Wall Street ha sido el Santo Grial de los inversionistas por muchas décadas ya. Ahí se reúnen las grandes de los grandes para financiarse y comerciar. Y es ahí mismo donde realmente se mueve el dinero. Es el alfa y el omega del mundo financiero. Es un planeta verde repleto de codicia, billetes, malas palabras y adrenalina. Definitivamente, la meca de las inversiones. Claro que cuando hablamos de Wall Street de hecho estamos hablando de muchas cosas. En este caso, me enfocaré específicamente en acciones de compañías establecidas. Para nuestros propósitos, usaremos el índice S&P 500 como referencia, porque es el índice más representativo que tenemos. El tiempo ha demostrado que invertir en el S&P 500 ha sido una excelente inversión a largo plazo. De cierto modo, invertir en el S&P 500 es invertir en los Estados Unidos. Ahora bien, hagamos la comparación. ¿Cuál es la mejor inversión de todas? ¿Acciones o Bitcoin?

El peligro de las comparaciones es el riesgo de caer en falsas dicotomías. No se trata, obviamente, de presentar una visión binaria del asunto. Algo así como que el ganador se lo lleva todo. Sería un grave error plantear las cosas de esta manera. Normalmente cuando hablamos de una buena inversión nos referimos principalmente al retorno. Esto se puede cuantificar y podríamos tener un claro ganador. Sin embargo, ese estudio solo es posible en retrospectiva. Es decir, podemos estudiar el éxito pasado de una inversión, pero no su éxito futuro. Cualquier activo en determinado lapso de tiempo puede superar a otro. Pero lamentablemente todavía no contamos con la bola de cristal que nos pueda decir el éxito futuro de un activo. Si escogemos los últimos diez años para realizar una comparación, Bitcoin es el ganador indiscutible. No solo con respecto al S&P 500 sino con respecto a cualquier otro activo. 

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Sin embargo, sería una locura concluir que debemos invertir todo nuestro dinero en Bitcoin y esperar con los ojos cerrados el mismo retorno para los próximos diez años. El desempeño pasado es una variable que debemos considerar a la hora de invertir, pero no lo es todo. Existen otros factores igualmente importantes. El riesgo, por ejemplo. Es sumamente importante administrar el riesgo. Porque no solo se trata de tener retornos espectaculares. También es cuestión de no perder dinero. Son los dos lados de la moneda. Los beneficios y los riesgos. Si sobrevaloramos los beneficios y subestimamos los riesgos, estaríamos prácticamente haciendo una apuesta a ciegas. Un inversor inteligente diseña su portafolio tomando en cuenta todas las posibilidades, tanto positivas como negativas. Y no se puede dar el lujo de enamorarse de un solo activo. En su lugar, debe diseñar una estrategia a prueba de todo.  

Cuando hablamos de acciones, en realidad no estamos hablando de un numerito que sube y baje en un monitor de computadora. Estamos hablando de negocios reales en el mundo real. Los accionistas son dueños de un negocio. Una acción es simplemente una partición de propiedad. Un negocio es obviamente un activo sumamente complejo. Porque es un nombre, un equipo de personas, unos bienes, y unos productos. Claro que la compañía como un todo tiene un valor de mercado, pero también genera ingresos. El inversionista compra una acción esperando que su inversión crezca. Y eso suele suceder de varias maneras. Por un lado, tenemos los dividendos que la compañía reparte a sus accionistas. Muchas compañías reparten dividendos, pero no todas. Ojo, algunas utilizan sus ingresos para invertir en la compañía o para recomprar sus propias acciones. Por otro lado, también se genera ganancias cuando la acción sube de cotización. Entonces, el truco es comprar una buena compañía a buen precio para luego esperar que el tiempo haga su magia.

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Por supuesto que no todos los negocios son iguales. Hacer un buen avalúo no es cosa fácil. De hecho, es sumamente complicado. Tenemos algunas compañías sumamente exitosas como Amazon, Apple y Facebook. Pero también hemos tenido grandes fracasos como los que pudimos ver durante la crisis del 2008 y durante las anteriores. Por esta razón, muchos inversores escogen la estrategia de invertir en un índice. Porque de esta manera los éxitos y fracasos se promedian. En este caso, no se obtienen ganancias excepcionales, pero tampoco obtenemos pérdidas excepcionales. Se escoge la diversificación para evadir los riesgos y disfrutar los beneficios de la mayoría. El S&P 500 es un índice que está compuesto por las 500 empresas de mayor tamaño de los Estados Unidos. Es un índice de referencia que publica la empresa Standard & Poor´s, una de las agencias de calificación financiera más importantes del mundo. S&P 500 se considera la quinta esencia de la economía estadounidense. 

