El nuevo año comenzó con un pesimismo generalizado. Muchas encuestas nos revelan que la abrumadora mayoría de los operadores en Wall Street anticipan una recesión para el 2023. Esto significa más dolor para los mercados. O sea, en términos generales, valoraciones aún más bajas. Hay escasez de compradores, porque el futuro cercano no se muestra muy alentador. Entonces, los inversores están ocupados acumulando efectivo esperan mejores momentos para retornar a la palestra. 

La inflación, el mercado laboral y la política monetaria son las grandes piedras en el zapato. La inflación es un problema, porque las fallas relacionadas al suministro van más allá de los alcances de los bancos centrales. En muchos sentidos, la Reserva Federal de los Estados Unidos se ve en la obligación de reaccionar a los reportes. ¿Por qué? Porque no tiene más opción. Si el sistema ferroviario se va a paro, esta crisis logística generaría una presión inflacionaria por el lado del suministro. ¿Qué puede hacer la Reserva al respecto? Nada. Si la OPEP+ recorta aún más la producción, el precio del petróleo se va para arriba. ¿Qué puede hacer la Reserva al respecto? Nada. Si China paraliza sus fábricas, la exportación disminuye. ¿Qué puede hacer la Reserva al respecto? Nada.

Si el suministro cae, la única manera de recuperar el equilibrio es mediante una reducción, vía política monetaria, de la demanda. Debido a un aumento en el costo del crédito, se frena el gasto. Pero, al reducirse el gasto, también se reducen los ingresos. En consecuencia, la nueva realidad exige un reajuste de las valoraciones de los activos productivos y no productivos.

La incertidumbre actual surge de nuestra incapacidad de predecir el comportamiento exacto de las cadenas de producción y distribución a nivel global. ¿Podemos predecir el desarrollo de la guerra en Europa? ¿Podemos predecir las decisiones de la OPEP+? ¿Podemos predecir la dureza de la recesión en Europa? ¿Podemos predecir el efecto del cambio climático en la producción de alimentos? ¿Podemos predecir la situación en China? Me temo que la respuesta para todas estas preguntas es un no.

Todo evento que frene el suministro aumenta los precios y eso, automáticamente, se convertirá en una razón más para que la Reserva Federal incremente la intensidad de su política de endurecimiento monetario. A mayor endurecimiento, mayor será el dolor. Para la economía y para los mercados financieros (S&P 500, Nasdaq, Bitcoin, etc). Lamentablemente, este dolor temporal es necesario para poder retornar al objetivo de 2% de inflación interanual. Para la salud de la económia en el largo plazo, solucionar el problema de inflación es una prioridad (con recesión o sin recesión). Si hay dolor, pues, que haya dolor. Pero una inflación fuera de control no se puede permitir por mucho tiempo.

Ahora bien, lo que está sucediendo en el mercado laboral (EEUU) en este momento es otro peso sobre los hombros. Un mercado sobrecalentado durante una situación de baja productividad añade mayores presiones inflacionarias. Porque la demanda no puede ser sustentada por la oferta. Por ende, los precios no tienen más opción que subir. Ante esta situación tan peculiar, la responsabilidad vuelve a caer en manos de la Reserva Federal. Si el mercado laboral no se enfría pronto, eso implica que debe ser enfriado mediante una política de endurecimiento monetario más agresiva. Lo que, a su vez, significa que habrá menos dinero disponible para el gasto. Por ende, las valoraciones de los activos productivos y no productivos tendrán que reajustarse aún más. ¿Se enfriará el mercado laboral con las tasas actuales? Todavía no lo sabemos a ciencia cierta. De pronto, sí. De pronto, no. Si el “no” gana, el golpe prejudicará aún más a las valoraciones, porque nuevos reajustes serán necesarios.

Lamentablemente, en esta lucha contra la inflación, muchas cosas pueden salir mal. Y, cuando muchas cosas pueden salir, normalmente, algo sale mal. Esta visión está ganando mucho terreno entre los inversores. Lo que naturalmente afecta los pronósticos y las expectativas. Por ende, a las decisiones de hoy y los planes de mañana.

¿Dónde está el fondo? ¿En el ayer o en el mañana? Para encontrar la respuesta a este enigma, de pronto, lo más sencillo es ir a lo más básico. ¿Por qué compra un comprador? Un comprador compra hoy ante la expectativa de una mayor demanda mañana. Si se espera que la demanda de mañana sea menor a la demanda de hoy, no compra. Espera. O vende. 

Debemos recordar que la motivación del comprador promedio es obtener una ganancia. Entonces, la intención es comprar “barato” hoy para vender “caro” mañana. O, dicho de otra manera, por mucho que el precio haya bajado, si el comprador cree que el precio de mañana será menor al precio de hoy, el comprador espera por la oportunidad de comprar al mejor precio posible. Pero el mejor precio no es el precio más bajo. El mejor precio posible es el precio más bajo antes de la recuperación. O sea, se requiere una luz al final del túnel. Y esa luz es la proyección de una mayor demanda.

Volvamos en el tiempo, recordemos los dos últimos ciclos. ¿Qué motivó aquellas alzas? En el 2017, la llegada del capital institucional gracias a los contratos de futuros de btc del grupo CME alimentaron la codicia durante muchos meses. En el 2020, la llegada del capital institucional de nuevo. Claro que no es casualidad que una política monetaria flexible jugó un rol fundamental en aquellos booms especulativos.

¿Ahora? ¿La llegada del capital institucional? En el 2017, se habló de Bitcoin con entusiasmo. En el 2020, se habló de Bitcoin con entusiasmo. ¿Ahora? Ahora las instituciones tienen muchos problemas en casa. Las pérdidas han sido muchas. Y la meta es no perder más. La gran mayoría de las instituciones están en modo protección. Lo que no se busca es estabilidad para no seguir perdiendo clientes. Las instituciones están caminando sobre hielo. Por ende, está actuando con mucha cautela. ¿Bitcoin? No, no por el momento. Hay que esperar que las aguas se calmen para volver a tomar ese tipo de riesgos. El dólar ha sido el gran ganador en estos tiempos de volatilidad e incertidumbre. Así, nos guste o no, están las cosas. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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