Difícilmente llegaríamos a imaginar que el desarrollo del proyecto más innovador de este siglo tendría que enfrentar una situación tan alarmante que surgiese desde dentro de su propia comunidad de usuarios. Bitcoin, ese invento que salió “de la nada” y que fue acogido en sus inicios por un grupo de “frikis”, ha venido derrotando uno a uno a sus detractores y superando cada obstáculo que la sociedad externa le ha presentado; no obstante, ha sido precisamente un asunto interno el que ha causado los mayores daños que hasta ahora ha sufrido la criptomoneda.

Ironías surgidas desde uno de los puntos más fuertes de esta tecnología: la descentralización.

Años después desde que surgiese la preocupación por la limitación del tamaño del bloque de Bitcoin y los retrasos que se podrían producir debido al congestionamiento de la red, además del aumento de comisiones por transacciones, hoy Bitcoin camina con el aire de liderazgo que siempre ha ostentado, pero también con una mirada que refleja dudas, inseguridad y un poco de rechazo, ese mismo que algunos de sus propios defensores le regalaron al cambiarle por alternativas más eficientes, rápidas y con aires joviales.

Con diversas propuestas de solución al debate de la escalabilidad bajo la manga, Bitcoin se muestra todavía lento en su accionar, como aguardando por un giro inesperado que termine de inclinar la balanza (o girar la ruleta) hacia una opción que, sin importar cuál sea, termine de una vez por todas de sacarlo del actual atolladero y así tener otra vista al frente. La verdad es que la inacción que ha reinado en todos estos meses ha generado que muchos usuarios ya empiecen a considerar la llegada de cualquier solución, antes que la mejor.

Y es justamente en esta encrucijada donde, postrado hoy con cierto miedo ante el futuro, se presentan distintos escenarios donde ninguno asegura el éxito futuro, aunque tampoco el fracaso.

SegWit, la opción técnicamente más trabajada, probada y pulida de todas; presentada por el grupo de desarrolladores con mayor trayectoria, experiencia y nivel técnico actualmente. Lamentablemente también la alternativa que más señalamientos ha recibido por la comunidad debido a los posibles intereses político-económicos que posean varios de los desarrolladores que allí contribuyen.

A pesar de que cuenta con el mayor apoyo de la comunidad (cerca del 37%), SegWit está lejos aún de ser activado. Los riesgos que esta alternativa pudiese presentar estarían en el área económica, puesto que la activación de esta propuesta casi asegura la llegada de Lightning Network, una modificación que podría restar importancia a las transacciones dentro de la cadena de bloques de Bitcoin (on-chain) y dar paso a un ecosistema donde la tecnología de las cadenas laterales o sidechains sean la norma.

Otro escenario futurista negativo sería la pérdida de la privacidad que la tecnología de Bitcoin provee naturalmente, puesto que la Lightning Network pondera el uso de canales de pagos donde posiblemente la mayoría de las transacciones se realicen entre empresas y servicios muy populares y de mucho uso que solicitan información real a los usuarios, como casas de cambio, servicios de pago, etcétera.

Al proponer esta alternativa transacciones off-chain más rápidas y baratas, los usuarios se sentirían más atraídos a no realizar pagos dentro de la cadena de bloques de Bitcoin, sino a través de estos canales de pagos y/o cadenas laterales. Algo que sin saberlo muchos, ya se usa con gran frecuencia hoy día.

Del otro lado, Bitcoin Unlimited presenta una alternativa con menos cambios en el funcionamiento actual de Bitcoin, pero lamentablemente no cuenta con un equipo técnico de buen nivel. Así que los riesgos podrían ser mucho peores puesto que la implementación de esta alternativa tiene altas posibilidades de desencadenar la aparición de numerosos bugs y errores de compatibilidad entre los nodos de la red Bitcoin, entre otras posibles fallas mencionadas.

La alternativa de Bitcoin Unlimited también presentaría la llegada de un hardfork que, debido a la falta de consenso reinante en la comunidad, muy seguramente dividiría la cadena de bloques en dos ramas vivas que lucharían por imperar una sobre la otra. Esto económicamente tendría efectos muy negativos a corto y mediano plazo, como mínimo; para luego seguramente dar pie a una lucha técnica y política donde una de las opciones termine imponiéndose con el pasar del tiempo.

Los riesgos de Bitcoin Unlimited lucen mayores que los de Bitcoin Core, aun así, es una opción que ha ganado adeptos debido a las malas prácticas políticas que su “contraparte” ha presentado en cuanto al manejo de la comunidad de usuarios. Por ende, es ésta una opción con mayor empuje político que técnico, muy peligroso sin duda.

Finalmente, la falta de acciones es otra posibilidad que, debido a la falta de consenso, pudiese reinar más tiempo de lo esperado y siga haciendo más daño del que hasta ahora ha causado en la red. Transacciones muy lentas, comisiones exageradas y una pérdida de confianza en la criptomoneda que puede hacer migrar a los usuarios a otros proyectos como por ejemplo Ethereum y Dash, terminarían de convertir a Bitcoin en una plataforma obsoleta y de menor valor en su utilidad.

A pesar de lo apocalíptico que luce este artículo, la verdad es que cada alternativa posee puntos fuertes que pueden ser corregidos para construir propuestas realmente sólidas y convincentes. O hasta llegar a ser combinadas para desarrollar una mejora que cumpla con las expectativas técnicas, económicas y políticas de la gran mayoría de la comunidad y una vez más superar otro obstáculo haciendo gala de una de las mejores características de Bitcoin: el consenso de sus usuarios.

¿Podrá Bitcoin levantar la cara, unir la comunidad en pro a una solución mejor a las planteadas y volver a andar con la confianza de siempre? ¿O se quedará un rato largo mirando las opciones en plena encrucijada?