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Gustavo GodoyGustavo Godoy

La deuda 'mala': ¿El próximo riesgo sistémico nace en las DeFi?

¿El endeudamiento y los activos ilíquidos en las DeFi gestan el próximo riesgo sistémico global?

La deuda 'mala': ¿El próximo riesgo sistémico nace en las DeFi?
Opinión

El advenimiento de las Finanzas Descentralizadas (DeFi) se cimentó sobre una premisa audaz: desmantelar la estructura bancaria tradicional e introducir un sistema de crédito y préstamo abierto, transparente y eficiente, mediado únicamente por el código. Esta visión de la banca sin banqueros despertó un fervor por la autonomía financiera y la eliminación de intermediarios. 

Sin embargo, a medida que el ecosistema ha madurado, se ha hecho evidente que, aunque se pueden eliminar los intermediarios humanos, los riesgos fundamentales de la actividad financiera persisten. La pregunta que ahora debe abordarse con seriedad es si la rápida expansión del endeudamiento y la proliferación de activos ilíquidos dentro de las DeFi están creando las condiciones para la próxima fuente de riesgo sistémico global.

La idealización de las nuevas soluciones tecnológicas a menudo lleva a sus promotores a creer con ingenuidad que sus sistemas son inmunes a las fallas humanas y económicas del pasado. La creencia de que el "código es la ley" es poderosa, pero también peligrosa, ya que subestima la complejidad de la dinámica financiera subyacente. Los programadores, por su naturaleza, se centran en la pureza lógica y la eficiencia del software. Sin embargo, como se ha visto, los programadores no son banqueros; y aunque se puede escribir un código inmutable que medie entre las partes, los problemas del riesgo de crédito y la liquidez no desaparecen, simplemente se reubican.

El código actúa como el nuevo intermediario, pero no puede controlar la volatilidad externa de los activos ni la psicología del mercado. La supervisión, que en la banca tradicional recae en entidades regulatorias, en las DeFi es precaria o, en muchos casos, simplemente inexistente. Esta ausencia de vigilancia externa permite que los riesgos crezcan sin un contrapeso prudencial, lo que, irónicamente, puede hacer que el riesgo de impago y de iliquidez sea mucho mayor que en los mercados regulados.

Este escenario crea una peligrosa combinación: la eficiencia del código en el manejo de las garantías y las liquidaciones se une a la ingeniería de riesgo inexperta en el diseño de los protocolos. Las consecuencias de esta colisión son pagadas, invariablemente, por el usuario común. Los promotores venden la idea de una utopía financiera, pero todo cambio trae consigo nuevos riesgos, consecuencias no intencionadas y, crucialmente, puntos ciegos. DeFi no es la excepción; por eso, el objetivo no es satanizar la tecnología, sino abrir un debate franco y técnico para mejorar y refinar esta infraestructura.

La principal defensa de las DeFi contra el riesgo de impago es el colateral excesivo. Los préstamos generalmente requieren que el prestatario deposite más valor del que recibe, para que, si el precio de sus activos cae, el protocolo pueda liquidarlos automáticamente para cubrir la deuda. Sin embargo, el problema surge cuando se analiza la calidad y la liquidez del colateral aceptado.

Si un protocolo tiene una cantidad significativa de préstamos respaldados por activos ilíquidos o con un historial de volatilidad extrema, una corrección brusca de precios puede desencadenar un escenario de liquidación en cascada. El protocolo se ve forzado a vender un gran volumen de estos activos a cualquier precio, lo que presiona aún más su valor, creando un ciclo vicioso. El resultado es que la garantía ya no es suficiente para cubrir la deuda, generando la temida deuda 'mala' dentro del sistema. Esta deuda insolvente, aunque contenida dentro de un protocolo, puede tener efectos sistémicos si el protocolo es lo suficientemente grande y si los prestamistas son otras entidades clave de DeFi.

En el ámbito tradicional, el riesgo sistémico se define por la interconexión entre las instituciones. En DeFi, esta interconexión existe a través de la composición de los protocolos. Los activos de un protocolo de préstamo se utilizan como garantía en una plataforma de rendimiento, que a su vez emite una ficha que se utiliza como colateral en otro mercado de derivados. Esta arquitectura, a menudo llamada "dinero programable", es poderosa, pero también extremadamente frágil.

El entusiasmo por la novedad de DeFi ha ocultado estos puntos ciegos. La concentración de valor en unos pocos protocolos principales, su uso intensivo de activos volátiles como colateral y la falta de mecanismos humanos de contención ante el pánico crean un terreno fértil para el riesgo sistémico, que podría irradiar al mercado criptográfico más amplio y, potencialmente, a partes del sistema financiero tradicional que se han aventurado en el sector. La solución propuesta por los visionarios corre el riesgo de crear una nueva forma de inestabilidad, bajo el pretexto de una eficiencia algorítmica perfecta.

A pesar de los riesgos claros y presentes del endeudamiento con activos volátiles e ilíquidos, existe una cualidad inherente a las DeFi que ofrece una perspectiva de estabilidad a largo plazo que a menudo se ignora en las comparaciones con la banca tradicional.

La característica distintiva del sistema es su transparencia radical. A diferencia de los bancos tradicionales, donde el apalancamiento, las deudas 'malas' y la iliquidez pueden permanecer ocultos en libros contables opacos durante años, cada préstamo, cada garantía y cada posición de deuda en DeFi es visible públicamente en la cadena de bloques. Esta visibilidad permite que analistas externos, auditores y el propio mercado evalúen el riesgo en tiempo real.

Además, los mecanismos de liquidación algorítmica son, a la vez, una debilidad y una fortaleza. Si bien causan un dolor agudo y rápido a los usuarios y propagan el pánico, también aseguran que las pérdidas se reconozcan y se distribuyan inmediatamente, sin permitir que la deuda 'mala' se acumule silenciosamente hasta el punto de la insolvencia sistémica total. El sistema se autocorrige por la fuerza, lo que, aunque no impide los shocks de volatilidad, sí limita el riesgo de una implosión prolongada y oculta, forzando a una purga constante del exceso de apalancamiento. Es esta diferencia estructural en la gestión de pérdidas —el reconocimiento inmediato de la deuda frente a su ocultamiento— lo que podría, con el tiempo y el refinamiento de los protocolos, hacer de DeFi un sistema inherentemente más resistente a largo plazo.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.