En la actualidad, es más que sabido que  bitcoin nació para ser una moneda electrónica, una versión pura de efectivo electrónico donde los pagos de todo lo que deseara adquirirse en internet no tuviesen que ser avalados por una entidad central. Lo anterior resulta fundamental en un contexto de comercio en internet que ha tenido un aumento importante a lo largo de estas décadas, por ejemplo, de 2005 a 2011 pasó de 1.3 trillones de USD a 2.8 trillones de USD sólo en  Estados Unidos, ( statista.com). En el documento,  Nakamoto destaca que existe un problema al momento de realizar transacciones dentro de un comercio en línea puesto que, aspectos como la irreversibilidad en las transacciones, haría que las instituciones financieras estuviesen involucradas en posibles controversias y disputas, lo cual generaría un costo adicional por los riesgos inherentes a estos procesos. Ante la inexistencia de un sistema de pagos a través de un canal de comunicación, pero sin que se involucre un tercero, surge bitcoin como alternativa. 

Mucho se ha dicho que al día de hoy bitcoin no representa aquello para lo que fue creado y las evidencias dan razón de ello. Por ejemplo, desde las primeras investigaciones, como la de Glaser & Zimmerman ( 2014), se ha encontrado que bitcoin ha sido utilizado con fines especulativos, mas que como una forma de pago, incluso por encima de las  noticias negativas que pudiesen surgir al respecto. Entonces, bitcoin ha sido un medio que tiene su mayor atractivo en el campo de la especulación o el  trading. Dicha funcionalidad, ha provocado un interés importante para quienes buscan la obtención de grandes rendimientos de manera rápida. Además, gracias a la creación de Ethereum, los usuarios no sólo tuvieron la opción de comercializar con otro criptoactivo además de bitcoin (ether), sino que también se les permitió crear otro token basado en la blockchain de Ethereum. Esto provocó que los reguladores desde hace ya varios años, pusieran especial atención a quienes los utilizan teniendo como objetivo principal, encontrar mecanismos para limitar las actividades asociadas con los criptoactivos. 

El enfoque de las autoridades y las causas de sus regulaciones

Desde un inicio Bitcoin fue un problema para las autoridades primero, por la adquisición de productos ilícitos (como sucedió con el extinto sitio Silk Road) y con ello, la posibilidad latente del uso para actividades ilegales, tales como, el financiamiento al terrorismo. Por ejemplo, Estados Unidos, desde 2012, lanzó uno de los primeros informes a través del FBI, donde se expresaba la preocupación acerca del uso de bitcoin para actividades ilícitas, como la compra de productos ilegales o blanqueo de dinero ( FBI, 2012). En ese mismo año, otros países también emitieron algunas posturas asociadas con el uso de bitcoin; por ejemplo, Canadá determinó que una moneda digital era dinero virtual para realizar compras en internet y por lo tanto, un criptoactivo como bitcoin, representaba un claro ejemplo de moneda digital la cual debería incluirse en los ingresos de los vendedores para efectos fiscales. Por su parte en Alemania, definió a bitcoin como una unidad de cuenta con carácter de instrumento financiero y podría utilizarse en operaciones comerciales sujetas a un impuesto. No obstante, en todos los casos no se considerada como moneda de curso legal. 

El segundo aspecto, se relaciona con la cantidad de fraudes bajo la promesa de rendimientos altamente atractivos. Por ejemplo, en 2013, la Comisión de Valores (SEC por sus siglas en inglés),  realizó una investigación sobre un esquema Ponzi realizado con bitcoin, la empresa tenía por nombre Bitcoin Saving and Trust (BTS) y ofrecía un 7 % de interés semanal a través de un esquema piramidal. En general, BST funcionaba como un fondo de reserva de bitcoins que compensaba el pago de retiros y supuestas devoluciones a los inversionistas. Sin embargo, se utilizó para satisfacer las solicitudes de retiro de los inversionistas cuando no logró generar el capital suficiente para el fondo de inversión y de esta forma cubrir los retiros. El resultado de esta controversia derivó en que bitcoin, en ese caso, debía ser considerado del mismo modo que el dinero emitido por un banco central, es decir, como moneda fiduciaria y la sentencia para el dueño de este esquema fue de 18 meses de prisión y la restitución de 1.2 millones de dólares para los 48 inversionistas afectados por su delito.

