El ecosistema de Bitcoin se mueve constantemente entre la euforia y la cautela, y las métricas en cadena a menudo ofrecen una visión cruda de la psicología colectiva. Recientemente, una cifra proveniente de la firma de análisis Glassnode ha capturado la atención: aproximadamente la cuarta parte de todo el suministro de Bitcoin se encuentra actualmente "bajo el agua", es decir, en pérdidas no realizadas. Esto significa que la dirección o la billetera que posee esas monedas las adquirió a un precio superior al valor de mercado actual.
Este dato, que a primera vista podría interpretarse como una señal de debilidad o de un pánico inminente, obliga a una pausa analítica para determinar su verdadero significado. Cuando una porción significativa del mercado está perdiendo dinero, los ánimos decaen. Históricamente, en momentos como este, la presión de venta se intensifica, pero existe una paradoja: muchos inversores se resisten a vender precisamente porque nadie quiere materializar una pérdida. Este estancamiento de capital podría ser la clave para entender el momento actual.
El hecho de que un cuarto del suministro total esté en esta posición indica que una gran cantidad de monedas fueron adquiridas durante el último pico o en las fases de euforia que precedieron al mercado bajista actual. Los nuevos participantes o aquellos que compraron en la cresta de la ola son, por lo general, los que se encuentran ahora más expuestos a las correcciones. Este grupo de inversores suele tener una convicción menor y es más susceptible al miedo.
La principal preocupación cuando la Oferta en Pérdida aumenta es la posibilidad de que se desencadene una capitulación masiva. La capitulación es el punto en el que los inversores minoristas, agotados por las caídas y mentalmente incapaces de soportar más dolor financiero, venden sus activos a cualquier precio para salir del mercado. Es un fenómeno que históricamente marca los fondos de los ciclos bajistas.
Sin embargo, el mercado de Bitcoin ha madurado. No es el mismo que hace unos años. Ahora, el mercado se divide de manera más clara entre distintos tipos de actores. Por un lado, están los inversores a corto plazo, generalmente más nerviosos, que son los que probablemente concentran la mayor parte de esas pérdidas. Por otro lado, están los "Hodlers", aquellos inversores de largo plazo que han mantenido sus Bitcoins durante meses o incluso años.
Curiosamente, el comportamiento de los hodlers en este tipo de escenarios es lo que añade una capa de estabilidad. Cuando el precio cae y la euforia se disipa, los tenedores de largo plazo tienden a mantener o, incluso, a acumular más. Su convicción se basa en la tesis de valor de la escasez de Bitcoin y su rol como activo de reserva. Si bien la cuarta parte del suministro está en pérdidas, las métricas que miden el comportamiento de los tenedores de largo plazo (aquellos que no han movido sus monedas en más de un año) a menudo muestran una resistencia o una acumulación sostenida, contrarrestando la presión de venta.
El argumento que favorece el pánico se centra en que si el precio cae un poco más, podría activarse una cascada de liquidaciones forzadas, empujando a esos inversores en pérdidas a materializarlas. El argumento que favorece la oportunidad se centra en que, si los tenedores de largo plazo absorben esta presión, el mercado se estaría "limpiando" de manos débiles, dejando una base más sólida para el próximo ciclo.
Si observamos los ciclos anteriores, los momentos en que la Oferta en Pérdida alcanza niveles extremos (es decir, cuando más del sesenta por ciento o setenta por ciento del mercado está en pérdidas) suelen coincidir con los mínimos de mercado. Un veinticinco por ciento en pérdidas, aunque significativo, no es un nivel de capitulación extrema. Esto nos indica dos cosas: que aún podría haber más dolor por venir si el mercado no ha tocado fondo, o que estamos en una fase de consolidación donde el pánico aún no ha llegado a su punto álgido, pero los precios son considerablemente más atractivos que en el pico del ciclo.
Los inversores experimentados no ven un veinticinco por ciento de pérdidas como una catástrofe, sino como una normalización. En mercados cíclicos y volátiles como el de Bitcoin, la corrección es parte del proceso de crecimiento. El riesgo no desaparece, pero la relación entre el riesgo y la potencial recompensa (lo que se conoce como ratio de riesgo-recompensa) mejora significativamente cuando los precios están deprimidos. Se trata de una ventana de oportunidad donde se pueden adquirir los activos a un precio muy inferior al que estaban hace unos meses.
La clave está en la paciencia. La compra en estos periodos rara vez genera ganancias inmediatas; más bien, requiere una visión a largo plazo, esperando la inevitable reversión del ciclo impulsada por factores macroeconómicos, la escasez programada de Bitcoin o la adopción institucional.
Si bien la tentación es declarar este momento como una oportunidad de compra inmejorable o como el preludio de una catástrofe, la realidad del mercado de Bitcoin se ha vuelto mucho más compleja debido a su creciente interconexión con el sistema financiero tradicional.
Podríamos argumentar que la señal de un veinticinco por ciento del suministro en pérdidas ya no tiene el mismo poder predictivo que tenía en ciclos anteriores. Históricamente, los movimientos de Bitcoin estaban dominados por el inversor minorista, donde el miedo se propagaba de forma viral y rápida. Sin embargo, con la llegada de las grandes instituciones financieras, la adopción de productos como los Fondos Cotizados en Bolsa y la inyección de capital corporativo, el factor puramente psicológico se ha diluido.
Hoy, el precio de Bitcoin es altamente sensible a las decisiones de política monetaria de los bancos centrales, a los datos de inflación de las economías desarrolladas y a las tasas de interés. Es posible que el factor determinante de la próxima subida o bajada no sea la psicología de los hodlers o el pánico de los minoristas, sino simplemente una decisión de la Reserva Federal o un cambio en la liquidez global.
El riesgo no reside solo en que los minoristas en pérdidas vendan, sino en que las grandes instituciones decidan reajustar sus carteras debido a condiciones macroeconómicas externas. En ese escenario, los volúmenes de venta serían tan masivos que empequeñecerían cualquier capitulación minorista, ignorando las señales tradicionales de las métricas en cadena. Por lo tanto, aunque la cuarta parte del mercado esté sufriendo, debemos ser conscientes de que el verdadero motor del precio ya no reside únicamente en la convicción de la comunidad, sino en la salud del sistema financiero global.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.