La debacle del ‘DAO’ trajo como consecuencia algo que muchos ya venían advirtiendo: las criptomonedas facilitan enormemente la entrada de inversores pequeños a iniciativas o proyectos nuevos, sin embargo, el riesgo es más elevado que en inversiones tradicionales pues las transferencias son inmediatas y desregularizadas. Otra de las consecuencias fue la separación o Hard-Fork de la red Ethereum en dos cadenas de bloques, una, que actualmente es la ‘oficial’ y cuyo valor ronda los $12, y la ‘clásica’, con una comunidad más fiel al principio de la inmutabilidad que caracteriza Bitcoin.

Sin embargo, los problemas para Ethereum no acabaron ahí: una vulnerabilidad descubierta por un atacante (o grupo) malicioso ha causado que en la última semana las transacciones de la red Ethereum se tarden más de lo habitual. Más preocupante aún, el tamaño de la cadena de bloques pasó de 3 GB a más de 13 GB.

¿Cuál fue la vulnerabilidad descubierta en la red Ethereum?

En Ethereum, las aplicaciones Descentralizadas o Smart Contracts pagan una cantidad de gas (fracciones de Ether) por realizar operaciones de computo, cada una (matemáticas y lógicas) tienen un costo. El atacante se aprovechó de que muchas de estas operaciones se encuentran ‘a precio de gallina flaca’ para realizar múltiples transacciones baratas para colapsar la red.

¿Qué solución se planteó la fundación Ethereum?

Los desarrolladores de las múltiples implementaciones del protocolo Ethereum llegaron rápidamente al consenso de que había que incrementar el costo de las operaciones lógicas y matemáticas que se pueden programar en los contratos inteligentes.

Debido a la naturaleza de estos cambios, será necesario un hard-fork para poder implementarlos, es decir, los mineros y nodos deberán obligatoriamente actualizar su cliente ETH a la última versión para poder seguir funcionando.