El rendimiento promedio anual del S&P 500 ha sido de 17,5% en los últimos 10 años (sin dividendos). Es nada si lo pensamos en los mejores años de Bitcoin. Pero Bitcoin es totalmente diferente al S&P 500. Porque Bitcoin no es un negocio (o un índice de negocios). Hacer una comparación entre Bitcoin y un negocio es una gran necedad, porque son cosas muy distintas. Por una parte, no podemos valorar a Bitcoin de la misma manera que valoramos a un negocio. Si mencionamos que realizar un avalúo de un negocio era algo sumamente difícil, en el caso de Bitcoin esa dificultad crece exponencialmente. Porque Bitcoin es activo mucho más especulativo que un negocio. Ojo, aquí no me estoy usando el término “especulativo” como algo malo o condenable. Es solo que Bitcoin al carecer de valor intrínseco su valor de mercado nace casi exclusivamente de la oferta y la demanda. Entonces, el precio depende más de elementos subjetivos (para no decir irracionales) que de elementos prácticos.  

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Claramente que Bitcoin implica un mayor riesgo que el S&P 500 por varios factores. La volatilidad es el riesgo más evidente. Sobre todo, porque esa volatilidad se debe en gran parte a la falta de liquidez y transparencia del mercado. Por otro lado, tenemos a la novedad del proyecto. Es algo nuevo y todavía no sabemos a ciencia cierta su durabilidad. En estos monumentos, el mercado es inmaduro como un adolescente y todavía existen muchas incertidumbres, especialmente en el campo de la infraestructura y en el campo de las regulaciones. También, Bitcoin, nos guste o no, tiene problemas de imagen. Y eso no deja de ser una limitante a la hora de atraer los grandes capitales institucionales. Bitcoin es un activo genial. Pero el hecho de que sea genial no implica que no debemos tomar medidas para contrarrestar sus riesgos. 

¿Cuál es la mejor inversión de todas? ¿Acciones o Bitcoin? Los dos activos son excelentes. Pero son muy diferentes y requieren tratos distintos. Lo mejor es manejar ambos activos dentro de nuestro portafolio diversificado. Sin embargo, es importante tomar ciertas precauciones. Jamás de los jamás hay que endeudarse para comprar Bitcoin o acciones bursátiles. Nunca usar dinero que vamos a necesitar para cubrir nuestros gastos cotidianos. Siempre comprar a buenos precios y vender a precios mejores. No entrar en pánico en tiempos bajistas ni caer en la codicia en tiempos alcistas. El aliado más valioso de un inversor inteligente es el tiempo y su virtud es la paciencia. ¡Cuidado! Las posturas a largo plazo siempre han dado mejores resultados que las cortoplacistas. 

Ahora bien, hablemos de los porcentajes. He aquí un tema delicado en extremo. En esta oportunidad, voy a evitar la mención de cifras exactas, porque esta es una decisión que cada inversionista debe tomar por sí solo después de estudiar su situación personal en detalle. En términos generales, debemos asignar un mayor porcentaje a los activos de menor riesgo. Esto quiere decir que las acciones deberían tener más presencia que Bitcoin en nuestro portafolio. Pero esto no tiene que ser así obligatoriamente. Porque es mejor comprar lo que conocemos que lo que desconocemos. Comprar en ignorancia es sumamente riesgoso. Pero sí me atrevería de dar una recomendación: Debemos salir de cero. Es decir, si no tienes Bitcoin, te recomiendo que salgas de cero y compres por lo menos el 1% de tu portafolio. Y si no tienes ninguna acción y todo lo tienes en fíat y criptos., te recomendó que también salgas de cero y compres alguna acción. La mejor inversión de todas es siempre una estrategia inteligente, el equilibro entre el riesgo y el beneficio.