El acercamiento entre el sector bancario y las empresas cripto representa un desafío para la noción de guerra sin cuartel que supuestamente se debe librar entre estas fuerzas antagónicas. Según muchos, Bitcoin es una rebelión contra el malvado Imperio (bancos y gobiernos). Dentro de la comunidad cripto hay personas que se creen Luke Skywalker y cuando ven a Jamie Dimon es como ver al Emperador en persona, Sí, Jamie Damon, CEO de JP Morgan Chase, con su risa diabólica, rostro arrugado y rayos saliendo de sus manos. Existen Bitcoiners más intensos que un vendedor de Herbalife. Entonces, cuando encuentran a Coinbase y a Gemini de mil amores con JP Morgan y las autoridades, es prácticamente ver a la Princesa Leia y Han Solo tomando el té en la Estrella de la Muerte. ¿Acaso nuestra revolución ha sido traicionada?

Es muy frecuente verlo en las revoluciones. El militante raso se desvive por la causa. Vive sus doctrinas al pie de la letra. Y es la imagen viva de sus ideales. Se radicaliza. Se enfrenta con medio mundo por su causa. Se pelea con sus amigos, sus familiares y sus vecinos. Da la vida por la revolución. Y no tolera claudicaciones. En efecto, es más terco que una mula y toma una postura de todo o nada. A la vista de los demás, este fanatismo parece insensato. Sin embargo, para el infectado con este mosquito su enfermedad es una bendición. El mundo se ha vuelto claro y coherente. Toda la ambigüedad ha desaparecido y ya no hay dudas. Están los malos por un lado y los buenos por el otro. Y él es uno de los héroes de la historia. Gracias a él y a su devoción, la humanidad alcanzará una era dorada de paz y prosperidad. Deja de ser un individuo pequeño y perdido para convertirse en un gigante de la historia. 

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El mosquito del fanatismo siempre ha estado en algunos sectores de la comunidad cripto. Claro que no se le llama así. Dentro de la comunidad cripto, ese fenómeno se aborda como si se tratara de una especie de iluminación. Algo así con un entendimiento profundo de las cosas. Es decir, estos militantes no se dejan engañar por nadie. Conocen perfectamente los mecanismos utilizados por los opresores para socavar nuestra preciada libertad personal. En otras palabras, Neo tomó la pastilla roja, dejó la Matrix y comenzó a luchar contra las máquinas. 

Claro que ser un radical es fácil cuando la comunidad es pequeña o no se tiene mucho poder. Es decir, se puede ser un radical en la sala de nuestra casa. Esto es porque en la sala de nuestra casa todo es teoría y ahí siempre podemos tener la razón. Podemos ser radicales en Twitter. Desde ahí podemos lanzar nuestra cruzada épica. Incluso podemos pelear con las personas más poderosos del mundo y sentirnos como David enfrentando a Goliat. 

Todo cambia cuando salimos de la sala de nuestras casas y comenzamos a construir algo. Cuando comenzamos a construir algo en el mundo real es que nos damos cuenta que no todo es tan definitivo. El mundo real no es como el imaginario. En el real, hay que tomar decisiones y toda decisión implica un costo, un sacrificio, una concesión. Las contradicciones, las paradojas, y las incongruencias son algo de todos días. En la teoría, las cosas son blancas o negras. Pero, en la práctica, los matices son infinitos. Y en la mayoría de los casos no tenemos más opciones que irnos por el gris menos feo. 

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JP Morgan comienza una relación bancaria con los exchanges, Coinbase y Gemini. Este es un gran paso, porque los grandes bancos siempre han estado renuentes a colaborar con los exchanges de criptomonedas por el tema del fraude y el lavado de dinero. Esta nueva amistad entre el principal banco de los Estados Unidos y dos de los principales exchanges de criptomonedas ciertamente abre las puertas para una mejor relación entre el sector bancario en general y las empresas cripto. En mi opinión, esta noticia es un avance gigantesco. En credibilidad, dimos un salto titánico.  

Esto se logró porque Coinbase y Gemini están muy regulados. Ambos exchanges fueron sometidos a un riguroso proceso de verificación. Tanto Gemini como Coinbase han obtenido certificaciones de diferentes organismos y se han sometido a revisiones por parte de reconocidas empresas de contaduría. Ambas casas han cumplido con los requisitos para operar bajo la estructura de Bitlicense del NYDFS y son transmisores de dinero con licencia en varios estados. Es decir, están al día con el Tío Sam, con los reguladores y con los bancos. Están cumpliendo con todas las reglas. 

Eso no es muy popular en algunos sectores de la comunidad cripto, por supuesto. La campaña publicitaria “Criptomonedas necesitan reglas” lanzada por Gemini no cayó muy bien entre los Skywalkers del mundo cripto. Esa campaña fue muy criticada. Claro que no toda crítica es inválida. Tampoco podemos aceptar todo lo que venga con los ojos cerrados y sin cuestionar nada. En el camino de la regulación, no podemos perder nuestra voz. Es importante velar por una regulación adecuada y evitar los excesos. Sin embargo, muchos de estas críticas anti regulatorias son realizadas por los defensores de la utopía anarcolibertaria. Y muchos de ellos están defendiendo un dogma inviable. Y lo hacen porque puede hacerlo. Después de todo, están en la sala de su casa. 

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Coinbase y Gemini están en una posición muy distinta. Ellos son compañías con oficinas, empleados, clientes, y sueños de expansión. Ellos son parte de una industria emergente. No escogieron las sombras de un mercado negro y clandestino. Ellos operan en el mundo legítimo. Están buscando clientes institucionales. Quieren estar en las buenas con el Tío Sam. Y quieren llevar a Bitcoin a las masas por la vía legal y establecida. Quieren ser Steve Jobs, no el Che Guevara. Y para eso necesitan madurar y jugar según las reglas de juego como todos los demás.  

Considero que el mercado de Bitcoin se está madurando poco a poco y eso es una muy buena noticia. Significa que el futuro de Bitcoin es inmenso. Ya no es un pequeño experimento. Se está convirtiendo en un mercado mundial cada vez más consolidado. Claro que ese proceso no será fácil de digerir para algunos. 

Del mismo modo que ocurre cuando las religiones se hacen grandes y oficiales, surgen fuerzas reaccionarias que se sienten traicionadas por sus líderes y recuerdan con nostalgia el vigor de los ideales de los primeros días. Bitcoin está ganando espacios en el mundo. Bitcoin está triunfando. Pero hay un grupo que no verá eso. Un grupo verá que el movimiento original ha sido traído y desvirtuado. Piensan que antes era mejor. Lo que en realidad se extraña es la seguridad y calidez que aportaba ser miembro de una pequeña tribu. Y sí Bitcoin está dejando de ser una pequeña tribu para convertirse algo mucho más grande, rico y diverso.