo así como que la demanda nace sola. Bueno, supongo que esa es una manera de explicar las cosas. 

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¿Qué es Bitcoin? Bitcoin es un código. Pero un código usado por muchos como una tasa de intercambio monetario (independiente y ciudadana). Bitcoin no se come. Bitcoin no nos protege del frío. Bitcoin no se usa como materia prima en ninguna industria. Es un código que representa valor. Un pacto social. Como un contrato firmado en un papel. No tiene valor intrínseco. No es una manzana, una roca, una bicicleta o una casa. Su valor yace en lo monetario. Al igual que ocurre con los idiomas, los códigos solo son útiles mediante su reconocimiento social. Un Picasso, por ejemplo, no vale de mucho sin la apreciación de los coleccionistas. Puede haber escasez, pero, sin demanda, no hay mucho valor. 

El dólar estadounidense tampoco cuenta con valor intrínseco. Es dinero. Sin embargo, al igual que Bitcoin, tiene un valor de intercambio. Es decir, no vale por sí solo. El valor del dólar depende mucho de la producción de bienes y servicios. O sea, el dólar es una capacidad de compra. Sería bastante irracional decir que un dólar es un dólar, porque ninguna tasa de intercambio se sostiene por sí sola. Palabra clave: “Intercambio”. Supongamos que somos un náufrago en una isla desierta. No tenemos comida, pero tenemos una maleta repleta de dólares. ¡La tragedia! En otras palabras, el dólar no sirve de nada, si no lo podemos intercambiar por otra cosa. 

Bitcoin es muy similar al dólar en este sentido. ¿Qué se podría hacer con un BTC en una isla desierta?  ¿Qué va a decir el náufrago? ¿” Un bitcoin es un bitcoin”? ¿” Al menos no tengo dólares”? Muchos radicales de Bitcoin idealizan el activo de manera extraordinaria. Más que un código parece un tótem con poderes sobrenaturales. Pero, seamos objetivos, Bitcoin es un código. Una tasa de intercambio. ¿Cuál es el par más importante? El BTC/dólar. Se compra con dólares. Y se vende por dólares. 

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¿Qué pretendo decir aquí con esta larga introducción? Sencillo. La liquidez del dólar es muy importante para el precio de Bitcoin. Se requieren básicamente dos cosas para que el precio de Bitcoin suba: Liquidez y tolerancia al riesgo. En este momento, tenemos liquidez, pero tenemos muy poca tolerancia al riesgo. Lo que ha perjudicado no solo a Bitcoin. También ha perjudicado a todo el sector crecimiento. El “Sector Growth”. Me refiero a las compañías tecnológicas, los startups, y proyectos a futuro. Tesla, Amazon, Apple, Google, Netflix, etc, están en estado de letargo en estos momentos, porque los inversores están colocando su dinero en compañías más tradicionales. El sector valor. Sector “Value”. Y el sector cíclico. 

El retorno a la normalidad ha provocado una rotación en los mercados. Los grandes capitales están tomando sus ganancias obtenidas en el sector tech para invertir en el sector “value” anticipando un regreso de la economía real. Es decir, menos especulación y más ingresos corporativos. El dinero que antes caía en tech y cripto ahora está cayendo en energía, banca, y otros. El S&P 500 está cerca de sus máximos históricos. Pero esta vez el impulso no es el sector tecnología. Es el sector cíclico. 

Si bien es cierto que la inflación ha aumentado más de lo anticipado y la Reserva Federal de los Estados Unidos pretende subir las tasas de interés antes de lo previsto, todavía hay optimismo en los mercados. Este periodo de rotación ha afectado a muchos sectores que crecieron mucho en lo peor de la pandemia. Precisamente por eso, hoy son considerados como sobrevalorados. Sin embargo, no podemos equivocarnos al pensar que el sector “growth” no regresará. Tarde o temprano, los activos más especulativos regresarán en la medida que la tolerancia al riesgo aumente. 

Sé perfectamente que muchos prefieren comparar a Bitcoin con el oro o con activos más seguros. Después de todo, Bitcoin normalmente se presenta como una cobertura ante un sistema al borde del colapso. Pero aquí no tengo tiempo para la propaganda. Esas ideas son dogmas. En el mejor de los casos, aspiraciones de los idealistas. Yo escribo para inversores que cuidan su dinero y quieren hacer crecer su portafolio. No escribo para militantes o reformadores.

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Los datos están a la vista de todos. Bitcoin crece bajo unas condiciones. Y decae bajo otras. Cualquier puede estudiar las gráficas y las correlaciones. Cualquier puede darse cuenta de las reacciones de Bitcoin ante los eventos macroeconómicos. No hay que ser un genio para saber que un Wall Street en risk-on es positivo para el precio de Bitcoin. Tampoco hay que serlo para saber que esta rotación de los mercados nos está perjudicando. 

Hay mucha liquidez en circulación, pero los inversores están siendo cautelosos. La inflación, la escasez de muchos productos, las fallas en las cadenas de distribución, los peligros de un sobrecalentamiento económico, los cambios de tono de la Reserva Federal y el retorno paulatino de la normalidad han creado un clima de optimismo cauteloso. Hay fe, pero, al mismo tiempo, muchas incertidumbres. Cierto que el S&P 500 ha estado rompiendo históricos cada semana, pero, en un análisis más detallado, nos podemos dar cuenta que este es un mercado bastante conservador. Ahora bien, esto no significa que este periodo será eterno. La demanda por los artículos más riesgosos e interesantes, más temprano que tarde, regresará. Esta fiesta aún no ha terminado, por la sencilla razón de que todavía hay mucha liquidez en circulación. No todo está perdido. Bitcoin volverá. Dedos cruzados.