La reciente reunión de la Reserva Federal (Fed) ha tenido un impacto significativo en los mercados financieros, afectando tanto a Bitcoin como al índice S&P 500. Tras el anuncio de la Fed de mantener las tasas sin cambios, se ha observado un movimiento descendente en los precios.
Estas caídas reflejan una correlación fuerte entre Bitcoin y el S&P 500, que se ha mantenido durante el último mes, incluyendo la disminución de los últimos días. Además, la fortaleza del dólar estadounidense (DXY) ha aumentado, lo que también ha contribuido a la caída de los mercados de riesgo.
Ciertamente, cuando observamos que tanto Bitcoin como el S&P 500 experimentan caídas simultáneas, es común identificar una correlación entre ambos activos. Esto significa que sus precios se mueven de manera similar en un determinado período. Sin embargo, es crucial comprender que correlación no implica causalidad.
¿Qué significa esto? Que el hecho de que ambos activos estén cayendo al mismo tiempo no significa necesariamente que una caída esté causando la otra. Las razones detrás de estas disminuciones pueden ser múltiples y variadas.
¿Por qué es importante esta distinción? Porque los inversores a menudo buscan identificar las causas subyacentes de los movimientos del mercado para tomar decisiones más informadas. Si asumimos erróneamente que la caída de Bitcoin está causando la del S&P 500 (o viceversa), podríamos llegar a conclusiones incorrectas sobre el futuro de ambos mercados.
Correlación no es Causalidad
La correlación y la causalidad son conceptos que a menudo se confunden, pero es crucial entender la diferencia para interpretar datos de manera correcta. La correlación es simplemente una indicación de que dos variables tienen una relación estadística. Esto puede ser útil para identificar patrones o tendencias, pero no establece que una variable sea la causa directa de los cambios en la otra.
La causalidad, por otro lado, es una relación donde un evento es el resultado directo de otro. Establecer causalidad requiere un análisis más profundo y, a menudo, experimentación controlada para descartar otras variables y confirmar que una variable es la causa directa de otra.
En la investigación científica, es fundamental no saltar a conclusiones sobre la causalidad basándose solo en correlaciones observadas. Esto puede llevar a malentendidos y, en algunos casos, a políticas o decisiones basadas en suposiciones incorrectas. Por ejemplo, si se asumiera que el consumo de helado causa ahogamientos sin considerar la variable de la temperatura, podrían implementarse medidas que no aborden la verdadera causa del problema.
Por lo tanto, mientras que la correlación puede ser un punto de partida para la investigación, es solo a través del método científico y la experimentación rigurosa que podemos comenzar a entender las verdaderas relaciones causales entre las variables en nuestro mundo.
Las causas son múltiples
Tanto el S&P 500 como Bitcoin, a pesar de sus diferencias, comparten vulnerabilidades ante eventos globales. Factores como la incertidumbre económica, la inflación, la política monetaria, la intolerancia al riesgo y la inestabilidad geopolítica pueden desencadenar caídas en ambos mercados.
El S&P 500, como índice de las principales empresas estadounidenses, se ve afectado por factores específicos como los resultados empresariales y las regulaciones gubernamentales. Por otro lado, Bitcoin, siendo una criptomoneda, es sensible a regulaciones gubernamentales, adopción institucional, incidentes de seguridad y competencia de otras criptomonedas.
En fin, las caídas en ambos mercados son resultado de una combinación de factores internos y externos, y suelen ser eventos complejos y multifactoriales.
En pocas palabras: Tanto las acciones tradicionales como las criptomonedas son sensibles a eventos globales y, al mismo tiempo, factores específicos de cada mercado. Las caídas son comunes y suelen tener múltiples causas.
La dificultad de hacer una valoración
Las empresas tradicionales, con su estructura y activos tangibles, ofrecen una base más sólida para la valoración, permitiendo a los inversores analizar y predecir su desempeño futuro con herramientas como el análisis de estados financieros y la evaluación de su posición en el mercado. Por otro lado, las criptomonedas, como entidades digitales descentralizadas, representan un nuevo paradigma en el que la confianza y la especulación juegan roles predominantes.
La naturaleza volátil de las criptomonedas puede ser tanto un atractivo como un riesgo para los inversores. La falta de un flujo de caja predecible y la ausencia de activos físicos hacen que su valoración dependa en gran medida de factores psicológicos y de mercado, lo que puede llevar a fluctuaciones de precios extremadamente rápidas y significativas. Esto contrasta con las empresas, cuyo valor suele estar más estabilizado por su capacidad para generar ingresos y beneficios constantes.
Además, la regulación es un factor clave que diferencia a ambos. Mientras que las empresas están sujetas a un marco regulatorio bien establecido que busca proteger a los inversores y asegurar la transparencia del mercado, las criptomonedas operan en un terreno más ambiguo, donde la regulación aún está en proceso de definición y puede variar significativamente de una jurisdicción a otra.
En última instancia, la valoración de empresas y criptomonedas no solo refleja sus diferencias fundamentales en términos de tangibilidad, flujos de caja y regulación, sino que también destaca la diversidad de estrategias y enfoques de inversión disponibles en el mercado actual.
Mientras que algunos inversores prefieren la seguridad y previsibilidad de las empresas establecidas, otros buscan las oportunidades de alto riesgo y alta recompensa que ofrecen las criptomonedas.
Conclusión
Como mercado relativamente joven, dominado principalmente por inversores minoristas, Bitcoin es especialmente susceptible a las noticias, rumores y tendencias en las redes sociales. Esto significa que el sentimiento del mercado, más que los fundamentos económicos tradicionales, puede ser el principal impulsor de las fluctuaciones a corto plazo de Bitcoin.
A diferencia de las acciones de grandes empresas, que tienen un historial más largo y una base de inversores más diversificada, Bitcoin carece de una valoración intrínseca clara y estable. Su valor se deriva en gran medida de la creencia de los inversores en su potencial futuro. Esta característica lo hace más vulnerable a la especulación y a los cambios repentinos en la confianza de los inversores.
En resumen, mientras que el S&P 500 refleja en gran medida la salud económica de las empresas más grandes del mundo, Bitcoin es un activo digital cuyo valor está más ligado a la psicología de la multitud y a las expectativas futuras. Comprender esta dinámica es fundamental para cualquier inversor que considere incluir Bitcoin en su cartera.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.