Todo cambia en este mundo. Y, a veces, estos cambios llegan de manera sorpresiva. Nadie se esperaba, por ejemplo, una crisis bancaria al estilo de la crisis del 2007-08 en este 2023. ¿Acaso ese 2023 es un nuevo 2007-8? ¿Acaso Silicon Valley Bank (SVB) es el nuevo Lehman Brothers?

Por ahora, sería una exageración presentar ambas crisis como equivalentes. Sin embargo, todo es posible. Las cosas pueden evolucionar de modos inesperados. Después de todo, estamos hablando de una corrida bancaria de 42 mil millones de dólares en cuestión de 24 horas. Y el valor del sector bancario cayó en un 17% debido a las preocupaciones. Estamos hablando de 226 mil millones de dólares en menos de un mes. Es decir, en efecto, todo es posible. Porque el miedo y el pesimismo pueden destruirlo todo.

Ahora bien, la crisis financiera del 2007-08 fue, en realidad, una crisis que abarcó a todo el mercado inmobiliario. El peso de la deuda hipotecaria simplemente fue demasiado. Y los impagos se volvieron una epidemia. Lo que, obviamente, causó un colapso de todo el sistema. Lo ocurrido con Silicon Valley es distinto.

En este caso, estamos hablando de un banco de tamaño “medio” especializado en el sector tecnológico. Sus clientes eran, principalmente, startups y empresas del rubro. Pero pasaron dos cosas. En primer lugar, las solicitudes de préstamos, al volverse más costoso el crédito debido a la subida de las tasas de interés, cayeron. Y, en consecuencia, los depósitos también cayeron debido a que en la mayoría de los casos las empresas mantienen efectivo en los bancos con la intención de obtener un préstamo.

En segundo lugar, el banco comenzó a comprar bonos del Tesoro de larga duración. Eso se hizo para compensar la caída de los préstamos. Es decir, debido a que el banco ya no estaba dando tantos préstamos, se vieron en la obligación de obtener ingresos colocando el dinero en otro lado. Y escogieron los bonos-T de larga duración por la “seguridad”. Pero cometieron un error. 

Los clientes de Silicon Valley comenzaron a retirar su dinero por distintas razones. La mayoría de estas razones están estrechamente relacionadas a la caída de ingresos en el sector tecnológico. Para responder a estos retiros, el banco se vio en la obligación de vender sus bonos antes de su maduración. Lo que significa que lo hicieron asumiendo una pérdida. Los clientes del banco, al conocer de la situación, entraron en pánico. Debemos recordar que estas compañías no pueden darse el lujo de no pagar nómina en la fecha acordada. Entonces, no pueden tomar el riesgo de que sus pagos se retrasen debido a un problema de liquidez por parte del banco. Una cosa llevó a la otra. Lo que obtuvimos fue un pánico bancario que causó la quiebra del banco. 

¿Quién es el culpable? Bueno, en muchos sentidos, esta crisis se la debemos a los cambios macroeconómicos. Vivimos un largo periodo de crédito barato. Y, luego, se aplicaron los frenos. Esto, obviamente, causó muchas distorsiones. Se asumieron muchos riesgos, porque las condiciones estaban dadas para la toma de riesgos. Poca inflación. Crédito barato. Crecimiento económico.

El otro culpable es la regulación. La regulación, implementada después de la crisis 2007-8, afectó a los bancos a muchos niveles. Por un lado, fortaleció al sistema como un todo. Y eso es bueno. El sistema bancario, en términos generales, está mejor que antes. Sin embargo, ya el negocio no es tan rentable como antes. Y esto ha perjudicado más a los bancos medianos y pequeños. También ha perjudicado a los grandes bancos. Pero los grandes bancos están en mejor posición para sobrevivir.

Claro que, durante la administración de Trump, la regulación se relajó bastante para los bancos más pequeños y eso, obviamente, tuvo un impacto directo en lo que está pasando en estos momentos. En otras palabras, la regulación no puede ser ni mucha, ni poca. La regulación debe ser la adecuada. De haber tenido la supervisión adecuada, seguramente, esta crisis se hubiera podido evitar. Ahora los bancos regionales están sufriendo las consecuencias de estas “libertades” ganadas durante la administración de Trump.

Lo que tenemos aquí es el clásico desajuste entre pasivos, activos y liquidez. En efecto, tuvimos una corrida bancaria. Pero los mecanismos de protección se activaron a tiempo y las autoridades intervinieron rápidamente para evitar el peligro de contagio. Bien sabemos que el Silicon Valley Bank no es el único banco regional en problemas.

¿Cuál es el problema con los bancos regionales? Ya hablamos de la regulación. Y la regulación, ciertamente, es un factor clave en todo esto. Sin embargo, también es necesario señalar que lo difícil que es para los bancos pequeños competir con los grandes bancos. En muchos casos, deben ofrecer mejores tasas para no perder clientes. Con menos, debemos hacer más. Y esto, obviamente, tiene un efecto en la rentabilidad.

Ahora bien, es sumamente importante entender el concepto de riesgo. Porque toda esta crisis está directamente relacionada al manejo del riesgo. El viejo paradigma estimulaba la toma de riesgo. Porque las condiciones estaban dadas. El nuevo paradigma es diferente. Ahora necesitamos una actitud más conservadora, porque las condiciones son otras. Este cambio no ha sido fácil de asimilar. Las personas que aún están en la fase de negación (pensando que en el fondo nada ha cambiado) serán los primeros en sufrir las consecuencias de su error.

¿Pueden estas quiebras contagiar a todo el sistema? Me encantaría pensar que estamos ante una crisis relativamente benigna en comparación a la crisis del 2007-8. No descarto que, en efecto, los bancos están en una posición mucho más frágil de lo que se había pensado. Sin embargo, todavía es muy pronto para caer en un pesimismo exagerado. Posiblemente, tendremos más quiebras. Probablemente, habrá más sorpresas. Pero, en algún punto, volveremos a la normalidad. Aquí hay que cruzar los dedos.

¿Un colapso bancario es bueno para Bitcoin? Los promotores de Bitcoin, ciertamente, están haciendo todo lo posible para promover la narrativa de que un colapso bancario general es positivo para Bitcoin. Eso se hace en busca de alzas. Y, en efecto, estos promotores pueden tener éxito en el corto plazo. Si logran convencer a muchas personas de esto, seguramente, los alcistas tendremos sus victorias. Sin embargo, si este barco se hunde, todos nos hundimos con él. Un colapso bancario, definitivamente, no será bueno para activos de riesgo como Bitcoin.

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