Para la mayoría, reconocer la existencia de lo incierto no es tarea fácil. En muchos casos, es mucho más cómodo creer en falsas certezas que aceptar las incertidumbres. Sin embargo, la incertidumbre es un hecho de la vida. Nuestro conocimiento no es perfecto. La información disponible no es total. Y nuestra comprensión del mundo no es absoluta. Por ende, nuestra capacidad para pronosticar el futuro es bastante reducida. Eso es cierto para Elon Musk. Es cierto para Warren Buffett. Y es cierto para el resto de los mortales. O sea, es cierto para todos. 

¿Qué sabemos del precio de Bitcoin? ¿Subirá? ¿Bajará? En realidad, no lo sabemos. Sabemos que se trata de un precio que fluctúa. Sin embargo, no es fácil predecir la dirección exacta de sus vaivenes en un momento dado. Esta falta de predictibilidad es el origen de la incertidumbre. Y esta incertidumbre es el origen del riesgo.

Ahora bien, Bitcoin es un activo (en esencia) especulativo. Eso implica que el inversor compra con la intención de aprovechar su crecimiento en el tiempo. O sea, el inversor compra “barato” hoy para vender más “caro” mañana. La ganancia yace en la subida del precio durante un lapso. Para lograr esto, se requiere que, en el futuro, las personas estén dispuestas a pagar más por el mismo código. Y las personas únicamente pagarán más cuando ellas, a su vez, crean que el precio subirá aún más en un futuro más lejano. En el fondo, es un juego de expectativas.

Se podría decir que, en este negocio, el optimista financia al pesimista. El optimista compra. Y el pesimista vende. O, dicho de otro modo, el comprador compra ante un pronóstico alcista y vende ante un pronóstico bajista. Pero el comprador optimista necesita de un vendedor pesimista. Y un vendedor pesimista necesita a un comprador optimista. Esta dinámica sirve como un incentivo para crear un sesgo alcista. Porque esta industria, para crecer, necesita la entrada constante de nuevos capitales. Eso implica que no hay otra opción que promover el discurso alcista en todo momento. ¿Puede un exchange darse el lujo de ser bajista? ¿Puede un startup darse el lujo de no ser alcista? No lo creo. Todos necesitamos mantener el entusiasmo vivo. 

La propaganda alcista ayuda a esparcir el sesgo alcista en la comunidad. Y este sesgo fomenta la “ignorancia confiada” del fanático. Se trata del “optimista eterno” que no reconoce el riesgo y no toma ganancias, apoyado en un falso sentido de certidumbre. ¿Cuál es el sesgo alcista? La idea de que las alzas son para siempre y las bajas son pasajeras. Siempre compra. Nunca vende. El fanático nunca duda. Su fe no tambalea. Porque no reconoce la incertidumbre. Obviamente, se trata de un delirio. Porque el futuro no está escrito. La seguridad de fanático proviene de la fantasía, no de la realidad.

Todo pronóstico racional se basa en las probabilidades. La gran pregunta: ¿Cuáles son las probabilidades de que la demanda de mañana sea mayor a la demanda de hoy? En un escenario de alta incertidumbre, la probabilidad de que el precio suba se podría representar así: 50/50. En este caso, uno podría decir que cualquier cosa puede pasar. Es como lanzar una moneda al aire. 

Ahora supongamos que somos ligeramente bajistas (40/60). ¿Qué hacer? Pese a nuestro pronóstico bajista, todavía estamos invirtiendo en un escenario de alta incertidumbre. El fanático (alcista) piensa en términos absolutos. Y, debido a su sesgo alcista, la respuesta es siempre comprar y nunca vender. Por otro lado, el crítico, debido a su sesgo bajista, la respuesta es nunca comprar. No asume un riesgo. Pero siempre pierde la oportunidad. Nunca pierde. Pero nunca gana. Ambos extremos son irracionales. 

¿Qué hacer? En tiempos de alta incertidumbre, lo más sensato es actuar con prudencia. Es decir, confiar en las probabilidades y gestionar el riesgo. Podemos comprar. Pero no es sensato irse de bruces. No es muy sensato, por ejemplo, quedarse sin efectivo y dejarlo todo en una sola posición. Una manera de definir el monto apropiado de una posición es nuestra capacidad de poder cubrir ese monto con nuestros otros ingresos. De este modo, nuestras posibles pérdidas podrán ser cubiertas (en caso de ser necesario) por la renta generada por los otros instrumentos de nuestro portafolio.

Luego, tenemos que definir el “riesgo máximo” y la “ganancia mínima”. Y debemos recordar algo sumamente importante: Aquí estamos hablando de números. Nuestro objetivo es meramente financiero. Lo que se quiere es crecer financieramente.

Ahora, un caso hipotético. Nos planteamos un escenario 50/50. Prácticamente, estamos haciendo una apuesta con una venda en los ojos. Las probabilidades aquí son parejas. El precio puede subir. Pero el precio también puede bajar. Y es muy difícil saber la tendencia. Porque el precio está emitiendo muchas señales de lateralidad. Sin embargo, no queremos perdernos de la acción. O sea, no queremos perder en caso de que el precio baje. Pero tampoco queremos dejar de ganar en caso de que el precio suba.

Hacemos un estudio de nuestros ingresos más seguros. Y determinamos que “$100” es un monto manejable. ¿Qué pasa si perdemos esos $100? Nada. Bueno, dejamos de crecer un poco. Pero nada del otro mundo. Ahora, al momento de comprar, “$100” podría servir como una referencia para nuestro riesgo máximo al colocar el stop-loss. Después, colocamos la toma de ganancia (take profit) a un nivel que por lo menos duplique el riesgo. O sea, en una relación 1:2. En este ejemplo, sería $200. Recomendación. Profundizar más sobre los siguientes conceptos: Riesgo, Stop-loss, Take profit, Win Rate, Risk/Reward rate, y Cobertura (hedge).

Todas estas medidas se toman en el caso que nuestros pronósticos no se cumplan. En otras palabras, el propósito de gestionar el riesgo es reducir la incertidumbre. El precio sube. El precio baja. Pero, debido a nuestra gestión y planificación, el resultado es, más o menos, predecible. El fanatismo y la fe reducen la incertidumbre a nivel psicológico. Sin embargo, en realidad, se trata de reducir la ansiedad, recurriendo a la fantasía. Ese camino normalmente conlleva a la decepción. Una técnica mucho más efectiva es aceptar la existencia de la incertidumbre e implementar medidas de protección mucho más prácticas.

El fanático, por lo general, coloca toda su fe en una predicción. “El precio de Bitcoin va a subir”. Si el precio sube, el fanatismo se incrementa debido a la validación. Si, por otro lado, el precio baja, el fanatismo también se puede incrementar al considerar la baja como una prueba de fe. Recordemos que el sesgo alcista nos dice que las alzas son eternas y las bajas son pasajeras.

Las predicciones racionales no funcionan de la misma manera. Los pronósticos son probabilidades. Y no hay pronósticos absolutos. En tiempos de alta incertidumbre, lo excepcional es tan común como lo probable. Por ende, una estrategia sensata requiere estar preparados para los distintos escenarios. ¿Qué nos ocurre si el precio sube? ¿Qué nos ocurre si el precio baja? Si la respuesta a ambas preguntas es “bien”, seguramente, estamos gestionando bien el riesgo. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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