¿Qué está pasando con el Bitcoin en Latinoamérica? Los países de Latinoamérica no son precisamente conocidos por la estabilidad de sus economías. La inflación, la corrupción, la burocracia y la ineficiencia son el pan nuestro de cada día para una ciudadanía que realmente desea progresar, pero los obstáculos abundan en demasía. Tradicionalmente, los gobiernos han dirigido sus políticas fiscales y monetarias con gran irresponsabilidad, creando así crisis tras crisis. El sistema bancario es sumamente excluyente, y el nivel de desigualdad en la región se encuentra entre los más altos del planeta. El sector informal es gigantesco, y muchos viven de las remesas que sus familiares en el primer mundo les envían, pero se ven obligados a pagar grandes comisiones. ¿Es Latinoamérica la próxima frontera para el Bitcoin? Bitcoin en Latinoamérica: Presente y futuro. 

En términos generales, la economía de los países latinoamericanos se ha basado principalmente en la exportación de materias primas y productos agrícolas. En los últimos años, los precios de estos rubros, debido a la demanda mundial, han experimentado un alza, estimulando el crecimiento económico en la mayoría de los países de la zona. También debemos mencionar que los ingresos registrados por el envío de remesas de inmigrantes latinoamericanos en los Estados Unidos y Europa hacia la zona ha sido considerable y el efecto en la economía es sumamente importante. Sin embargo, los altos índices de criminalidad, la baja educación y la ineficiencia gubernamental han sido frenos para el progreso. 

En efecto, Latinoamérica cuenta con una población muy joven y una clase media emergente que simpatiza con los avances tecnológicos. De hecho, la región, por encima de muchas regiones del mundo, se destaca por tener la mayor cantidad de usuarios de la Internet en proporción a la población total. Aunque no se ha establecido una industria de tecnología e innovación fuerte, el potencial de crecimiento es realmente enorme. Tecnológicamente hablando, Latinoamérica tiene más futuro que pasado. 

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Latinoamérica es una región sumamente grande y diversa. Comparte muchas características comunes, pero los escenarios cambian mucho de país a país debido a sus respectivas particularidades, como el tamaño de las poblaciones, los distintos niveles de desarrollo socioeconómico y el panorama político. El uso del Bitcoin y las criptomonedas en la región ha evolucionado a diferentes ritmos y velocidades en cada país debido a esta variedad a nivel nacional. Analizar la situación del Bitcoin en Latinoamérica pretendiendo que es un bloque perfectamente homogéneo daría conclusiones demasiado imprecisas.

Ahora bien, Bitcoin y las criptomonedas han llegado a Latinoamérica para quedarse y ya están cambiando las cosas. Las criptos se presentan como una solución muy efectiva para solventar muchos de los problemas que ha padecido la región por años y décadas. El interés está creciendo, y las transacciones en criptomonedas han aumentado aceleradamente en los últimos años. Latinoamérica es tierra fértil para las criptos, indudablemente. Entonces, exploremos algunos casos curiosos. 

Caso Venezuela

Venezuela lleva más de 20 años sumergida en una profunda crisis política y económica. En un país donde la producción doméstica de bienes y servicios en realidad es muy poca, la dependencia de las importaciones es abismal. En Venezuela casi todo es importado y la necesidad de obtener dólares es imperativa. Sin embargo, el Gobierno ha impuesto un severo control cambiario que asfixia con restricciones a los empresarios y a la economía en general. El país necesita insaciablemente dólares para poder funcionar, pero estos solo se pueden conseguir en el mercado negro (también llamado “mercado paralelo”), porque el proceso oficial para este fin en la práctica es inviable. 

Esta situación se agrava con el asunto de las remesas. Más de 6 millones de venezolanos han emigrado hacia otras latitudes para huir de la crisis humanitaria, y muchísimos de ellos envían regularmente dinero a sus familiares aún en el país. Muchos dependen de esta ayuda del exterior para subsistir y sobrellevar la crisis. Entonces, el cambio de divisas en Venezuela se ha convertido en un hecho tan cotidiano como la costumbre de caminar.  

Por décadas, los venezolanos han evitado ahorrar en Bolívares, la moneda de curso legal que se devalúa constantemente a un ritmo descomunal, y han escogido históricamente refugiarse en el dólar y bienes en el extranjero. Recientemente, un sector de considerable tamaño ha elegido también invertir en criptomonedas para escapar de la crisis. De hecho, la comunidad Bitcoin en Venezuela sobresale como una de las más fuertes en el campo de la minería de bitcoins debido al subsidio que el gobierno venezolano ofrece al consumo eléctrico. Todo esto es cierto. Sin embargo, existe suficiente evidencia anecdótica como para asegurar que el Bitcoin es principalmente utilizado dentro del mercado paralelo como un puente para el intercambio de divisas, y no solamente como un instrumento exclusivamente de inversión. Es decir, se usa el Bitcoin para comprar y vender dólares al margen de los entes oficiales. Para nada es un accidente que Venezuela figure como uno de los países del mundo con mayor actividad en Localbitcoins, según datos suministrados por la página web CoinDance. En otras palabras, el mercado negro del dólar y el Bitcoin están estrechamente relacionados en Venezuela. 

La relación del Gobierno de Venezuela con las criptomonedas ha tenido sus altibajos. Luego de un periodo inicial de persecución de mineros e inversores, el Gobierno ha tomado últimamente una actitud más favorable. Incluso, el presidente Nicolás Maduro anunció el lanzamiento de su propia criptomoneda, el Petro. Según Maduro, la iniciativa surge como una manera para obtener mayor independencia financiera. Sin embargo, todavía hay muchas preguntas sin contestar con respecto al controvertido y ambivalente Petro desde el punto de vista técnico, desde el punto de vista regulatorio y en materia de implementación. 

