No hay persona más desdichada que la que no tiene problemas. Sí, porque musculo que no se usa, se atrofia. Necesitamos desafíos para crecer. Las crisis no solo son inevitables, son necesarias. Si el universo no nos incomoda, no nos moveríamos. Es por eso que debemos replantear por completo el concepto que tenemos de las crisis. Debemos dejar atrás la idea de la crisis como una tragedia. Hay que verlas como una especie de campamento de formación. Sabemos que la jornada será dura, pero todo será para mejor. De cada desafío nace una nueva capacidad. Las crisis no son para los flojos ni para los quejosos. Esto es Esparta. Y somos guerreros. Como bien dijo el tío Nietzsche, lo que no te mata te hace más fuerte. ¿Cómo navegar la crisis sin morir en el intento? Bueno, nos convertimos en tiburones y nadamos como nunca. 

Lo peor que podemos hacer durante una crisis es caer en la nostalgia o el reproche. El recuerdo de glorias pasadas, las oportunidades perdidas, lamentos estériles. ¡Error! Toda nuestra energía debe girar en torno a una cosa, y a una cosa solamente: Sobrevivir. Nuestro campamento de formación tiene día de comienzo y, tarde o temprano, tendrá día final. No podemos desperdiciar el tiempo quejándonos de nuestras penurias. Lo más importante es hacer lo que se tiene que hacer. Si Mike Tyson nos golpea en la cara, nosotros le mordemos la oreja. Durante una crisis, hay que trabajar más. La marea sube, la marea baja, pero lo importante seguir nadando. Nadar sin parar.

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El mejor manual para afrontar una crisis es probablemente la gran novela de Daniel Defoe, Robinson Crusoe. Defoe había vivido, de niño, la gran peste que asoló a Londres a mediados del siglo XVII. Luego, de adulto, se convirtió en hombre de negocios, pero al poco tiempo tuvo que declararse en bancarrota agobiado por las deudas. Su célebre novela no se trata del sueño romántico de un hombre en completa soledad que vive de la naturaleza. De hecho, es la historia de un empresario en aprietos que debe organizarse y trabajar duro para sobrevivir. El naufragio es una especie de “empresa de purificación”. Robinson fragmenta sus días metódicamente. Reflexiona sobre todo. Y siempre está buscando el beneficio de cada acción. En otras palabras, es un capitalista nato. Las crisis se afrontan con ética de trabajo al estilo de los antiguos protestantes. O sea, como un Robinson Crusoe. 

Primero, hay que mantener la calma y nunca entrar en pánico. No hay tragedia, porque hay salida. Desde el momento que entendemos que hay una salida futura, el presente se nos vuelve menos trágico. Esto pasará. Tarde o temprano, todo esto pasará. Nada es para siempre. De algún modo u otro, encontremos la fuerza y el ingenio para salir de esto. Debemos confiar en nuestros poderes. Esta crisis la solucionaremos al igual que solucionamos las anteriores. Lo que antes nos parecía imposible, lo volvimos posible. Bueno, esta vez será igual. Resistiremos, y sobreviviremos. Y saldremos de eso mejores que antes. 

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OK, OK, ya mencionamos el tema de la actitud y el estado mental idóneo para afrontar una crisis como los campeones. Ahora hablemos de las estrategias. Por supuesto, hablando de una crisis económica. Nuestro plan va a depender mucho de nuestra situación. Obviamente que no es lo mismo tener un millón de dólares en el bolsillo y un trabajo estable, que no tener ni un medio partido por mitad, y ser un desocupado. Sin embargo, sí existen ciertos principios que aplican casi universalmente.  

En primer lugar, debemos apretarnos el cinturón. Debemos tomar papel y lápiz, y comenzar a recortar ese presupuesto de gastos lo más que podamos. Todo lo que no sea estrictamente necesario no será para este momento. Podría ser para después, pero no por ahora. Estamos en campamento. Y en un campamento mientras menos cosas mejor. Menos es más. No, ese teléfono nuevo con 4 cámaras no. No televisor inteligente gigante nuevo. No silla que da masajes. ¿La remodelación de la casa del perro? No. ¿Segunda luna de miel en Honolulu? No para este año, querida. ¡Austeridad! Nada que no haría un monje tibetano. 

Como ya hablamos de los gastos, ahora hablemos de aumentar nuestros ingresos. No estoy hablando de aumentar deudas en la tarjeta de crédito. Me refiero a trabajar duro. Debemos trabajar más horas. Y debemos trabajar con mayor inteligencia. Durante las crisis, no todos los sectores se van por el drenaje. Hay sectores no cíclicos y sectores que surgen en las crisis. La comida, por ejemplo. A veces hay que ser flexible durante la crisis, y cambiar de nicho. Tal vez no sea nuestra especialidad. Pero de pronto el dinero está en otro lado. Bueno, hay que seguir al dinero. Debemos ser obsesivos y convertimos en una máquina de producción.  

Ahora bien, nuestras inversiones. ¿Qué hacemos con nuestras inversiones? ¿Qué hago con mis Bitcoins?  Escríbanse esto en la frente con un marcador rojo permanente. Sí, de esos que no se borran ni con alcohol: “NO VENDER LAS COSAS”. Durante una crisis, nunca vender. No vender después de una caída en el precio. No debemos caer en el pánico jamás. Todos son víctimas del miedo y el precio se desploma. Pero nosotros debemos tener nervios de acero. En la crisis, no se vende. Repitan conmigo: No se vende. 

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Pero sí se puede comprar. Todos saltando del barco, pero uno buscando el puesto de capitán. Tomamos el timón y navegamos la tormenta. Al ver los precios por el piso, nos llenamos de codicia y le compramos a los miedosos. Si ellos quieren regalar sus cosas, ¿quiénes somos nosotros para invadirlo? Te lo compro, miedoso. Toma tus tres peniques. 

Claro que, si vas a invertir, se supone que tienes capital. No me refiero a “dinero”. Me refiero a “capital”. Ese dinero que te sobra y no necesitas. Que te puedes dar el lujo de invertir en algo y esperar por 3 años o más. Capital no es el dinero de la renta o el dinero del mercado del mes. Si estás desempleado y no tienes ahorros, entonces nos tienes capital. Por ende, no es tu momento para invertir. Ya será para la próxima. 

Esto me lleva a otro punto. Las crisis son una prueba para nuestro carácter. Son para mostrar humanidad. Son tiempos para ser solidarios, generosos, amables, creativos, fuertes. Pero también para ser prudentes. No es momento de locuras ni de grandes riesgos. La gente cae en las estafas durante las crisis porque la necesidad los lleva a ser muy insensatos. Bueno, la crisis es tiempo de sensatez, de paciencia, de estoicismo. Nada de inventos raros. Hay que ser como la hormiguita de la fábula. ¿Cómo se afronta una crisis? Con voluntad de hierro.