En un informe conjunto, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco de Pagos Internacionales (BPI) han propuesto al G20 que una red transfronteriza de monedas digitales del banco central (CBDC), respaldada por una integración tecnológica eficiente y una cooperación internacional proactiva, podrían ser de gran beneficio para la economía mundial.

El informe se enfoca en ampliar el horizonte más allá de los estudios individuales de los bancos centrales sobre las CBDC para las necesidades domésticas, enfatizando que es crucial coordinar el trabajo a escala global y encontrar un terreno común entre varios esfuerzos nacionales para aprovechar todos los beneficios de la moneda digital.

Si se aborda con astucia, el FMI, el Banco Mundial y el BPI creen que la creación de CBDC podría ofrecer una "pizarra limpia" que permitiría al sistema financiero mundial mejorar significativamente la eficiencia de los pagos transfronterizos.

El informe presenta una imagen sombría del sistema actual de pagos transfronterizos, que se ve afectado por largas demoras en las transacciones y altos costos debido a un número excesivo de intermediarios que operan en diferentes zonas horarias en el proceso de corresponsalía bancaria.

Además, los flujos transfronterizos a menudo son opacos y difíciles de rastrear, lo que presenta un problema para la implementación de la lucha contra el lavado de dinero (AML) y el financiamiento del terrorismo (CFT). Durante la última década, la atenuación de las relaciones bancarias transfronterizas ha dejado a algunos países luchando por integrarse plenamente en el sistema financiero mundial.

El informe sopesa los importantes beneficios que las CBDC podrían presentar para una mayor eficiencia y una inclusión económica mejorada frente a las posibles implicaciones macrofinancieras mundiales y los riesgos involucrados en el uso generalizado de las CBDC para los flujos transfronterizos.

Estos desafíos incluyen lidiar con las reversiones repentinas de los flujos de capital posibilitadas por flujos transfronterizos más fluidos y el impacto potencial en la capacidad de los países para administrar sus tipos de cambio. Si la moneda extranjera se vuelve más fácil de obtener, almacenar y gastar, la sustitución de moneda generalizada podría socavar la independencia de la política monetaria de los estados y plantear riesgos tanto para los países emisores como para los receptores.

Por lo tanto, un impulso mundial para la emisión de CBDC, señala el informe, requeriría una estrecha integración de múltiples CBDC y uniformidad en las opciones de diseño, junto con medidas específicas diseñadas para mitigar estos riesgos macro.

El trabajo de base no solo estaría centrado en el diseño y el concepto, sino que implicaría estrategias coordinadas, prácticas estandarizadas y un grado de integración estructural, que van desde la creación de nuevas infraestructuras de pago internacionales hasta políticas específicas. Esto último, por ejemplo, podría incluir la introducción de límites a las tenencias o transferencias de CBDC extranjeras.

Además de una amplia cooperación en infraestructura sobre interoperabilidad tecnológica y acceso al sistema de pago, sería necesario un nivel similar de coordinación regulatoria, lo que implicaría la alineación de los marcos de supervisión y vigilancia para los flujos transfronterizos y la coordinación de las medidas AML y CFT.

Si bien la mayoría de los países están estudiando o desarrollando proyectos piloto para las CBDC, los bancos centrales han adoptado una amplia variedad de enfoques distintos para el diseño de las CBDC y han orientado sus esfuerzos de investigación y desarrollo de manera diferente. El yuan digital de China está muy por delante en el juego internacional, y varios países han puesto a prueba una CBDC para uso transfronterizo, incluidos Francia, Suiza, Singapur y Bahréin, por nombrar solo algunos.

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