Bitcoin por ser la criptomoneda más importante tiene el privilegio de ser la más atacada. Tenemos críticos de todos los tamaños y todos los colores. Algunos critican por criticar y hablan puras incoherencias. Es normal. Bitcoin es algo nuevo y lo nuevo, en muchos casos, genera un rechazo natural. Sin embargo, debemos reconocer que Bitcoin no es un sistema perfecto y algunas críticas en realidad tienen mucho sentido. Por ejemplo, es cierto que las transacciones todavía son relativamente lentas y costosas. Eso es un problema especialmente para los micropagos. Para las grandes transacciones, el inconveniente no es serio, pero para las pequeñas sí. Por supuesto que con el tiempo han surgido soluciones. Algunos han creado criptomonedas supuestamente superiores a Bitcoin como una solución. Mientras que otros han desarrollado soluciones de segunda capa construidas sobre Bitcoin, como la Lightning Network. ¿Cuál es el camino correcto? Hablemos de los pros y cons de estos caminos. 

El protocolo Bitcoin original es genial. Internet es una red ideal para compartir información, pero hasta la invención de la tecnología blockchain presentaba una falla fundamental. Casi todo lo que se envía a través de Internet es una copia. De hecho, Internet es básicamente copias sobre copias. Claro que los datos no solo pueden ser copiados. Pueden ser interceptados, vulnerados y modificados con relativa facilidad. Algunos de nosotros todavía recordamos los efectos negativos que esto tuvo para algunas industrias. La piratería prácticamente destrozó la propiedad intelectual. Y no se pudo hacer mucho para evitarlo. La música, los libros, las películas, las fotografías y materiales de este tipo han circulado por la red despiadadamente violando los derechos de autor. Eso significa, sobre todo durante el Internet de los primeros años, pérdidas millonarias para muchas empresas que se han visto forzadas a modificar su modelo de negocios para poder sobrevivir. Internet cambió muchas cosas. 

El problema es que cuando Internet comenzó a utilizarse aún estaba incompleto. 

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Técnicamente hablando, la falla principal fue la seguridad. No podía enviar originales. En otras palabras, hasta la invención de la Blockchain, no se podía enviar valor. Por supuesto, surgieron soluciones parciales para mejorar la seguridad. Sin embargo, la tecnología blockchain dio el paso definitivo en esta búsqueda. Ahora Internet está completo y podemos enviar valor. 

Mientras más integrado, público y abierto sea un sistema, mayores son los problemas de seguridad. Al parecer, la libertad y la seguridad tienden a ser dos proposiciones mutuamente excluyentes. He ahí la belleza de Bitcoin y su tecnología subyacente. Bitcoin es un código abierto, público, libre y, al mismo tiempo, seguro, pero para lograr la seguridad deseada debió hacer ciertas concesiones. La red no puede escalar muy bien. Es decir, cuando la red aumenta de tamaño, desmejora en eficiencia. Eso quiere decir que el sistema Bitcoin no es lo suficientemente rápido a gran escala. Las transacciones pueden durar horas en completarse. Y, en muchos casos, para poder realizar una en un tiempo aceptable es necesario pagar comisiones relativamente altas. Eso hace las operaciones no solo lentas sino también costosas. Obviamente, esto es un obstáculo para la adopción de Bitcoin, principalmente en el mundo del comercio minorista.

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Ahora bien, hablemos de las soluciones que han surgido. La solución menos elegante de todos ha sido romper filas y crear otra criptomoneda. Es decir, divorcio y comenzar de nuevo. Este ha sido el camino escogido por Litecoin, Ripple y Bitcoin Cash. El pequeño gran detalle de estas criptomonedas es que no han podido solucionar el problema en realidad. Sí, estos protocolos son más rápidos y económicos que Bitcoin, pero no por mucho. Lo que quiere decir que funcionan un poco mejor con bajo volumen, pero su capacidad de escalar es igualmente limitada. Todavía no pueden competir con plataformas con Visa o Mastercard. Adicionalmente, dividen a la comunidad y comprometen la seguridad. Esto sin mencionar que el grado de centralización es mayor en estos sistemas. Estas altcoins en realidad tienen poco sentido, porque en el fondo están cambiando unos problemas por otros. Pierden el efecto red de Bitcoin, crean centralización, dispersan los esfuerzos, y fragmentan el mercado en nombre de unas mejoras que con el tiempo no tendrán efecto. Por ejemplo, realizar transacciones con Bitcoin Cash es más rápido y económico que Bitcoin en estos momentos, pero si el número de transacciones aumenta, pronto dejará de serlo. Entonces, es comida para hoy, pero hambre para mañana. 

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Definitivamente que la solución más inteligente es la implementación de la Lightning Network. Aquí estamos hablando de Bitcoin, pero con una solución de segunda capa que soluciona la mayoría de sus problemas. Para empezar, su adopción es voluntaria. Además de eso, dentro de esta red, las transacciones son virtualmente instantáneas y muchísimo más económicas. Puede crecer y su eficiencia no se compromete con el volumen. Adicionalmente, ofrece un grado mayor de anonimato, porque es muy difícil rastrear el monto y el trayecto de los movimientos. También permite la reversibilidad de los pagos. Y esto en algunos casos es muy útil. En este momento, la red está en su periodo de prueba, pero los desarrolladores han hecho un gran trabajo. A pesar de algunas fallas, su progreso es sumamente alentador. Todo nos indica que esta red pronto estará lista al 100% para botarla de jonrón. 

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¿Cuál es el peligro? Claro que la red Lightning tiene sus críticos. La mayoría de las críticas giran en torno a la seguridad. Las transacciones no se transmiten directamente en los bloques de la cadena Bitcoin. En otras palabras, los intercambios ocurren afuera de la cadena y se registran en la cadena principal después. El otro asunto es que, en este preciso momento, su uso es un poco complicado. Esto último se solucionará muy pronto en la medida que surjan carteras más amigables para el usuario. Lo primero, el tema de la seguridad, sí es más complicada de resolver. La traba es, en gran parte, psicológica. La verdad es que muchos no se sienten cómodos con la idea de soluciones de segunda capa. Claro que la segunda capa no es tan segura como la primera capa. Pero aquí debemos recurrir un poco a la sensatez. Esta red en particular está diseñada especialmente para pagos muy pequeños. Estamos hablando de micropagos. Francamente que yo no tengo ningún problema con utilizar una red ligeramente más insegura y poner en riesgo montos menores a 50 dólares si tengo la ventaja de realizar transacciones instantáneas y muy económicas a la hora de comprar una pizza o un café. Honestamente, eso no me quita el sueño. 

Los sistemas que pueden escalar tienden a ser estructuras construidas en capas. No existe el sistema perfecto. Pero sí existen estructuras que nos permiten utilizar diferentes capas que funcionan perfectamente para tareas específicas. Limitarnos al protocolo principal es limitar para siempre al ecosistema sin necesidad. Es razonable enviar grandes cantidades a través de la cadena principal. Pero francamente no se justifica congestionar al sistema entero con miles de pequeñas transacciones. Sobre todo, cuando contamos con una muy buena opción. Solo los más necios se rehúsan a tolerar riesgos aceptables por un bien mayor. Esto es absurdo. ¿Peligro? Muy pocos. ¿Ventajas? Muchísimas. En realidad, es un negocio redondo.