En los primeros días de Bitcoin, los primeros usuarios se sintieron inspirados por la visión original de su creador, Satoshi Nakamoto. El sistema financiero actual, manipulado por los bancos y los gobiernos, debía ser sustituido por un nuevo sistema, descentralizado e independiente. Bitcoin en sus inicios era una pieza clave en su revolución. El dólar debía ser sustituido y los bancos debían ser abolidos. Y Bitcoin sería la moneda del futuro. Han pasado 10 años desde la creación de Bitcoin y, a pesar de que esta retórica aún se mantiene, el Bitcoin que tenemos hoy es diferente a ese Bitcoin retórico. En estos momentos, Bitcoin se parece más a un oro digital que a un nuevo dólar libertario. El Bitcoin de hoy es un nuevo activo que, como el oro, es usado principalmente para resguardar valor dentro del sistema financiero actual. De hecho, la comunidad Bitcoin trabaja con los bancos y los gobiernos para consolidar Bitcoin. El dólar y las criptos ancladas al dólar son una parte vital del ecosistema. Bitcoin está más en los exchanges que en las calles. Y la comunidad solo piensa en el alza del precio. Francamente, la revolución quedó en un segundo plano. ¿Qué pasó? ¿Hemos traicionado a Satoshi? 

Mi estimado lector podría pensar este supuesto giro de propósito de Bitcoin es una mera invención del autor. Entonces, para ilustrar mejor este hecho procederé a relatar las historias de un par de desilusionados. Es decir, voy a contar la manera de cómo Bitcoin le rompió los corazones a dos de sus viejos admiradores. Esas personas se enamoraron de Bitcoin en sus primeros días, pero luego desertaron cuando Bitcoin no cumplió con sus expectativas. Ese es el problema con las utopías. Son perfectas solo en los sueños. Es lamentable pero las utopías cuando se convierten en realidad causan más desencantos que satisfacciones. Los primeros soñadores entran a la fe altamente motivados, pero el tiempo con frecuencia les revela que la realidad rara vez es como la ilusión. Las cosas a veces no son como las soñamos. Nos guste o no, la realidad no siempre cumple nuestras expectativas. 

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Hablemos primero de Jered Kenna. Jered conoció Bitcoin en sus inicios y logró minar miles de BTCs. Con ese dinero, cofundó el exchange TraderHill en marzo del 2011. Este exchange pasó a la historia después de cerrar sus puertas en el año 2012 y casi nadie lo recuerda ahora, pero, en su momento, llegó a convertirse en el exchange más importante de los Estados Unidos y el segundo a nivel mundial después de Mt. Gox. Según Jered, entró a la industria cripto no para hacer dinero. Su intención era cambiar al mundo revolucionando la forma de hacer pagos y desafiando al sistema bancario. Sin embargo, sí logró hacer mucho dinero. Se convirtió en millonario con Bitcoin. Pero un buen día recibió una notificación de cambio de clave en su correo. Resulta ser que un hacker robó su identidad y lo despojó de casi todos sus bitcoins. Perdió millones de dólares en un día. Jered quedó devastado y tuvo que pasar un tiempo en el hospital para poder recuperarse de ese golpe que lo afectó mucho. Desde entonces, no participa más en la industria. Confiesa tener tan solo medio bitcoin. En estos momentos, está invirtiendo en bienes raíces y en una compañía que produce cerveza en Colombia. Después de haber sido una figura muy importante en la comunidad cripto, ahora no quiere saber nada de las criptomonedas. Es decir, perdió su “amor por la industria”.  

Recientemente publicó en un tuit expresando su desilusión con Bitcoin. Según él, la comunidad en los primeros días hablaba de cosas con sustancia y pocos hablaban de hacer dinero. ¡Qué bello! Ahora la única cosa en la mente de las personas es “hacer dinero”. ¡Uy, qué horror! Bitcoin es únicamente sobre “especulación”. Ya no es sobre la revolución.  

