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Gustavo GodoyGustavo Godoy

Criptoanarquía: ¿sueño roto por el gobierno?

El gobierno regula, limita y sanciona. ¿Se acabaron los sueños de libertad?

Criptoanarquía: ¿sueño roto por el gobierno?
Opinión

Hace más de ocho años, cuando escuché por primera vez sobre Bitcoin, me pareció una idea fascinante. Se trataba de una moneda digital que no dependía de ningún gobierno ni banco central, sino de una red descentralizada de computadoras que validaban las transacciones. Era como una utopía libertaria, donde cada persona era dueña de su dinero y podía usarlo como quisiera, sin intermediarios ni impuestos. Era como una separación definitiva entre el gobierno y la economía.

Pero con el paso del tiempo, la industria cripto ha cambiado mucho. Ya no se trata solo de Bitcoin, sino de miles de criptomonedas, tokens, protocolos y plataformas que ofrecen todo tipo de servicios financieros, desde préstamos hasta apuestas. Y para poder operar en este mercado, muchas empresas han tenido que adaptarse a las normas y regulaciones de los países donde tienen clientes, empleados o sedes. Los gobiernos han empezado a intervenir para supervisar y hacer cumplir las leyes, como el pago de impuestos, la prevención del lavado de dinero o la protección de los consumidores.

Un caso emblemático es el de Binance, el mayor exchange de criptomonedas del mundo, que ha sido objeto de investigaciones, multas y restricciones por parte de varios reguladores, como el Reino Unido, Japón o Estados Unidos. Esto ha obligado a Binance a reducir sus servicios, aumentar sus requisitos de identificación y buscar alianzas con entidades financieras tradicionales. Se podría decir que este es el fin de un sueño: el de la criptoanarquía total. Y el inicio de una nueva etapa: la de una industria más integrada al mundo de las leyes y el gobierno.

Resulta que Binance no era tan inocente como parecía. Según las autoridades federales de EE. UU., Binance facilitó el lavado de dinero, eludió las sanciones y permitió el comercio ilegal. Vamos, que se portó muy mal. ¿Libertad o libertinaje? El libertinaje implica el abuso de la libertad para actuar de forma irresponsable y sin considerar las consecuencias o los derechos ajenos.

Ahora bien, Binance, para evitar una multa mayor o una prohibición total, ha llegado a un acuerdo con el gobierno de EE. UU. Según el acuerdo, Binance tendrá que implementar medidas de cumplimiento normativo, como verificar la identidad de sus clientes, compartir información con el gobierno y bloquear las transacciones prohibidas. En otras palabras, Binance tendrá que hacer lo mismo que hacen los bancos tradicionales.

Este acuerdo simboliza, en cierto modo, el fin del sueño de las criptomonedas de crear un sistema financiero alternativo, descentralizado y autónomo, que se sustrajera del control y la supervisión del poder estatal. Ahora, Binance tendrá que rendir cuentas ante el tío Sam, y quizás también ante otros gobiernos que quieran seguir su ejemplo. El acuerdo de Binance podría sentar un precedente para que otras plataformas de criptomonedas se sometan a la regulación estatal, lo que podría limitar la diversidad y la experimentación en el sector.

Algunos puristas podrían decir que Binance no es Bitcoin. Y técnicamente tendrían razón. Pero teniendo en cuenta que la mayor parte de la actividad se concentra en unos pocos exchanges y que Binance es el más grande de ellos, es como decir que McDonald's no es comida. O que Netflix no es cine. O que TikTok no es entrenamiento. 

Binance es, para bien o para mal, una parte esencial del ecosistema cripto. Es el lugar donde millones de personas compran, venden, intercambian y almacenan sus criptomonedas. Es el lugar donde se crean y se destruyen tendencias, donde se generan y se pierden fortunas, donde se innova y se copia. Es el lugar donde se vive y se respira cripto.

Así que, ¿es Binance Bitcoin? No, pero tampoco es tan diferente. Sin lugar de dudas, la relación es estrecha.

Pero en relación con este acuerdo no todo es malo. El acuerdo de Binance también podría ofrecer algunas ventajas, como una mayor seguridad, legitimidad y confianza para los usuarios de criptomonedas, así como una mayor cooperación entre los actores públicos y privados para combatir el crimen y el terrorismo financiero. Al fin y al cabo, las criptomonedas no son solo una forma de especular o de evadir impuestos, sino también una herramienta para mejorar la inclusión financiera, la innovación y la democracia.

El acuerdo de Binance muestra que las criptomonedas no pueden escapar del poder estatal, sino que tendrán que adaptarse y negociar con él. Tal vez, este sea el precio que hay que pagar para que las criptomonedas se conviertan en una realidad global y masiva. O tal vez, este sea el principio del fin de la utopía cripto.

¿Te gustaría comer la torta y al mismo tiempo tener la torta? Pues, lo siento, pero eso es imposible. A menos que seas un mago o un ilusionista, no puedes disfrutar de algo y conservarlo al mismo tiempo. Esa es una de las leyes básicas de la vida, y también de la economía.

Muchas personas sueñan con tener mucho dinero, pero no quieren que nadie les diga nada. No quieren que el gobierno, los bancos o las instituciones les impongan sus reglas, sus impuestos o sus condiciones. Quieren ser libres, independientes y soberanos.

Pero el dinero no crece en los árboles, ni cae del cielo. El dinero viene de otras personas, que lo prestan, lo invierten o lo donan. Y esas personas, naturalmente, quieren garantías de que su dinero está a salvo, de que se les devolverá o de que se usará para fines nobles. No quieren que se les engañe, se les robe o se les desperdicie.

Así que, si quieres dinero de los Estados Unidos, tienes que aceptar las reglas del juego de Estados Unidos. Tienes que cumplir con tus obligaciones, respetar las leyes y rendir cuentas. No puedes tener la torta y comértela también. A menos que, claro, prefieras una torta de mentira.

Hay personas que creen que en el amor es incondicional, que se puede recibir sin dar nada a cambio. Esas personas son los niños, los hippies y los comunistas. Para ellos, todo debe gratis, fácil y feliz.

Pero para el resto de nosotros, la realidad es otra. Todo tiene un precio, y hay que pagarlo. Si queremos que la SEC nos apruebe los ETFs, si queremos el dinero de gobiernos, bancos e instituciones, si queremos que el precio de Bitcoin se dispare por la demanda, hay que seguir las reglas. Eso es lo que nos hace adultos, y no adolescentes.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.