Los mercados normalmente tienen altos y bajos. Es decir, el precio fluctúa. Y podríamos decir que el mercado cripto es particularmente propenso a las fluctuaciones. O sea, es sumamente volátil. Y debemos recordar que la volatilidad es una moneda de dos caras. Por un lado, esa inestabilidad implica un riesgo. Y, por el otro, esa misma inestabilidad ofrece grandes oportunidades de obtener altos retornos. Un activo volátil, por definición, no puede ser una inversión segura. Las inversiones seguras, por lo general, pertenecen a los mercados más establecidos. En otras palabras, la inmadurez y la volatilidad con frecuencia van de la mano. 

La comunidad cripto adora hablar del precio de Bitcoin. Predecir el precio es el deporte nacional. En realidad, es una pasión colectiva. Todo bitcoiner, lo admita o no, es un futurista aficionado. Todos tenemos un número mágico en la mente. Siempre hay una teoría del precio. En muchos casos, las proyecciones se basan en el comportamiento del precio en el pasado. Con el uso de gráficas, muchos bitcoiners predicen el precio de Bitcoin en el futuro. Pero no solo es el estudio de las gráficas. Muchos construyen su hipótesis mediante el estudio de fundamentales. Me refiero a datos de diversa índole. La cantidad de carteras, el volumen de transacciones en los exchanges, el hashrate, etc. No existe una metodología aceptada por todos. Pero todos tienen un método preferido. 

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Ahora bien, el tema del precio de Bitcoin es sumamente popular. De hecho, no hay un tema más popular en el espacio cripto. Si un medio escribe que Bitcoin subirá de precio y coloca una predicción oportunista en el titular, el artículo será todo un éxito. Lamentablemente, el público no pide muchas explicaciones. Lo único que parece pedir es que el número sea muy grande. Es por eso que a muchos “cripto influencers” les encanta hacer predicciones. Caen en la tentación de realizar predicciones, porque saben muy bien que la reacción será enorme. Es decir, obtendrán muchos likes y mucha cobertura mediática.  

El problema es que esas predicciones rara vez se cumplen. Si se siguen todas las predicciones y se lleva un registro, sabremos lo poco certeros que son nuestros predictores. Me refiero a los grandes nombres del espacio cripto. Hablo de reporteros, CEOs de criptoempresas, y jefe de proyectos. En líneas generales, somos terribles en nuestro deporte favorito. 

Los movimientos del precio siempre nos toman por sorpresa. Sin embargo, después de un cambio en el precio, siempre surgen las explicaciones. Somos unos genios inventando razones para todo. Los menos creativos culpan a la misteriosa ballena. Si el precio sube o baja inexplicablemente y nadie tiene idea de lo que está pasando, la ballena desconocida es una opción muy usada. Los más técnicos culpan a los futuros. El vencimiento de los futuros funciona muy bien, porque casi nadie sabe cómo funcionan en realidad. Entonces, esta explicación es difícil de refutar. Pero solo funciona en retrospectiva. No funciona para predecir. Ese hecho debía generar escepticismo, pero la explicación de los futuros es muy efectiva por su sencillez. ¿Qué pasó con el precio de Bitcoin? Por los futuros. ¡Aaah!

Claro que las ballenas misteriosas y los futuros son el plan B. El plan A es la noticia del día. El presidente de un país dijo algo. Una compañía importante anunció un proyecto cripto. Un regulador colocó una traba. O algo por el estilo. Aquí el rumor siempre es más importante que la noticia. La expectativa siempre es más poderosa que el evento como tal. Debe haber mucha anticipación y especulación. Mientras menos precisa sea la información, mejor. 