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El caso más famoso de un converso transformado en detractor es probablemente el caso del ruidoso Roger Ver. Roger Ver conoció Bitcoin un par de años después de su lanzamiento y se convirtió en un gran evangelizador de la utopía de Satoshi. Por su intensidad, se ganó el alias de “Bitcoin Jesus”. El sujeto puede resultar terriblemente molesto y agresivo, pero, a pesar de tener la habilidad de sacar de sus casillas a cualquiera, contribuyó mucho en difundir el mensaje de Bitcoin en el público y en los medios de comunicación. Con el tiempo, sin embargo, comenzó a cuestionar ferozmente el rumbo que Bitcoin estaba tomando. Según Ver, libertario acérrimo, Bitcoin se había alejado demasiado de la visión original. Como sus reclamos no eran escuchados, decidió unirse a otros descontentos en la creación de Bitcoin Cash, una bifurcación de Bitcoin que según sus creadores se acerca más a la utopía soñada por Satoshi. En otras palabras, Bitcoin Cash es ahora la criptomoneda con la capacidad de convertirse en la forma de pago que desafiará al sistema bancario actual, porque Bitcoin perdió el camino. Roger Ver es ahora el Jesús de Bitcoin Cash y Bitcoin es su nuevo Judas.

Ahora bien, el problema existencial de Bitcoin yace probablemente en su diseño. A pesar de las justificaciones teorías utilizadas por su creador, Bitcoin, de hecho, está diseñado para ser un excelente instrumento de resguardo de valor. Como método de pago, la tecnología presenta limitaciones, pero como resguardo de valor es genial. Los pagos no son instantáneos. Para transacciones pequeñas todavía es muy costoso. Y su volatilidad espanta a los comerciantes. Como resguardo de valor, es mucho mejor debido a su escasez. El escaso suministro de Bitcoin impulsa su valor. Entonces, es natural que atraiga a inversionistas que buscan altos retornos por su capital. La volatilidad estimula la especulación a corto plazo. Y sus rendimientos a largo plazo estimulan la llegada de los inversionistas más pacientes. Es simplemente un matrimonio perfecto. Claro que es normal que existen exnovios tóxicos que pretenden que Bitcoin se ajuste a sus expectativas y no sea lo que en realidad es. 

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Los utópicos usan la palabra “especulación” en su sentido peyorativo. Al parecer, especular es inmoral. Según ellos, hacer dinero con inversiones es una aspiración ilegítima. Resulta ser que el “cochino” dinero es la meta de los codiciosos y la bondad no admite ganancias. Solo las monjitas de la caridad como Jered Kenna y Roger Ver construyen utopías. Sin embargo, esa visión puritana es solo una de muchas. Existen personas que piensan diferente. Comprar un activo esperando que su precio suba  en el futuro no es solo una actividad válida, también es una necesidad. El mundo está lleno de personas que producen más de lo que consumen. Ese excedente debe ser invertido inteligentemente o podría perder su valor. Es importante utilizar instrumentos que resguarden valor para solventar futuras necesidades. Tal vez, queremos retiramos algún día. Tal vez, necesitaremos dinero para pagar la educación de nuestros hijos. Tal vez, necesitamos prepararnos en el caso de enfermedad u otros contratiempos inesperados. ¡Quién sabe! Tener una alcancía es muy útil. 

Muchas personas invierten en criptomonedas porque piensan que es una buena inversión. Compran Bitcoins como compran inmuebles, oro y acciones de la bolsa. Simplemente esperan que el precio suba para poder tener un mejor futuro desde un punto de vista financiero. Tienen sus reservas con respecto al dólar, los bancos y los gobiernos. Sin embargo, esperan reformas más moderadas, no revoluciones radicales. Buscan calidad de vida, pero con cambios progresivos, sin rencores ni venganzas. No sueñan con vivir en una utopía libertaria. Quieren vivir en un mundo mejor, pero sin dogmas. La comunidad cripto hoy es más diversa que en sus inicios. Eso quiere decir que hay nuevas voces con opiniones diferentes. Para muchos, Bitcoin es un excelente resguardo de valor, una especie de oro digital. No son traidores que están corrompiendo un sueño. Son usuarios que quieren resguardar valor haciendo una excelente inversión. Nada del otro mundo. Algo perfectamente legítimo. 

Las opiniones expresadas aquí son las del autor y no representan necesariamente las opiniones de Cointelegraph.com