Pero no sólo se presentaron problemas con fraudes y esquemas piramidales, sino que también las exchanges o casas de cambio de bitcoin comenzaron con problemas, a saber, el famoso caso de  Mt. Gox, la criptoexchange que hasta 2014, concentraba prácticamente el 70% de todas las transacciones de bitcoin a nivel mundial y la cuál fue hackeada en ese año con un robo estimado de USD $450 millones en ese momento. En ese sentido la respuesta de múltiples gobiernos, casi de manera simultánea, fue emitir lineamientos sobre la operación de las cryptoexchanges o incluso, prohibirlas, como en Argelia, Egipto o Marruecos. Otro ejemplo es el del Grupo de Acción Financiera (GAFI), que en 2014 indicó que las empresas que participaban en la transmisión de bitcoin y otras “monedas digitales” podrían permitir el financiamiento del terrorismo o lavado de dinero ( GAFI, 2014, pp. 10).

En el presente, hemos visto como una serie de regulaciones se han robustecido y es que, lo único que se requería era que las autoridades comenzaran a poner un poco más de atención sobre el papel de bitcoin en el mundo y como se mencionó anteriormente; no obstante, es menester reconocer que el enfoque principal de estas regulaciones se ha fundamentado en los posibles efectos sobre la convertibilidad. Por esta razón, resultaría interesante que, quienes creemos y hablamos de bitcoin como un fenómeno descentralizado nos preguntáramos ¿realmente las regulaciones afectan a bitcoin? A continuación, se plantean algunas ideas. 

Como se mencionó en párrafos anteriores, bitcoin fue creado para ser una moneda electrónica, pero no precisamente para sustituir a las monedas de los países (al menos así no lo plantea Nakamoto), sino para combatir a las malas administraciones de las instituciones financieras que han conllevado a múltiples crisis; es decir, eliminar al o los intermediarios. Pero esto no sólo lo plantea Satoshi, por ejemplo,  Robert A. Selgin hace críticas inminentes la banca regulada y centralizada, sobre todo porque es la entidad que realiza la emisión del dinero, y una creación de dinero excesivo genera inflación, ocasionando crisis de liquidación. 

La mejor analogía de la funcionalidad de bitcoin probablemente este con el sistema de banca libre. Mientras la banca libre existió, los países que tenían dicho sistema, contaban con su propio banco y sus propias regulaciones lo que generaba una competencia autorregulada y servicios acotados a las necesidades de cada una de las regiones. La banca libre tuvo un funcionamiento óptimo hasta 1845 en Escocia y esto fue eliminado con la creación de los Bancos Centrales que incorporaron sistemas monopólicos y restrictivos y, posteriormente, con la emisión de deuda y creación del dinero. El problema con las entidades que centralizan las decisiones, es que regularmente fallan en la administración y la emisión del dinero, también involucra un tema de gestión. Por ejemplo, en el caso de los Bancos Centrales, el control del dinero también representa un problema puesto que, si bien es cierto la escasez de divisas no es común, el costo que los países han tenido que pagar por evitarla ha sido elevada al tener que realizar mayor emisión de dinero y generar una desestabilización provocando inflación o hiperinflación, como en los casos de Venezuela o Argentina. 

Liquidez: ¿el verdadero enemigo de bitcoin?

En realidad, hasta ahora las regulaciones han tenido como principal objetivo restringir la liquidez y este factor, probablemente es uno de los más importantes, porque la liquidez es quien determina una condición de equilibrio en el precio de bitcoin. Por ejemplo, es bien sabido que la oferta y demanda determinan el precio de bitcoin, por esta razón, a mayor demanda se genera un ajuste en los precios los cuáles terminan siendo proporcionales; es decir, existe un mayor aumento en el precio y viceversa. El hecho de que la convertibilidad de bitcoin sea indispensable por el uso que se le da, requiere que exista un equilibrio de reserva óptimo por parte de las exchanges; esto implica que deben contar con el nivel disponible de moneda local para realizar dichas compensaciones.

