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Gustavo GodoyGustavo Godoy

Stablecoins: ¿Suficiente protección o un desastre esperando a suceder?

La Ley GENIUS busca legitimar las stablecoins respaldadas 1:1, ¿pero realmente dejan brechas de protección?

Stablecoins: ¿Suficiente protección o un desastre esperando a suceder?
Opinión

La importancia de las stablecoins no puede subestimarse. Actúan como el "efectivo" del mundo cripto, permitiendo a los inversores moverse rápidamente dentro y fuera de activos volátiles como Bitcoin o Ethereum sin tener que recurrir constantemente a las rampas de entrada y salida bancarias tradicionales. Son cruciales para el comercio en exchanges descentralizados (DEX), para el funcionamiento de protocolos de finanzas descentralizadas (DeFi) y, cada vez más, para pagos transfronterizos. Su valor total de mercado asciende a miles de millones de dólares, lo que subraya su integración en la economía digital.

La Ley GENIUS (Guiding and Establishing National Innovation for U.S. Stablecoins Act) representa un hito significativo en el intento de Estados Unidos por regular este sector. Su principal fortaleza reside en la claridad regulatoria que busca ofrecer. Hasta ahora, las stablecoins han operado en una especie de limbo legal, lo que ha generado incertidumbre y ha frenado la inversión institucional. Al establecer un marco legal explícito, la Ley GENIUS les otorga legitimidad, un paso crucial para su adopción masiva en el sistema financiero convencional.

Esta legislación propone requisitos estrictos para los emisores de stablecoins. El pilar central es la exigencia de un respaldo 1:1, lo que significa que cada stablecoin emitida debe estar respaldada por un dólar estadounidense o equivalentes de efectivo altamente líquidos y seguros, como bonos del Tesoro de EEUU a corto plazo. Además, se exigirían auditorías regulares e informes mensuales públicos sobre las reservas, aumentando la transparencia. 

Otro punto fuerte de la Ley GENIUS es su enfoque en la prevención del lavado de dinero (AML) y los protocolos de Conoce a Tu Cliente (KYC). Se espera que los grandes emisores de stablecoins cumplan con estándares similares a los que ya aplican los bancos tradicionales, lo que es esencial para combatir el uso de stablecoins en actividades ilícitas y para la integridad del sistema financiero global. Este marco, además, posiciona a Estados Unidos para mantener el dominio global del dólar en la era digital, aprovechando la creciente demanda de stablecoins respaldadas por esta divisa.

A pesar de estas fortalezas, las críticas apuntan a que la Ley GENIUS, en su forma actual, podría no ofrecer una protección suficiente para todos los usuarios y en todos los escenarios. Las preocupaciones se centran principalmente en las lagunas regulatorias que deja y en los riesgos inherentes a la estructura del mercado de stablecoins.

La debilidad más prominente es la exclusión explícita de las stablecoins algorítmicas y aquellas que ofrecen rendimiento. La Ley GENIUS se enfoca casi exclusivamente en las stablecoins de pago respaldadas por activos fiduciarios tradicionales. Este es un punto ciego crítico, ya que precisamente fueron las stablecoins algorítmicas las que protagonizaron uno de los colapsos más sonados y dañinos en la historia reciente de las criptomonedas. Al no someterlas a un marco regulatorio, la ley deja a los usuarios que interactúan con estos activos expuestos a riesgos incalculables, que podrían replicar o incluso superar los desastres pasados si no hay supervisión adecuada. De manera similar, las stablecoins que prometen altos rendimientos (yield-earning stablecoins) a menudo lo hacen a través de mecanismos complejos y arriesgados, sin que la Ley GENIUS ofrezca un paraguas de protección para sus tenedores.

Otro punto de preocupación son los riesgos de custodia y la dependencia de terceros. Aunque la ley exige un respaldo 1:1 y auditorías, los usuarios no tienen acceso directo a las reservas. La custodia de esos activos recae en el emisor o en bancos custodios designados. En caso de quiebra del emisor, incluso si los activos de respaldo existen, el proceso de reembolso a los usuarios puede ser largo, oneroso y complejo. Los incidentes de hacks, mala gestión o fraude por parte de custodios de terceros, aunque no directamente relacionados con el respaldo 1:1, podrían comprometer la disponibilidad de los fondos de los usuarios. La ley busca priorizar a los tenedores de stablecoins en un proceso de quiebra, pero esto no elimina el estrés y la incertidumbre para el usuario en esos escenarios.

Además, las rigurosas exigencias de cumplimiento podrían, paradójicamente, limitar la innovación y la competencia. Los altos costos asociados con las licencias, auditorías, y la implementación de protocolos AML/KYC podrían actuar como una barrera de entrada significativa para startups y emisores más pequeños. Esto podría llevar a una concentración del mercado en manos de grandes bancos y corporaciones tecnológicas con los recursos necesarios para cumplir, reduciendo la diversidad de opciones para los usuarios y, potencialmente, la presión competitiva para ofrecer las mejores tarifas o servicios.

Finalmente, la complejidad inherente de las finanzas digitales y la regulación asociada puede llevar a una falta de comprensión por parte del usuario promedio. Aunque la ley busca claridad, el ecosistema sigue siendo intrincado. Los usuarios pueden no distinguir fácilmente entre una stablecoin regulada bajo la Ley GENIUS y una que no lo está, o pueden no comprender plenamente los riesgos residuales asociados con la custodia o la operativa descentralizada. La educación del usuario, si bien no es directamente parte de la ley, es fundamental para que la protección sea efectiva en la práctica.

Paradójicamente, la aparente "insuficiencia" de la Ley GENIUS en su cobertura total del ecosistema de stablecoins, especialmente al excluir las algorítmicas o con rendimiento, podría ser vista como una ventaja estratégica a largo plazo para la innovación y la resiliencia del mercado cripto en su conjunto. Al no "encorsetar" regulatoriamente a todas las formas de stablecoins bajo un único marco estricto, la ley permite que otras áreas de innovación sigan experimentando y evolucionando fuera de la supervisión inmediata, dejando espacio para que surjan nuevos modelos y tecnologías que quizás aún no comprendemos completamente.

Esta "zona gris" residual no regulada, aunque conlleva riesgos para los usuarios que operan en ella, también actúa como un laboratorio de pruebas para la próxima generación de finanzas descentralizadas. Permite que el mercado identifique de forma orgánica cuáles modelos son realmente sostenibles y resistentes (aunque sea a través de la dolorosa lección del fracaso, como el de Terra/Luna, que sirvió como un costoso aprendizaje global). 

Si bien la Ley GENIUS se enfoca en la seguridad y la estabilidad de las stablecoins de pago respaldadas por activos fiduciarios (que son las de mayor uso en el sistema financiero tradicional), dejar abierta la puerta a la experimentación con otras stablecoins, aunque sea fuera de un marco de protección, podría ser una forma de evitar la sobrerregulación de un sector aún incipiente, garantizando que Estados Unidos no sofoca la innovación que podría definir el futuro de las finanzas. Es un delicado equilibrio entre seguridad y progreso, donde la "insuficiencia" de hoy podría ser la flexibilidad que impulse el crecimiento de mañana.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.