La importancia y relevancia de las stablecoins en el espacio cripto es una clara demostración de lo que significa la estabilidad para los mercados. La estabilidad es más importante que la escasez. Los inversores normalmente miden su crecimiento financiero en dólares, porque la mayoría de los compromisos están en dólares (impuestos, deudas, gastos, etc.) Si nuestras necesidades diarias se cubren en dólares, es lógico que al sopesar el éxito o el fracaso de nuestras finanzas utilicemos el dólar como la referencia.

En la práctica, Bitcoin es un par. Una tasa que se compone de dos elementos. Bitcoin, en realidad, es un código en una red de computadoras. Una serie de letras y números en una base de datos. Lo que ocurre es que ese código es utilizado como una tasa de intercambio monetario por sus usuarios. Lo que implica que el código en sí no tiene valor intrínseco. Es una abstracción. Sin embargo, sí tiene valor monetario. Lo que normalmente llamamos “el precio”.  Ese precio fluctúa con las dinámicas del mercado. Y, en esas fluctuaciones, yace su atractivo como inversión especulativa.

Bitcoin sube de precio. Bitcoin baja de precio. Pero la referencia sigue siendo el dólar. Lo que demuestra la importancia del dólar en este espacio. Pese a la supuesta rivalidad existente entre ambos instrumentos, en la práctica, lo que hay es una complicidad. La creación de las stablecoins surgió por necesidad. Me refiero a la necesidad de eliminar fricciones en el flujo de capitales. Este espacio necesita de capitales para prosperar. Sin dinero entrando constantemente desde afuera, esta industria no sobrevive. El inversor necesita entrar y salir con facilidad. 

Las stablecoins son tokens de emisión privada con una paridad de 1:1 con una moneda fiat. Un stablecoin es un instrumento representativo. Es código convertible a dinero fiat relación 1 a 1. En este artículo nos centraremos en el dólar. Para el inversor de criptomonedas son instrumentos sumamente prácticos, porque facilitan bastante las cosas. Sin embargo, los administradores de estos tokens son intermediarios. La gran pregunta: ¿Son honestos estos intermediarios?

En teoría, estos entes privados deberían tener en sus reservas la cantidad exacta de dinero por cada token emitido. De esta forma, poder cumplir con la paridad declarada. Sin embargo, debido a la falta de regulación y supervisión, eso no está garantizado. En la práctica, estos entes están operando como nobancos no regulados. Esto, por supuesto, no implica que estos actores automáticamente sean deshonestos. Sin embargo, debido a la poca transparencia de la gran mayoría, la duda es inevitable.

Ahora bien, las stablecoins son tan útiles como peligrosas. Son útiles, porque pueden sustituir al dólar en muchos escenarios. Pero son peligrosas, porque, en realidad, no son dólares. Y no cuentan con las garantías del dólar oficial. Si un banco estadounidense, por ejemplo, se declara en bancarrota, los seguros se activan y los depositantes no perderán su dinero. ¿Por qué? Bueno, porque, para operar como banco en los Estados Unidos, hay que cumplir con ciertos requisitos. Los bancos están regulados. Y, con esa regulación, también yacen unas garantías.

Ahora bien, si, por otro lado, una stablecoin se declara en bancarrota, los dueños de estos tokens no cuentan con las mismas garantías, ni con el mismo nivel de protección. En muchos sentidos, los afectados están solos. Considerando la importancia de las stablecoins para el mercado de las criptomonedas, esa situación revela una gran vulnerabilidad. El riesgo sistémico es muy alto. Y contribuye bastante la volatilidad de los precios.

Podríamos apostar sin mucho temor a equivocarnos que los reguladores comienzan por las stablecoins. En muchos sentidos, son máquinas de imprimir dinero privadas. No es muy insensato asumir que la prioridad debe estar ahí. Nos guste o no, la intervención gubernamental es necesaria en este caso. Se trata de muchísimo dinero en muy pocas manos. Y es un problema con muchos dolientes.

De este lote, la bomba de tiempo es USDT. Y no es porque yo sepa algo que los demás no sepan. Mencionó a USDT, porque, en la escala de opacidad, USDT “Tether” se gana el premio. Tether, para bien o para mal, funciona. Y, a pesar de las críticas, ha logrado sobrevivir al paso de los años. Sin embargo, aún no logra disipar todas las dudas. Las otras stablecoins (USDC, BUSD) no entran en la misma categoría que Tether. Sin embargo, tampoco están libres de sospechas. Y esto sucede, porque aún estamos en el Salvaje Oeste desde el punto de vista regulatorio. Podríamos apostar que ninguna de las stablecoins existentes cumplen con los estándares requeridos. Cambios serán necesarios.

¿Qué harán los reguladores? Bueno, lo primero es la creación de un marco regulatorio. Es decir, se deben establecer unas normas del juego claras y definitivas. ¿Qué son las stablecoins? ¿Cuál es la relación con el dólar? ¿Cuáles son las exigencias y las responsabilidades para poder emitir una stablecoin? ¿Con qué protecciones cuentan los usuarios? 

El futuro de las stablecoins es la regulación. Y esa regulación traerá nuevos límites. O sea, ya no seremos tan libres. Sin embargo, me gustaría creer que ese sacrificio traerá su beneficio. En consecuencia, supongo que tendremos un mercado mucho más maduro y seguro.

Las stablecoins han ganado últimamente mucha popularidad en la economía gris debido a su gran versatilidad. Son particularmente útiles para eliminar fricciones en pagos transfronterizos. ¿La regulación impondrá controles en el flujo de capitales? ¿Se implementarán sanciones por razones políticas?

La regulación es inevitable. Pero hay regulaciones adecuadas y regulaciones inadecuadas. ¿Cuál obtendremos? En estas índoles, los compromisos son necesarios. ¿Qué tan lejos debemos ir con los compromisos? Si nos excedemos, reducimos la utilidad de estos instrumentos. Si no se hace nada, la implosión destruirá lo construido. Lo que se requiere es un punto medio. Es decir, lo que se requiere es la mejor regulación posible. Protección al usuario. Transparencia por parte de los emisores. Y normas que reduzcan el riesgo sistémico. Pero, sin quitarle la utilidad.

En lo personal, utilizó stablecoins para realizar transacciones. Sin embargo, no aliento mucho su acumulación por mucho tiempo. Y es cuestión de sopesar los riesgos. ¿Qué me ofrece más garantías? ¿El dólar? ¿O una stablecoin (no regulada) anclada al dólar?

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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