¿Alguna vez te has preguntado por qué surgen nuevas modas o tecnologías? La respuesta es simple: porque respondemos a necesidades o deseos. Queremos estar conectados, ser más eficientes, y por supuesto, tener mayor control sobre nuestras finanzas.
La tecnología financiera (fintech), el open banking y las criptomonedas son herramientas que han surgido para satisfacer ese anhelo. Nos ofrecen nuevas formas de ahorrar, invertir y gestionar nuestro dinero. Pero, como toda herramienta, es importante conocerlas bien antes de usarlas.
Imagina una llave inglesa: es una herramienta poderosa, pero si no sabes cómo usarla, puedes causarte más daño que bien. Lo mismo ocurre con estas tecnologías financieras. Antes de sumergirnos de lleno, debemos entender sus ventajas y desventajas, y evaluar si se ajustan a nuestras metas y conocimientos.
En otras palabras, las tendencias tecnológicas, especialmente en el ámbito financiero, son el resultado de nuestra búsqueda por mejorar nuestra vida.
El open banking
Ahora bien, el open banking es como abrir las puertas de tu información financiera para que otras empresas puedan ofrecerte mejores servicios. Imagina que tu banco es una caja fuerte y ahora puedes abrir una pequeña ventana para que tus amigos de confianza (las fintechs) puedan echar un vistazo a tus finanzas y ofrecerte soluciones a medida.
La clave está en la transparencia. Al compartir tus datos financieros de forma “segura”, puedes comparar diferentes opciones, encontrar mejores tasas de interés, y hasta descubrir servicios que ni siquiera imaginabas que existían. Es como ir de compras al supermercado, pero con tu dinero. En lugar de elegir el primer producto que ves, puedes comparar precios, ingredientes y marcas para tomar la mejor decisión.
¿Y qué hay de la seguridad? ¡Buena pregunta! Compartir tus datos puede sonar un poco arriesgado. Los sistemas de open banking aseguran estar diseñados con medidas de seguridad de última generación para proteger tu información. Al parecer, es como tener una cerradura de alta seguridad en esa ventana que abriste en tu caja fuerte. Dedos cruzados.
Todo parece indicar que el open banking es más que una simple moda. Es una respuesta a lo que los consumidores realmente quieren: tener más control sobre su dinero, acceder a servicios personalizados y encontrar las mejores ofertas. Además, se desarrolla en un mundo cada vez más digital, donde la tecnología nos permite hacer casi todo con un clic.
Los bancos tradicionales ya no son los únicos que ofrecen servicios financieros. Ahora, las fintechs y otras empresas pueden crear productos y servicios innovadores que se adaptan a las necesidades de cada persona. Es como pasar de un mundo donde solo había un tipo de tienda a un mercado lleno de opciones.
¿Cómo funciona esta magia?
Imagínate esto: antes, para encontrar la mejor tarjeta de crédito, tenías que visitar un montón de bancos, llenar formularios y escuchar a un montón de vendedores. Era un rollo, ¿verdad? Pero ahora, gracias al open banking, todo es mucho más sencillo. Es como tener un asistente personal que busca por ti las mejores ofertas.
Tú le das permiso a una aplicación para que eche un vistazo a tu información financiera. Con esa información, la app puede comparar tus necesidades con las ofertas de cientos de bancos y fintechs. Es como tener un buscador de Google, pero para tarjetas de crédito. Y lo mejor de todo, te recomienda las opciones que mejor se ajustan a ti, sin ningún compromiso.
¿Por qué el open banking es tan útil? Imagina tener un asistente personal para tus finanzas. Con unos pocos clics, puedes comparar miles de tarjetas de crédito y encontrar la que mejor se adapta a ti. ¡Olvídate de las filas en el banco y de los vendedores insistentes! Con el open banking, tú eliges qué tarjeta quieres y la app te muestra todas las opciones sin ningún sesgo. ¿Quieres una tarjeta para viajar sin parar? ¿O prefieres una para ahorrar en tus compras diarias?
El open banking es más que una simple herramienta. Es un cambio importante en la forma en que gestionamos nuestro dinero. Al compartir tus datos, estás dando el primer paso hacia un futuro donde tú tienes el control y puedes elegir los productos y servicios que mejor se adaptan a tu estilo de vida.
Claro que el open banking es como una moneda de dos caras. Por un lado, nos promete más control sobre nuestras finanzas y acceso a servicios innovadores. Pero, ¿a qué costo? Al compartir nuestros datos con terceros, ¿estamos realmente protegiendo nuestra privacidad? Y aunque busca acabar con los monopolios bancarios, el open banking aún depende de sistemas centralizados. Además, la necesidad de regulación para proteger a los usuarios puede frenar la innovación que tanto promete. Y, por si fuera poco, ¿cómo incluimos a quienes no tienen acceso a internet en este mundo digital?
- Open banking y Bitcoin: ¿amigos o enemigos?
El open banking y Bitcoin son como dos primos lejanos: comparten algunos rasgos familiares, pero tienen personalidades muy distintas. Ambos buscan innovar en el mundo de las finanzas, pero lo hacen de formas muy diferentes.
Bitcoin nació como una moneda digital descentralizada, sin bancos de por medio. Su tecnología, el blockchain, garantiza la seguridad y transparencia de las transacciones. Por otro lado, el open banking busca abrir las puertas de los bancos tradicionales para que otras empresas puedan ofrecer nuevos servicios financieros.
Aunque parecen distintos, tienen algo en común: ambos quieren que tengamos más control sobre nuestro dinero. Tener control sobre nuestro dinero no significa esconderlo bajo el colchón. Significa tener la libertad de elegir dónde y cómo lo invertimos. Al tener acceso a más información y opciones, podemos tomar decisiones más inteligentes y proteger nuestro patrimonio.
Entonces, ¿son rivales? No necesariamente. Pueden coexistir y complementarse. Imagina que usas una app que te permite comparar diferentes cuentas de ahorro, gracias al open banking, y que además te permite comprar bitcoins. ¡Sería lo mejor de ambos mundos!
El open banking y Bitcoin son dos fuerzas poderosas que están cambiando la forma en que pensamos sobre el dinero. Y aunque tienen sus diferencias, lo importante es que ambas tecnologías nos ofrecen más opciones y más control sobre nuestras finanzas.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.