Jerome Powell, el director de la Reserva Federal de los Estados Unidos, le ha dicho al Congreso (EEUU) que seguramente las tasas de interés tendrán que subir más de lo anticipado debido a los últimos datos de inflación. Esto entra en fuerte contradicción con las suposiciones hechas por el mercado para justificar las últimas alzas. La más reciente racha alcista se basó precisamente en la idea de que la lucha contra la inflación estaba prácticamente ganada y que, más temprano que tarde, la Reserva Federal tendría que dar un giro en lo monetario. Lo que, a su vez, implica que los activos de riesgo como Bitcoin finalmente obtendrán su anhelada recuperación. ¡Hola, temporada alcista! El optimismo invadió a los inversores y el mejor escenario posible se presentó como el escenario más probable. Los comentarios de Powell llegaron para contradecir esa expectativa.

Todo inversor compra con una expectativa. Y esa expectativa se construye sobre una interpretación de la situación. Aquí lo relevante es la diferencia que existe entre el hoy y el mañana. ¿Estaremos mejor? ¿O estaremos peor? ¿Habrá más demanda? ¿O habrá menos demanda?

¿Qué narrativa impulsó la última oleada de optimismo? Se trata de una narrativa que suponía que la inflación estaba cayendo y que todo iba viento en popa. Debido a este éxito, seguramente, la Reserva Federal no tendría que subir las tasas de interés por encima del 5%. A este nivel, la inflación caería, pero sin causar mayores daños a la economía. Lo que significa que nos encontramos en un buen momento para comprar activos financieros, porque lo peor ya pasó y lo mejor está por venir. Es momento de comprar.

Esta narrativa, en efecto, obtuvo muchos seguidores. Y, en cuestión de semanas, se convirtió en una profecía auto cumplida. Las primeras compras causaron las primeras alzas. Y las primeras alzas sirvieron para avivar el sentimiento alcista. Entonces, a partir de cierto punto, el precio comenzó a subir por el simple hecho de que el precio había subido, creando así unas expectativas cada vez más irracionales. Los inversores interpretaron las primeras alzas como una vacilación de la narrativa. Lo que motivó la llegada de más compradores. Pero, después de cierto punto, se cayó en la exageración. Y el precio subió, porque el mercado ha caído en una especie de hechizo. Los inversores ven lo que quieren ver. Y, en el proceso, se rompe con la realidad. El mercado no se ha vuelto loco y se ha entrado en el delirio.

Si el mercado confirma las expectativas de los inversores, los inversores tienden a elevar sus expectativas, cayendo en un ciclo de autoafirmación. Por el contrario, si el mercado contradice las expectativas de los inversores, los inversores normalmente escogen la corrección. Si las expectativas logran elevarse demasiado, en el momento de la contracción, la corrección se torna más violenta. O sea, después de la euforia, viene el pánico.

Powell habla. Dijo lo que dijo. Y el mercado reacciona. El Dow Jones cayó 574,98 puntos, o un 1,72 %, a 32.856,46; el S&P 500 perdió 62,05 puntos, o un 1,53%, a 3.986,37; y el Nasdaq Composite cayó 145,40 puntos, o un 1,25 por ciento, a 11.530,33. ¿Por qué sucede esto? Bueno, porque, en el mundo de las inversiones, el crédito lo mueve todo. Y no hay acreedor más importante en este planeta que la Reserva Federal de los Estados Unidos.

Ahora bien, la inflación es un fenómeno multifactorial. O sea, es un fenómeno muy complejo que depende de muchos factores. Y casi todos estos factores son variables. O, dicho de otro modo, muchos casos pueden salir mal. Y, lamentablemente, cuando muchas cosas pueden salir mal, algo siempre sale mal. Entonces, una vez que la inflación se sale de control, casi siempre es un error cantar victoria antes de tiempo. No se trata de una lucha sencilla. Podemos obtener avances, por un lado. Pero, luego, podemos obtener retrocesos por el otro.

Cierto que muchos de los nudos en las cadenas de producción y distribución se han desenredado bastante. Cierto que los precios de la energía y algunos alimentos han caído debido al aumento en los costos de crédito. Es decir, por el lado del suministro no estamos tan mal como antes. Sin embargo, cuando el pobre lava, llueve. Ahora el problema yace principalmente en el sector servicios. Debido a los costos laborales, los precios están aumentando.

El mercado laboral estadounidense está demasiado ajustado. ¿Por qué está tan ajustado? Al parecer, se encuentra sorpresivamente ajustado debido a una combinación de factores. Lo cierto es que se trata de una situación bastante atípica. En condiciones ideales, un mercado laboral así de ajustado no es otra cosa que una buena noticia. Sin embargo, la productividad debe ir a la par del empleo. De lo contrario, esa demanda se convierte en presión inflacionaria.

La Reserva Federal al aumentar los costos del crédito lo que busca es reducir la demanda. Reduciendo la demanda, lo que se busca es bajar la inflación. O sea, la demanda, al alinearse, con el suministro, se establece el equilibrio.

Supongamos que, pese a las subidas de interés, la inflación se rehúsa a bajar. ¿Qué se debe hacer? Bueno, lamentablemente, la solución en estos casos es subir aún más los intereses. Y, precisamente, eso es lo que ha sugerido Powell. Los últimos datos de inflación no son muy alentadores. Seguramente, la Reserva Federal no tendrá más opción que subir las tasas más de lo anticipado.

Inevitablemente, este cambio tiene un fuerte impacto en las valoraciones. Porque el precio de los activos financieros siempre debe sopesar el contexto monetario. Simple. No podemos pretender que la demanda con un interés en 5% sea igual a la demanda con unos intereses por encima de 5%. El precio de Bitcoin no puede ser el mismo en todos los contextos monetarios. Un cambio de expectativas significa un cambio de valoración. 

En el pasado, Bitcoin ha prosperado dentro de un contexto de crédito barato y poca inflación. Ahora el contexto es otro. ¿Tiene sentido trazar líneas en una gráfica y asumir que la historia se repetirá al pie de la letra? Muchos piensan que el precio de Bitcoin está predestinado. O sea, es únicamente cuestión de tiempo. Sin embargo, este es un pensamiento bastante supersticioso. En el mundo de las inversiones, la liquidez lo es todo. Y no podemos subestimar la importancia del crédito en la demanda. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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