Resumen de la noticia

  • Paolo Ardoino defiende que el futuro de la tecnología debe ser descentralizado y humano.

  • Tether presenta una visión para devolver a las personas el control sobre los datos y el dinero.

  • La centralización es vista como el mayor riesgo para la libertad digital.

Durante la Conferencia Plan B, en Lugano, Suiza, que contó con el apoyo de SmartPay, el CEO de Tether, Paolo Ardoino, defendió que la humanidad necesita retomar el control sobre sus propios sistemas de comunicación y de dinero, antes de que la centralización tecnológica transforme la libertad en una ilusión.

Desde el principio, Ardoino destacó que la descentralización no es una utopía técnica, sino una necesidad social. Él presentó los avances de la empresa con los proyectos Holepunch, Pears, WDK y QVAC, todos interconectados por una visión común: crear una infraestructura digital totalmente autónoma, privada y resistente al control centralizado.

“Queríamos mostrar que era posible crear algo verdaderamente revolucionario, no solo prometer. Esto no es una idea distante. Es algo que ya existe, ya está funcionando”, afirmó.

Durante décadas, explica el ejecutivo, el mundo fue llevado a creer que la centralización era inevitable. Grandes bancos, plataformas y redes sociales se convirtieron en intermediarios de todas las relaciones, desde el diálogo entre personas hasta las transacciones financieras.

“Pero lo que estamos mostrando es lo contrario: la centralización no es una necesidad técnica, es una elección política y cultural”, dijo Ardoino.

Esta transformación, según él, ocurrió de forma casi invisible. En los últimos 30 años, la humanidad pasó de una sociedad de interacciones directas, peer-to-peer, como define el propio CEO, a una era de filtros y mediaciones.

“Las personas siempre vivieron en comunidad, reunidas alrededor del fuego, conversando y creando ciudades. Pero ahora, vivimos mediadas por corporaciones. Ellas filtran nuestras palabras, controlan nuestros intercambios y manipulan nuestras relaciones”, alertó.

La humanidad perdió la autonomía

Para Ardoino, esta pérdida de autonomía es el núcleo del problema contemporáneo. Las plataformas centralizadas no solo almacenan información: ellas deciden lo que puede decirse, lo que es visible e incluso lo que puede comprarse.

“Durante cinco mil años evolucionamos con libertad, diversidad e inteligencia. Pero ahora, al añadir capas artificiales de control, ¿cómo podemos garantizar que el futuro seguirá siendo humano?”, cuestionó.

Tether, por ello, ha dirigido su estrategia a la creación de herramientas que devuelvan el poder a las personas. Los nuevos sistemas desarrollados por la empresa operan sin intermediarios, de forma local y criptográficamente segura.

“Lo que estamos construyendo es un ecosistema que devuelve al individuo la posesión de su inteligencia, de su dinero y de sus conexiones”, explicó el ejecutivo.

Ardoino hizo hincapié en que esta visión no es solo técnica, sino filosófica.

“Cuando yo era niño, mis profesores decían que no usara calculadora. Querían que entrenara el cerebro, que pensara por cuenta propia. Hoy, entregamos todo a las máquinas, incluso la capacidad de razonar. Y eso es peligroso”, reflexionó.

El CEO cree que la historia se está repitiendo a una escala mayor. Así como la calculadora redujo el esfuerzo mental, la inteligencia artificial amenaza con sustituir la autonomía humana.

“Si delegamos toda nuestra creatividad y decisión a una IA, estaremos renunciando a nuestra propia inteligencia. Y el impacto de esto será miles de millones de veces mayor que el causado por la calculadora”, afirmó.

Necesitamos asumir el control

En un tono más filosófico, Ardoino presentó un paralelo con la máxima de Bitcoin.

Not your keys, not your coins”, si no tienes las claves, no tienes el dinero.

Según él, esta lógica ahora debe ser ampliada.

Not your AI, not your intelligence.”

Es decir, si la inteligencia que usamos pertenece a una empresa o a un sistema cerrado, ya no es realmente nuestra.

Para evitar este futuro de dependencia, él defiende el desarrollo de inteligencias locales, procesadas dentro de dispositivos y no en servidores controlados por Big Techs.

“¿Quieres que un robot doméstico dependa de un centro de datos en otro país, con ideología diferente y latencia de 200 milisegundos? Eso es inviable y peligroso”, alertó.

Según Ardoino, hasta la velocidad de la luz, el límite físico del universo, impone barreras a la centralización total. “Doscientos milisegundos pueden ser la diferencia entre evitar o causar un accidente.”

Además de la limitación física, existe el riesgo moral.

“Aunque una gran empresa de tecnología diga que no es malvada, el poder concentrado tiende a corromper. Conozco una que tenía ese lema y luego lo eliminó del sitio web”, ironizó.

Para él, el único modo de impedir abusos es hacer la tecnología abierta, auditable y resistente a cualquier intento de control.

“Quiero que, incluso si Tether se volviera malvada, el sistema siga protegiendo el mundo y funcionando sin depender de nosotros”, dijo.

Un modelo descentralizado

El ejecutivo también presentó una visión práctica de este modelo descentralizado. En un futuro dominado por robots y dispositivos inteligentes, cada máquina necesitará tomar decisiones en tiempo real, como un poste de luz que ajusta el consumo eléctrico de forma autónoma.

“Este tipo de inteligencia necesita ser local. Debe ejecutarse en el propio dispositivo, no en un servidor en Mountain View. La centralización será el cuello de botella. Y si continuamos en esta dirección, algo muy malo va a suceder”, afirmó.

En la parte final de su discurso, Ardoino amplió la discusión a una escala cósmica.

“Existe algo profundamente desajustado en el universo”, dijo, antes de proponer una analogía provocadora. “Quizás la cuestión más importante sea: ¿conseguimos revertir la entropía? ¿Cómo impedir que el universo, y la sociedad, caminen hacia el caos?”

Para él, la tecnología puede ser una herramienta para restaurar el orden, si se usa con conciencia. Pero si continúa siendo monopolizada por unos pocos, acelerará el colapso de la estabilidad social y política.

“Necesitamos devolver el poder a las personas, reconectar la sociedad con sus propias raíces. La comunicación y el dinero deben volver a ser instrumentos humanos, y no corporativos”, concluyó.

“No quiero un futuro en el que la tecnología sustituya al ser humano, sino uno donde lo empodere. Un mundo en el que podamos controlar nuestros datos, nuestras transacciones y nuestras comunicaciones, sin filtros, sin censura y sin intermediarios.”

Y, antes de dejar el escenario, el ejecutivo finalizó con una última reflexión.

“Si queremos seguir siendo parte del universo, necesitamos reconquistar el control sobre él, comenzando por nuestra propia inteligencia y por nuestro dinero.”

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