Opinión de: Zach Lindquist, cofundador de Pure Crypto
Algo inusual está sucediendo en los mercados de criptomonedas.
Wall Street, una vez cauteloso con cualquier criptoactivo más allá de Bitcoin (BTC) y Ether (ETH), ahora compite por lanzar fondos cotizados en bolsa (ETF) de Solana (SOL). La carrera para empaquetar y fijar el precio de lo que antes se consideraba una "altcoin" marca un punto de inflexión. Las criptomonedas ya no son un sistema financiero alternativo. Este desarrollo marca el fin de la frontera de las criptomonedas y el comienzo de su plena vida institucional.
El cambio se hizo evidente cuando el ETF de staking de Solana de Bitwise debutó en la Bolsa de Valores de Nueva York, impulsado por una fuerte demanda institucional. Este desarrollo ha sido un recordatorio de que, si bien los reguladores permanecen inactivos, los mercados ya se están moviendo, y uno de los productos más esperados que todavía está en lista de espera es el ETF spot de Solana más amplio.
Entre bastidores, los emisores luchan por el dominio. Las solicitudes S-1 para los ETF de Solana se están revisando discretamente con comisiones de gestión más bajas y comisiones de staking ajustadas. La sutil batalla de precios indica tanta convicción como competencia. Wall Street ya no debate si las criptomonedas pertenecen a las carteras convencionales; está elaborando estrategias sobre cómo estandarizarlas y dominarlas.
Estos movimientos no son una coincidencia. El éxito de la primera ola de ETF de Bitcoin y Ether ha convertido a Solana en otro premio en el radar de Wall Street, no solo porque es nuevo, sino porque representa una evolución. Bitcoin es una reserva de valor. Ethereum introdujo el staking y el rendimiento. Solana ofrece ambos, una combinación de crecimiento e ingresos que la hace atractiva para las instituciones.
Economía familiar para Wall Street
Lo que está sucediendo ahora es menos sobre tecnología y más sobre traducción. Wall Street ha aprendido a expresar las criptomonedas en su propio lenguaje: rendimiento, quema de suministro, distribución. El resultado es que incluso una "altcoin" que lo fue por un tiempo puede venderse como un producto financiero convencional.
La escala de actividad también ilustra lo que está en juego. Bloomberg cuenta 23 solicitudes de ETF de Solana, tantas como Bitcoin y más que cualquier otro activo.
El interés de Wall Street no se trata de novedad. Se trata de familiaridad. La actividad en Solana genera tarifas e ingresos que se acumulan para los poseedores de tokens SOL de dos maneras. Los stakers obtienen aproximadamente un 5%-8% de rendimiento de la emisión más una parte de las tarifas y recompensas del validador. Además, una quema de tarifas incorporada reduce permanentemente el suministro, algo que Wall Street puede ver como una forma de recompra de acciones, que respalda el valor del token a lo largo del tiempo.
Además, con los bonos del Tesoro de EE. UU. rindiendo alrededor del 4% y el rendimiento por dividendo del S&P 500 cerca del 1,3%, los rendimientos on-chain de Solana parecen competitivos incluso antes de considerar la posible apreciación del precio. Envueltos en un ETF, esa economía se vuelve repentinamente accesible a través de las mismas cuentas de corretaje que las instituciones ya utilizan, dando a los inversores que buscan ingresos un activo cripto-nativo que se comporta como los instrumentos que ya entienden.
En términos de mercado, es un poco como poseer Nvidia hace cuatro años y un dividendo: un activo de alto crecimiento con rendimiento incorporado, una combinación que Wall Street nunca antes había tenido. Y realmente, ¿qué institución no querría otra oportunidad de eso?
La arquitectura ofrece escalabilidad
La arquitectura de Solana también ofrece algo que Bitcoin y Ethereum no pueden. La red opera a la velocidad y el volumen que exige la infraestructura institucional. Decenas de millones de transacciones se mueven a través de la red cada día con una latencia mínima, lo que la convierte en una de las pocas cadenas de bloques capaces de soportar aplicaciones de consumo e institucionales de alto rendimiento simultáneamente.
Para las instituciones tradicionales, este puente es un gran avance. Bitcoin es un almacenamiento de valor. Ether es un rendimiento programable. Solana es una plataforma de finanzas programable donde la infraestructura para pagos y rendimiento puede converger bajo un mismo activo. Ese es el tipo de ecosistema que las finanzas tradicionales pueden medir y vender, y por qué tantos emisores e inversores desean exposición.
Las criptomonedas ya no son la contracultura de las finanzas; se están convirtiendo en el engranaje de las finanzas. Y eso es un indicador de su valor y aceptación institucional.
La carrera para ser el SPDR de Solana
Lo que está en juego aquí no es solo quién recauda las tarifas; es quién define lo que Solana significa para los inversores institucionales. Múltiples emisores pueden recibir la aprobación del ETF simultáneamente. Aun así, solo uno o dos probablemente capturarán la liquidez, el reconocimiento del ticker y la distribución que los hagan sinónimos del ETF de Solana.
La carrera es especialmente intensa porque un gigante todavía está al margen. BlackRock, que domina los ETF de Bitcoin y Ether, aún no ha solicitado un producto de Solana. La ausencia ha creado un vacío, animando a otros emisores a luchar por la ventaja del primer movimiento.
En la historia de los ETF, la percepción ha importado tanto como el rendimiento. Los Standard & Poor’s Depository Receipts (SPDR) no inventaron el S&P 500, pero se convirtieron en la marca que los inversores utilizaron para expresarlo. La misma dinámica se desarrolló con GLD, que, 20 años después, es conocido como "el padre de los ETF de oro". No solo siguió el oro; esencialmente llegó a representarlo.
La propiedad de la narrativa es clave. En un mercado donde el primer ETF en ganar tracción puede definir eficazmente la reputación del activo subyacente, la credibilidad es la moneda más valiosa.
Ser dueño de esa narrativa significa más que reconocimiento. Cuando los terminales de Bloomberg, las casas de corretaje y las carteras modelo establecen por defecto un único ticker de Solana, el producto de ese emisor se convierte en la lente a través de la cual Wall Street ve todo el ecosistema. En ese sentido, la batalla por los ETF de Solana no se trata solo de quién gestiona el fondo; se trata de quién consigue traducir las criptomonedas al lenguaje de Wall Street.
Esa traducción puede ser el indicador final de la aceptación generalizada.
Opinión de: Zach Lindquist, cofundador de Pure Crypto.
Este artículo tiene fines de información general y no pretende ser ni debe tomarse como asesoramiento legal o de inversión. Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí son exclusivamente del autor y no necesariamente reflejan o representan los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph.
