¿Es posible minar Bitcoin (BTC) utilizando únicamente fuentes de energía 100% renovables y ofrecer los mismos rendimientos económicos que los que utilizan fuentes basadas en el carbono? La respuesta es sí, según el reciente análisis de Square sobre el coste de las energías renovables y su impacto en la minería de Bitcoin.

Desgraciadamente para nuestro industria, el número de titulares y tuits sobre el consumo eléctrico de Bitcoin y su potencial impacto medioambiental ha seguido aumentando en los últimos meses. El escrutinio de los medios de comunicación ha llevado a un aumento de las peticiones de medidas regulatorias e incluso a una propuesta de ley en el Senado del estado de Nueva York que establecería una suspensión de tres años en el estado para la minería de Bitcoin que no utilice energías renovables.

Este es un debate en el que ambas partes tienen razón. Los críticos están en lo correcto: la minería de Bitcoin utiliza mucha electricidad. El Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge estima que la electricidad total utilizada en todo el mundo por los mineros de Bitcoin es una media de 113 teravatios-hora al año. Esto situaría el consumo eléctrico de Bitcoin en algún lugar entre los Emiratos Árabes Unidos y los Países Bajos, dos países con una población combinada de aproximadamente 170 millones de personas, lo cual es ciertamente demasiado. Sin embargo, el reciente "3rd Global Cryptoasset Benchmarking Study" del Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge muestra que el 76% de los mineros están utilizando al menos algo de energía renovable en sus operaciones y que el 39% de toda la electricidad utilizada en la minería de prueba de trabajo, como la minería de Bitcoin, proviene de fuentes renovables.

Ahora que hemos tocado el consumo eléctrico y la huella de carbono de la minería de Bitcoin, vamos a intentar poner esas cifras en contexto. Para ello, analicemos tres comparaciones directamente relevantes: la red eléctrica de Estados Unidos, el sistema financiero tradicional y la minería del oro.

La red eléctrica, las finanzas tradicionales y la minería del oro

Empecemos por comparar la minería de Bitcoin con la red eléctrica de Estados Unidos. Los datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos muestran que aproximadamente el 20% de la electricidad generada en el país durante 2020 procedía de fuentes renovables. Esto significa que con el 40% de su consumo de energía procedente de renovables, la minería de Bitcoin es dos veces más ecológica que toda la red eléctrica estadounidense, lo que refleja la decisión consciente de la industria de minimizar su huella de carbono.

Vamos con las finanzas tradicionales, hay dos puntos de vista fundamentales para evaluar la industria: 1) la financiación de proyectos de combustibles fósiles y 2) la huella de carbono de la industria. La primera es una pieza fundamental del debate, pues el desplazamiento de los depósitos de las instituciones financieras tradicionales reduce su capacidad de financiar actividades destructivas para el medio ambiente.

Según el informe "Banking on Climate Chaos - Fossil Fuel Finance Report 2021", de la Rainforest Action Network, los 60 bancos comerciales y de inversión más grandes del mundo han proporcionado USD 3,800,000,000,000 (sí leíste bien, USD 3.8 billones) de financiación a los combustibles fósiles desde la firma del acuerdo climático de París en 2015. Piénsalo por un momento: el Acuerdo de París es el paso definitivo del mundo para combatir el cambio climático y, sin embargo, los bancos más poderosos del mundo han proporcionado a los combustibles fósiles una financiación equivalente al PIB de Alemania, la cuarta economía del mundo, desde su firma.

A pesar de todas las críticas exageradas y anticuadas en contra de Bitcoin como herramienta para el lavado de dinero, financiamiento del terrorismo y muchas otras, la industria financiera tradicional tiene mucho que responder en lo que respecta al uso de su capital en actividades que destruyen el medio ambiente.

En cuanto a la huella de carbono de las finanzas tradicionales, Galaxy Digital publicó en mayo "On Bitcoin's Energy Consumption: A Quantitative Approach to a Subjective Question", que es un desglose del consumo eléctrico de la minería de Bitcoin y de las dos industrias con las que se suele comparar a Bitcoin: la banca tradicional y la minería del oro. El análisis del sistema bancario tradicional examina el consumo eléctrico de los 100 principales bancos del mundo, desglosando su consumo energético en cuatro categorías principales: centros de datos, sucursales, cajeros automáticos y centros de datos de la red de tarjetas. Utilizando datos disponibles públicamente de los líderes del sector, Galaxy estima que el consumo eléctrico es de unos 260 TWh al año. Esta cifra es más del doble del consumo eléctrico de la minería de Bitcoin y excluye notablemente los pilares clave del sistema, incluidos los bancos centrales y las cámaras de compensación, debido a la falta de fuentes de datos fiables, lo que sugiere que el múltiplo puede ser materialmente mayor.

