Es muy humano crear un conflicto para despertar entusiasmo en otros. El enemigo común (real o ficticio) une filas y disipa las fricciones internas. Se trata de un fenómeno social. Al parecer, los seres humanos estamos condicionados biológicamente a poseer un mecanismo dual en nuestra relación con los demás. Tenemos una ética de cooperación con los amigos y una ética de competencia con los enemigos. En las redes sociales, las frases belicosas son usadas todo el tiempo en busca de más seguidores. El conflicto, obviamente, vende. Las personas se sienten hermanos de lucha por una causa común. El individuo ya no está solo. Es un héroe de la historia. En otras palabras, es un negocio redondo vender una guerra.

¿Por qué alguien confiaría en dinero de nerds vs dinero de un banco central? Los nerds trajeron Internet. Los bancos trajeron la Gran Depresión”, escribió en twitter Andreas Antonopoulos.

Ese tuit nos sugiere que hay dos grupos enfrentados. Uno es causante de grandes males. Y el otro es causante de grandes bienes. Me temo que se trata de un libreto bastante arquetípico. No es nuevo. Y no es el producto original de estos tiempos. La cosa va así: El pueblo debe todas sus desgracias a los malvados conspiradores. El mundo es un lugar repleto de enemigos internos y externos. El pueblo siempre es inocente. Los enemigos siempre son culpables. Luego, surge de las entrañas de la resistencia una persona superior o un objeto superior que encarna las esperanzas del pueblo mismo. Con las ayudas de las fuerzas de bien, una guerra santa contra las fuerzas del mal toma lugar y nos lleva hasta la inevitable victoria final donde la comunidad de fieles gozará de un largo y dorado periodo de paz y prosperidad.  

En un mundo tan fragmentado como el de hoy, las personas necesitan permanecer a una comunidad. Los sectores, entonces, explotan el deseo de las masas de escapar de la realidad y crean una fantasía estructuralmente consistente y de sencilla compresión. Bitcoin, bueno. Bancos, malos. El individuo anteriormente marginado y desorientado se funde en un gran movimiento global. Y esa fusión le aporta una fortaleza psicológica nueva y muy satisfactoria. Logra superar sus sentimientos de inferioridad para someterse al “tren de la historia”. Esa emoción mística disipa sus miedos. Finalmente, gana estatus al convertirse en un héroe en la batalla contra las fuerzas del mal. Bueno, eso explica el cómo cualquier joven sin formación tiene los riñones de llamar “idiota” a cualquier premio Nobel de economía después de ver un par de documentales en Youtube.

Obvio que no es posible resumir las causas de la Gran Depresión en un tuit. Sin embargo, Andreas Antonopoulos recurre a las falacias para colocar su frase del día. Debemos recordar que se trata de un influencer con una cuenta de muchos seguidores. Es decir, él es uno de los líderes de la tribu. Es un amigo que pertenece a nuestro bando. La frase se diseñó para ridiculizar las críticas de los enemigos. Pero la frase es una pesadilla semántica, digna de la novela 1984. Los “bancos” causaron la Gran Depresión. Luego, saltamos a la creación de Internet. Los nerds crearon Internet. ¿Seguro? Y, luego, esos mismos nerds crearon Bitcoin. O sea, ¿el mundo no creció económicamente después de la Segunda Guerra Mundial? ¿No existió una crisis dotcom?

Bien sabemos que los bancos están muy interesados en invertir en Bitcoin. Los bancos, nos guste o no, están en todo. Por un lado, son los financistas de las principales criptoempresas. Y, por el otro, suministran el capital necesario. No podemos caer en el error de pensar que Bitcoin es, en su totalidad, un proyecto ciudadano impulsado únicamente por los minoristas. ¿Por qué el precio de Bitcoin cae ante los cambios en la política monetaria? Bueno, porque una cosa se relaciona con la otra.

El mundo está cambiando. Los millennials están reemplazando a los baby boomers. Y Sillicon Valley cada día tiene más poder sobre la economía. La clase media urbana lleva la batuta en el proceso de digitalización. Obvio que estamos en medio de un auge de todo lo digital, producto de una tecnofilia generalizada. Ahora todo lo pasado es obtuso. La tradición no sirve. Lo viejo debe ser destruido. Y la reforma debe ser total. Este es el sentimiento de la época. Bitcoin es hijo de este fenómeno.

El inversor nunca debe tragarse entero todo lo que se lee en las redes sociales. En muchos casos, las guerras ideológicas se crean para que los jóvenes y los más radicales tengan una distracción. Silicon Valley no está en una batalla con Nueva York. Irónicamente, lo que tenemos es una integración. Las tecnológicas están expandiéndose hacia el sector de las finanzas. Y el sector financiero es cada vez más tecnológico. Las compañías más importantes del momento son tecnológicas con servicios financieros y compañías de servicios financieros invirtiendo en tecnología.

La actual corelación entre Bitcoin y las tecnológicas no es accidental. Los nerds quieren ser banqueros. Y los banqueros quieren ser nerds. Los libertarios aún están hablando de la Gran Depresión, invocando el pasado e ignorando las reformas posteriores. Yo creo que ya es hora de pasar la página. En estos momentos, estamos en un proceso de digitalización que nos incluye a todos. Todos ayudamos a crear Internet. Y todos estamos impulsando su evolución.

La comunidad cripto está plagada de ideología. En particular, hay mucho libertario. Y me temo que a los libertarios les cuesta mucho trabajo dejar la politiquería. Como disco rayado, siempre se cae en el tema de los bancos centrales, la intervención estatal en la economía, y la impresión de dinero. Eso es válido. Y todos tenemos el derecho de tener nuestras posiciones políticas. Sin embargo, el sesgo ideológico puede perjudicar nuestras inversiones. ¿Por qué? Porque caemos con demasiada frecuencia en dogmas, pensamientos fantásticos y peleas inútiles.

El inversor debe ser práctico y objetivo. La meta no es la reforma política. La meta es el crecimiento de un portafolio de inversiones. Podemos tener ideas políticas. Pero las ponemos en pausa a la hora de invertir. Por razones ideológicas, muchos en este espacio se niegan a reconocer la influencia de la Reserva Federal de los Estados Unidos en el precio de Bitcoin. En muchas ocasiones, he sido tildado de “keynesiano” por hablar de esta influencia. Obvio que una cosa no tiene que ver con la otra. Pero nos revela el sesgo ideológico dentro de la comunidad. Describir un proceso no es apoyar un proceso. Al entender mejor el proceso podemos diseñar mejores estrategias. ¿Hay una batalla entre los nerds y los bancos? 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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