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Caso Argentina

Argentina es una de los países más grandes del mundo y una de las economías más vibrantes de Sudamérica. Su economía depende principalmente de sus recursos naturales y la exportación de su poderoso sector agrícola, y cuenta con un creciente sector tecnológico, una población educada y un nivel de desarrollo humano relativamente alto. El Bitcoin no es una moneda de curso legal, sin embargo carece de restricciones significativas. La minería de Bitcoin y las casas de cambio son legales, y el Bitcoin es considerado una mercancía bajo su código civil. Argentina es la campeona de la adaptación del Bitcoin en Latinoamérica.

Buenos Aires se posiciona como una de las criptocapitales del mundo. Según un estudio realizado por Forbes, en la capital argentina más de 130 comercios aceptan bitcoins. La ciudad también cuenta con varios cajeros automáticos dedicados la compra y venta de este activo digital. La comunidad cripto es sumamente dinámica y en sano crecimiento. Eso la coloca entre los líderes en el mundo en materia de adaptación como bien lo señala Forbes. Argentina es un país famoso por las crisis monetarias, por las restricciones cambiarias y por tener una historia de alta inflación. Entonces, el Bitcoin goza de gran atractivo en un sector importante de la población como un medio para resguardar valor y como medio de intercambio. 

El Cronista, el 4 junio, informó sobre una reunión donde participaron representantes de la Unidad de Información Financiera, el Banco Central, la Secretaría de Finanzas y el Ministerio de Producción para discutir la regulación de los criptoactivos en el país. Está previsto realizar reuniones periódicas de aquí a noviembre de este año con las empresas privadas y diferentes organismos gubernamentales para potenciar un equilibrio entre la innovación y la protección de los inversores desde la regulación. 

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El pasado 6 de junio también se realizó un debate sobre un proyecto de ley sobre criptomonedas en el Congreso de la Nación que contó con la participación de estudiantes provenientes de 9 de las principales universidades del país dentro de un programa llamado ”Cambio de Roles”, según informó Parlamentario.com. Es decir, el Bitcoin y las criptomonedas obviamente están en la agenda legislativa de la nación. Seguramente, un marco regulatoria más completo está en camino.  

Regulación de las criptomonedas en Latinoamérica

Todavía no existe un acuerdo global sobre la regulación de las criptomonedas en la región. Sin embargo, el auge de su uso en el público está obligando cada vez más a los gobiernos de la región a ocuparse del tema. En términos generales, las autoridades gubernamentales en Latinoamérica están retrasadas en materia regulatoria con respecto a otras regiones, pero poco a poco han dado pasos para ponerse al día.  

El pionero regional en esta arena ha sido México con su ley Fintech establecida a mediados del año pasado. La normativa regula el uso de las criptomonedas y las operaciones de las casas de cambio de criptomonedas. Esta ley en muchos aspectos es un gran avance, pero muchas argumentan que en algunas áreas es desfavorable para el ecosistema. 

En América Central, el caso de Costa Rica es interesante, porque algunas disposiciones en su legislación permiten a las empresas la posibilidad de pagar a sus empleados parte de los salarios con otros tipos de activos, además de la moneda de curso legal, siempre que las partes estén de acuerdo. Esto podría dar pie al uso de las criptomonedas. 

El uso del Bitcoin está muy difundido en Chile, pero no tiene regulación, poniendo al país sureño en una posición ambivalente. La Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras del país mantiene una postura restrictiva y cuentas bancarias de algunas casas de cambio de criptomonedas han sido cerradas. Algo similar ocurre en Brasil, El Salvador, República Dominicana, Uruguay y Colombia donde la legislación no es muy clara, y las autoridades han tomado posiciones contradictorias. En el caso de Bolivia y Ecuador, la prohibición sí es oficial. 

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La situación del Bitcoin y las criptomonedas en Latinoamérica varía en cada país, y depende mucho del ambiente nacional. La región es muy amplia y diversa como para considerarla un bloque unitario. La comunidad Bitcoin en cada país se ha desarrollado a diferentes ritmos, y su enfoque varía mucho como consecuencia de las condiciones del entorno donde estas operan.  Varios aspectos influyen, como el tamaño, el desarrollo tecnológico y socioeconómico, la realidad política y la legislación. Existen casos emblemáticos como el argentino, el venezolano y el mexicano. Sin embargo, también existen casos contradictorios, ambivalentes y hasta prohibitivos. 

El camino es largo, y el potencial de crecimiento sumamente significativo. En una zona, que históricamente ha sufrido reiteradamente de restricciones económicas, excesivo control gubernamental y mal manejo monetario, el Bitcoin se presenta como una solución viable para muchos de los problemas financieros de sus habitantes. 

La preocupación principal podría centrarse en el tema regulatorio. Históricamente, los gobiernos latinoamericanos han tendido a rechazar las innovaciones con demasiada facilidad, y sus legisladores están acostumbras a redactar leyes sin mucha delicadez y reflexión. Es más, por lo general son muy toscos y rudos en el campo regulatorio. Esta tendencia generalizada en la zona podría colocarle obstáculos en el camino a las criptomonedas y su desarrollo en la región. La esperanza es que cambien sus maneras y en el caso del Bitcoin actúan como mayor sensatez que el pasado. Latinoamérica es y será territorio Bitcoin. 

Las opiniones expresadas aquí son las del autor y no representan necesariamente las opiniones de Cointelegraph.com