Al igual que su análisis del sistema bancario tradicional, el análisis de Galaxy sobre la minería del oro capta lo que probablemente sea solo un subconjunto del consumo eléctrico total de la industria. Utilizando el propio análisis del Consejo Mundial del Oro contenido en el informe de 2019 titulado "Gold and Climate Change: Current and Future Impacts", y limitando el alcance del análisis a las emisiones directas de gases de efecto invernadero, a las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la electricidad adquirida por los mineros del oro y a las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al refinamiento y reciclaje del oro, Galaxy estima que el consumo eléctrico de la industria asociado a los gases de efecto invernadero es de 240 TWh al año. En un nivel básico, esto significa que el oro consume alrededor de un 85% más de energía al año que la minería de Bitcoin. Sin embargo, dado que el Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge estimó que aproximadamente el 40% del consumo eléctrico de la minería de Bitcoin procede de energías renovables, eso significa que el uso de energías no renovables en la minería del oro es el triple que el de la minería de Bitcoin.

Bitcoin y su potencial ecológico

Ser mejor que las industrias con las que te comparan no es suficiente. Para que Bitcoin y su minería alcancen todo su potencial, tenemos que ser una mejor industria. Creemos que las dos palancas clave para hacerlo son las regulaciones prudentes y la acción de la industria, pero la inclusión de la primera puede sorprenderte. ¿No se supone que Bitcoin está lleno de gente que rechaza las regulaciones?

La verdad es que las regulaciones por sí solas no son ni buenas ni malas, sino que dependen de cómo se elaboren. Unas regulaciones prudentes y específicas pueden oxigenar un sector respaldando la innovación, incentivando a los buenos actores y desincentivando a los malos y dando confianza al público. No hay que buscar más allá de Wyoming, donde los legisladores han estado trabajando con los líderes de la industria de la cadena de bloques desde 2017 para aprobar 22 leyes que proporcionan un entorno regulatorio claro y alentador que desde entonces ha traído decenas de miles de millones de dólares de negocios al estado.

Al mismo tiempo, una regulaciones muy amplias y contundentes, como la ley antiminera propuesta en el Senado del estado de Nueva York, puede acabar con una industria. Estamos deseando trabajar con los reguladores para ayudar a elaborar un régimen regulatario que oxigene la industria y, al mismo tiempo, atienda a las verdades preocupaciones del interés público.

Por último, llegamos a las partes interesadas que soportan la mayor carga, pero que también tienen la mayor capacidad para promulgar el cambio en la descarbonización de la minería de Bitcoin: la propia industria. Con un total estimado del 40% de la electricidad de la industria procedente de fuentes renovables (que es el doble de la cuota de toda la red eléctrica de Estados Unidos), deberíamos estar orgullosos de los avances que hemos logrado.

Sin embargo, somos inequívocos al decir que hay que hacer más. Creemos que el Crypto Climate Accord es un primer paso brillante. Animamos a todos los miembros de nuestra industria a que no sólo firmen el acuerdo y satisfagan sus objetivos de alcanzar las emisiones netas cero en el consumo eléctrico para 2030, sino que superen esos objetivos lo antes posible. Confiamos en que esto sucederá, no sólo porque es lo correcto, sino porque aquellos en la industria que adopten estrategias 100% renovables serán recompensados.

El mercado es el árbitro definitivo del éxito, y estamos seguros de que la era del capitalismo responsable ha llegado, los inversores y los consumidores votan con sus billeteras, apoyando a los actores responsables y rechazando a aquellos cuyas acciones generan externalidades negativas.

Este artículo no contiene consejos ni recomendaciones de inversión. Cada movimiento de inversión y negociación implica un riesgo, los lectores deben realizar su propia investigación al tomar una decisión.

Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí son solo del autor y no necesariamente reflejan o representan los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph.

Dan Tolhurst cofundó Gryphon Digital Mining en 2020 con el objetivo de crear la minera de Bitcoin impulsada por ESG, y espera el día en que toda la minería de BTC se realice utilizando fuentes de energía renovables. Cuenta con una gran experiencia como ejecutivo de estrategia gracias a su paso por Netflix, The Walt Disney Company y Booz & Co, en una carrera que abarca cinco continentes. Tiene una Licenciatura con honores y una Maestría en Administración de Empresas de la Ivey Business School de la Western University y un Doctorado en Derecho de la Osgoode Hall Law School de la universidad de York. Pasa su tiempo libre explorando los parques de Londres, viajando y animando a sus queridos Toronto Raptors.

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