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Esto nos lleva a la tercera opción. Las correlaciones. Aquí tocamos un poco el campo de las teorías de la conspiración y las supersticiones. Porque a la comunidad cripto le encantan las correlaciones negativas. Es decir, ir en contra del sistema. Se trata del espíritu antisistema de la comunidad cripto que siempre sale a flote. Esta es una costumbre heredada de los escarabajos del oro. Según esta corriente, el colapso del sistema beneficia a Bitcoin. Las crisis suben el precio. He ahí el interés de los Bitcoin por los bancos centrales. Por ejemplo, un desajuste macroeconómico podría subir el precio del oro. Si esta subida coincide con una subida en el precio de Bitcoin, ya sabemos los artículos del día siguiente. Curiosamente, si sucede lo contrario, priva el silencio. 

Ahora bien, ¿qué mueve el precio de Bitcoin? El mercado Bitcoin es sumamente pequeño, inmaduro y de poca liquidez, dominado principalmente por el inversor minorista. Contamos con muy poca información confiable. Es decir, caminamos a ciegas. Apple conoce a sus accionistas más importantes. Tesla puede realizar un estudio para obtener el perfil de la mayoría de sus accionistas con relativa exactitud. Y los analistas en Wall Street pueden estudiar los reportes, los libros y los productos de las compañías más importantes. En el caso de Bitcoin, es muy difícil obtener datos preciosos. 

Por otro lado, Bitcoin es básicamente un activo especulativo. Es decir, su precio depende de la oferta y la demanda principalmente. No es una mercancía, o una compañía. No podemos realizar una valoración analizando los activos subyacentes o el último reporte de ventas. Bitcoin es su compra y su venta. Más que una cosa, Bitcoin es una tasa de cambio. 

Bitcoin sigue una lógica circular. Bitcoin vale lo que la gente dice que vale. Es un código en una base de datos. Pero el valor de ese código habita en el imaginario. Su precio es como los resultados de una encuesta. Es esencialmente una opinión. O, también podríamos decir que es una fe. Si hay más compradores, el precio sube. Y si hay más vendedores, el precio baja. El comprador compra porque piensa que el precio va a subir en el futuro. Y el vendedor vende, porque piensa que el precio va bajar en el futuro. 

¿Cuál es el factor más importante en relación al precio de Bitcoin? Debemos tomar en cuenta el carácter especulativo de Bitcoin, por un lado. Y debemos también considerar la escasez de información exacta. 

El precio de Bitcoin se define principalmente en sentimiento. Y el sentimiento depende mucho del ambiente. Entonces, el precio no se mueve por una razón. De hecho, se mueve por una combinación de muchísimas razones. Todas estas variables juntas crean un ambiente emocional. Un humor. 

Se podría decir que hay varios tipos de ambientes. El pánico, el pesimismo, el escepticismo, el optimismo y la euforia. El pánico propicia un rebote. El pesimismo propicia una leve recuperación. El escepticismo alienta la lateralidad y las primeras alzas. El optimismo estimula las últimas alzas. Y la euforia significa un cambio en la tendencia. 

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Todo esto parece contradictorio. Pero tiene una explicación. La mayoría de los inversores siempre llegan tarde, porque carecen de la confianza o el criterio para contradecir el ambiente. Sin embargo, siempre ganan debido al número. Son más e influyen más en la construcción del ambiente emocional.  

En el pánico, muchos venden. Pero los más inteligentes comienzan a comprar. La recuperación del precio sigue atrayendo paulatinamente a más compradores. Pero todavía la mayoría de los inversores están todavía asustados debido a la caída del precio que causó el pánico. En la medida que el precio sigue recuperándose, se van sumando más compradores y el ambiente va cambiando gradualmente. En el momento que llega la euforia, ya casi todos han comprado. Los influencers sienten el frenesí y hacen predicciones extremas, porque saben que eso es lo que la gente quiere escuchar en medio de la euforia. Pero los compradores se agotaron y ya no hay más dinero. 

¿Qué viene después de la euforia? La caída. Bitcoin es un mercado muy emotivo. Lo real es la subjetividad. He ahí un factor muy importante cuando hablamos del precio de Bitcoin: Las emociones del inversor promedio. El humor del ambiente.