El tema de la liquidez en el caso de bitcoin resulta más complejo que lo que podría parecer, porque en esencia, la administración de liquidez de bitcoin se vuelve nuevamente un problema de gestión de recursos. Tanto los usuarios como las criptoexchanges tienen expectativas en función de los saldos existentes en divisas. Dada la impredecibilidad de bitcoin, no es posible tener estimada la demanda de los saldos en moneda local, por esta razón, realizar la conversión de bitcoin a moneda fiduciaria, requiere obligadamente mantener un equilibrio monetario a corto plazo, lo cual parece ser prácticamente imposible dadas las condiciones sobre los volúmenes de operación inestables. De hecho, hemos sido testigos de cómo algunas cryptoexchanges como Tether han realizado emisión indiscriminada de su criptoactivo incluso, se tiene evidencia de la manipulación de los precios de bitcoin a partir de un exceso de oferta, lo cual le ha ocasionado un sinnúmero de críticas. Esto tal vez no tendría que ser complejo, si bitcoin se utilizara como una moneda electrónica sin necesidad de conversión, pero reitero, al día de hoy no resulta así y por ello los reguladores insisten en los bloqueos de las exchanges, ante el inminente riesgo de liquidez. 

De hecho, retomando a Selgin, una de sus propuestas para un sistema bancario efectivo, es que el dinero base nunca pase de las reservas bancarias a la circulación o viceversa, con ello no existiría ninguna necesidad de compensación; es decir, se permitiría que el dinero base permaneciera como reserva bancaria para liquidar los saldos de compensación y, por lo tanto, se podría lograr la estabilidad monetaria al mismo tiempo en que se eliminaría la interferencia del gobierno. En este caso, bitcoin es un instrumento que resuelve el problema de demanda, puesto que su mecanismo para la generación de bloques, crea un sistema finito con la emisión de 21 millones de bitcoin en toda su historia. 

Conclusión

Todo lo anteriormente expuesto, tendría que servir como un ejercicio reflexivo sobre nuestra postura y crítica hacia la emisión de regulaciones hacia bitcoin (excluyendo a los demás criptoactivos) y saber en qué grado su existencia se asocia con bitcoin como forma de pago o bitcoin como instrumento especulativo para luego preguntarnos: ¿en qué medida utilizamos bitcoin para el intercambio de productos o servicios o para obtener ganancias a partir de su volatilidad? Es probable que para muchos la respuesta se enfoque totalmente el la usabilidad de bitcoin como forma de pago, pero parece ser que esta respuesta sería menor y la gran mayoría se aproximaría a la segunda opción. Y aunque muchos no estarán de acuerdo con lo que a continuación van a leer, vale la pena replantear lo siguiente: Independientemente de qué medida se elija, es necesario un método para combatir la especulación de bitcoin, puesto que bitcoin como forma de pago natural, no tendría qué recurrir a la convertibilidad; es decir, en el origen, bitcoin existe para optimizar los pagos, no para generar rendimientos como instrumento especulativo.

Si el enfoque y el uso de bitcoin como forma de pago permeara en la mayoría de los usuarios, entonces existiría consistencia con la idea de descentralización y libertad financiera, de otro modo seguimos siendo parte de entidades que centralizan los recursos económicos. Retomando el caso de las criptoexchanges, no resultan diferentes a los intermediarios financieros tradicionales y por ello es que las recomendaciones por parte de los reguladores, no distan de aquellas que manejan el dinero de uso corriente, como las que recientemente emitió GAFI hacia las criptoexchanges en materia de identificación de usuarios y el reporte obligado sobre los comportamientos sospechosos por parte de los usuarios.  

Si bien es cierto, la crítica que justifica la existencia de bitcoin, no se fundamenta en la estructura del sistema financiero como tal, sino en las debilidades inherentes en el modelo financiero implementado en los países que se basa en la confianza; pero, ¿cuál confianza? Básicamente en la confianza que todas las personas debemos depositar en las instituciones financieras y su administración y, en este caso, los intermediarios de bitcoin no son la excepción. Por esta razón, vale la pena repensar la postura hacia las regulaciones las cuales, probablemente no sean tan perjudiciales para bitcoin pensando en su sentido ontológico. 

Las opiniones expresadas aquí son las del autor y no representan necesariamente las opiniones de Cointelegraph.com