Según un nuevo preimpreso realizado por investigadores de la Open Universiteit, la Universidad de California Berkley y la Universidad de Radboud, la gran mayoría de la literatura sobre el uso de energía de redes blockchain, tanto de fuentes académicas como cotidianas, "carece del rigor científico que se espera de un campo científico maduro". El informe analizó 128 estudios científicos y de código abierto relacionados con las emisiones de carbono de redes blockchain como Bitcoin.  

Los investigadores descubrieron entonces que un asombroso 34% de los estudios ni siquiera poseían un diseño de investigación explícito. Mientras tanto, el 43% de los estudios no compartía los datos, mientras que el 67% no compartía el código fuente. Por último, en el 79% de los estudios no se hablaba de la fiabilidad de los datos externos.

Los investigadores descubrieron en su análisis varias falacias notables en los estudios. En primer lugar, los estudios sobre el consumo de energía de redes blockchian suelen citar datos y derivar sus conclusiones del Índice de Consumo Eléctrico de Bitcoin de Cambridge. Sin embargo, la fuente afirma explícitamente que sólo capta entre el 32% y 37% de toda la potencia de cñomputo de la red. 

En segundo lugar, se cuestiona la validez de los costes de electricidad utilizados en dichos estudios. Los investigadores descubrieron que una parte significativa de los estudios no tenía supuestos "claros" sobre el coste del uso de la electricidad en la minería de criptomonedas. Además, existe una considerable opacidad dentro de los estudios en cuanto a su elección de la eficacia del uso de la electricidad.  

Por último, los investigadores señalaron la validez de las afirmaciones sobre las emisiones de carbono de las redes blockchain. En varios estudios, descubrieron que los primeros investigadores simplemente extrapolaron los datos de las emisiones de carbono, sin pruebas empíricas, desde 2014 y aplicados a 2014, desde 2019 a 2021, desde 2015 hasta 2020, y así sucesivamente.

El informe pedía que se debatiera la fiabilidad de los modelos que evalúan el impacto medioambiental de las redes blockchain. La comunidad de criptomonedas sigue muy dividida a la hora de evaluar la huella de carbono de las redes. Algunos, como el alcalde de Miami, Francis Suárez, afirman que el 90% de la energía de la minería de Bitcoin proviene de energía sucia. Otros afirman que la red representa menos del 0,08% de la producción mundial de dióxido de carbono.

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