Una guerra en Europa, una inflación galopante, una pandemia de nunca acabar, una situación política de locura y problemas sociales de todo tipo. Hay muchas razones para el pesimismo, porque tenemos a una sociedad enfrentada consigo misma. Tenemos un mundo politizado, fragmentado, y polarizado en medio de una crisis de confianza bastante profunda. El ciudadano promedio dejó de confiar en sus instituciones. Lo que causa confusión, miedo, resentimiento y rabia.  ¿Cómo invertir en un mundo tan desorientado?

La solución de muchos ha sido el radicalismo. Es decir, me refiero al refugio en alguna teoría de conspiración. Buscar a un grupito con ideas uniformes. Convertirse en un militante. Y participar ferozmente en la guerra de ideologías. Imagínese, entonces, un cuarto repleto de personas. Todas gritando, peleando, y nunca escuchando al otro. Todos desconfiando el uno del otro. Todos creyéndose los dueños absolutos de la verdad. Y todos hablando distintos idiomas al mismo tiempo. Señores y señoras, les presento a Twitter.

He aquí el primer gran desafío para el inversor: Educarse sin sesgos. Mantener la “objetividad” en el mundo de hoy no es fácil, porque hay muchas tentaciones. La glorificación del yo y la deshumanización del otro son el pan nuestro de todos los días. Ellos y nosotros. Ellos son malos. Nosotros somos buenos. Ellos siempre son culpables. Nosotros siempre somos inocentes. ¿Quiénes son ellos? Los gobiernos, los bancos, las corporaciones, los ricos, la prensa, los expertos, las universidades, los organismos internacionales y todos los demás. ¿Quiénes somos nosotros? El pueblo oprimido. Mi pequeña tribu y todos los que piensan exactamente igual que yo.  

¿Cuál es la prioridad del inversor? La prioridad del inversor es crecer financieramente. Eso se logra diseñando un portfolio de inversiones que sopesa muy bien los riesgos y las oportunidades. Esto requiere objetividad y pragmatismo. Debemos poseer una excelente capacidad para la observación y el análisis. ¿Cómo se comporta Bitcoin en realidad? ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas del activo? Nuestras aspiraciones, nuestras predisposiciones y nuestras ideas políticas deben dejarse a un lado. Aquí los enemigos son el dogma, y los complejos. El inversor, sin embargo, siempre debe tener la cabeza fría. Todo análisis debe girar en torno al crecimiento de nuestro portafolio. Repito: La prioridad del inversor es crecer financieramente.

Otra lección. Los mercados son sumamente emotivos. Por ende, se equivocan con frecuencia. Los mercados son víctimas frecuentes de sus propias emociones. Los optimistas suben los precios con sus compras, esperando las futuras ganancias. La codicia domina las alzas. Por otro lado, los pesimistas bajan los precios con sus ventas, anticipando posibles pérdidas. El miedo domina las bajas. Los inversores son muy malos prediciendo el futuro. Pero suelen ser muy buenos cumpliendo sus propias profecías.

El optimismo genera alzas. El pesimismo genera bajas. Pero los sentimientos extremos revierten la tendencia. Lo que podría resultar contraintuitivo, pero, en el fondo, es simple sentido común. Los inversores más experimentados tienden a comprar primero. Entonces, el precio comienza gradualmente a subir. Las primeras alzas generan mucho entusiasmo. Y los escépticos comienzan a tener fe. Los nuevos compradores invaden el mercado. La codicia se sienta en el trono.

Se entra en un periodo de euforia. La prensa refleja la euforia. Las redes sociales reflejan la euforia. Y la presión del rebaño es tal que no comprar parece algo totalmente irracional, porque, al parecer, el precio seguirá subiendo para siempre. Irónicamente, después de ese periodo de euforia, viene la gran caída. Simple. Se acabó el dinero. La euforia fue tal que todo el que iba a comprar ya había comprado. La pregunta: ¿Por qué el precio bajó cuando todos esperaban más alzas? Debido a la codicia. El mercado exageró en sus pronósticos dominado por la emoción.

Para explicar este fenómeno, voy a contar la historia de mi amigo Pedro. Claro que su nombre real es otro. Un día me llamó sumamente emocionado para decirme que pensaba colocar todos los ahorros de su esposa (sí, los de su esposa) en Bitcoin porque, según él, Elon Musk había dicho que Bitcoin alcanzaría $100.000 para diciembre del año pasado. Ciego de codicia y sin escuchar advertencias, compró en $64.000. Hace poco me enteré que tuvo que vender en $38.000 debido a una emergencia familiar. 

Mi amigo Pedro es el ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer. El inversor debe primero organizar su casa. Eso significa tener todos los compromisos cubiertos. Seguros, etc. Eso incluye un fondo de emergencia. Debe gastar menos y producir más. De esta forma, acumular el capital necesario para comenzar a invertir. Nunca poner todos los huevos en una misma canasta. Y comprar lo más barato posible para vender (en caso de vender) lo más caro posible.

A muchos les encanta comprar caro. Les gusta comprar en el periodo de euforia. Porque no tienen la confianza suficiente para ir en contra de la corriente. Se contagian por la codicia del momento. Y compran impulsados por los sentimientos del rebaño. “Todos dicen que Bitcoin va a subir”. Compran con falsas expectativas por tomar el consejo equivocado. La verdad es que compraron demasiado tarde. Compraron muy caro en un mercado sobrecomprado. Buscaron una ganancia rápida y segura. Al poco tiempo, el precio cae. Todos entran en pánico.

Lo mejor es comprar en un periodo de sobreventa. O sea, lo mejor es comprarles a los pesimistas. Durante los periodos de miedo y pesimismo, los mercados tienden a desestimar los activos. Eso normalmente quiere decir que los activos están baratos durante esas etapas. La mayoría espera mayores bajas. Y muchos piensan que lo peor está por venir. Pocos quieren comprar en semejantes circunstancias. Irónicamente, dichos entornos son los mejores para comprar.

Invertir exige paciencia, disciplina y mucha cabeza fría. En muchos sentidos, invertir es lo opuesto a la suposición general. Muchos piensan que el mundo de las inversiones se parece a la película Lobo de Wall Street de Matin Scorsese. Gritos, locura y desenfreno. De hecho, es todo lo contrario. Invertir no es un casino. El inversor emotivo suele terminar muy mal. Por otro lado, el activo más valioso de un inversor exitoso es su carácter.

Es sumamente importante aprender a ver todas las posturas con una fuerte dosis de escepticismo. Analizar desde la duda. Cuestionar los dogmas. Nunca aceptar las narrativas ciegamente. Y siempre buscar entender el otro lado. Los colectivos humanos son sumamente irracionales. Y ahora debemos tener un cuidado extremo, porque las personas pueden decir y creer las cosas más absurdas sin ningún tipo de limitaciones gracias a las redes sociales.

Invertir con éxito en el mundo de hoy requiere un gran esfuerzo de nuestra parte. Es mantenerse cuerdo en un mundo de locos. Sin lugar a dudas, es una tarea difícil. Pero no es imposible. Sin embargo, no es para cualquiera. 

 Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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