Aún hoy muchos creen que la tendencia cripto está relacionada con Blockchain. Sin embargo, aunque compartan componentes tecnológicos, al igual que los comparten con otras, como la tendencia de la firma digital o la tendencia de la criptografía, no pueden ser más diferentes.

Cripto es una tendencia que tiene un factor que lo diferencia de Blockchain: es disruptivo. Es decir, los proyectos tienen un crecimiento exponencial, cambian el status quo de las empresas establecidas, personas y gobiernos, y normalmente tienen 5 propiedades: son “abiertos, públicos, sin fronteras, neutrales y resistentes a la censura”. Tienen estas propiedades porque, a diferencia de los proyectos Blockchain, se trata de proyectos lanzados sobre redes públicas, de donde se heredan.

Una DAO, por ejemplo, hereda estas 5 propiedades y las aplica a la gobernanza y coordinación entre personas. Por eso es disruptivo, es decir, con capacidad de crecer exponencialmente, y de cambiar el status quo de las empresas líderes en este segmento hasta ahora. En el caso de las DAO, cambian el status quo de las ONG, Las fundaciones y las empresas que gestionan software libre, por ejemplo. Un consorcio, en cambio, aunque es un fenómeno novedoso, no es diferente en capacidades y alcance que una asociación entre empresas.

Blockchain es una tendencia diferente. Tiene que ver con reinterpretar la tecnología Blockchain (habitualmente DLT, sin criptomonedas) y usarla en la transformación digital. La transformación digital es algo totalmente diferente. Tiene que ver con la eficiencia, y es importante, pero no es disruptivo ni genera nuevos negocios de crecimiento exponencial. Digitalizar un proceso, la firma digital o la creación de tokens en redes privadas son algunos ejemplos de transformación digital.

Los consorcios, por ejemplo, son parte de un fenómeno que no es público (no se puede usar sin permiso previo, suelen denominarse redes “públicas permisionadas”), no es abierto (no podemos lanzar cualquier proyecto sobre un consorcio, tiene estatutos, que en el caso de los consorcios españoles prohíben el uso de criptomonedas), no es borderless (nace por la necesidad de una red con servidores en territorio europeo), no es neutral (Potion Labs no podría desplegarse en un consorcio), y obviamente no es resistente a la censura (atienden a normas internas o las presiones de los lobbys para cesar actividades).

Es importante que, como sector, entendamos cuáles son las características que nos definen, y las comuniquemos de forma adecuada. De esta forma cuando una comunidad autónoma financie Blockchain con la creación de un centro de excelencia, podrá hacerlo por preferencia y programa electoral, pero no lo hará por confusión o por desconocimiento del sector crypto. Poner nuestro sector en la agenda pública es ya otra batalla diferente, pero es complicado hacerlo sin el posicionamiento adecuado. Cripto no es Blockchain.

Alberto G. Toribio es embajador de Crypto Plaza. Anteriormente trabajó como especialista en tecnología e innovación abierta en Caixabank, como especialista blockchain en Bankia y como CTO en Barrabés.biz

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