Los bancos, de hecho, no han cambiado mucho en el tiempo. En realidad, la llegada de Internet los afectó solo superficialmente, y sus mecanismos internos no han sido actualizados lo suficiente como para ir a la par de la Era Digital. En el fondo, han venido siendo, tecnológicamente hablando, los mismos dinosaurios de épocas anteriores. En efecto, el libro blanco de Satoshi Nakamoto se publicó como un claro desafío para un sector que necesita urgentemente sus reformas, pero que se ha negado a realizarlas, porque ha estado muy feliz descansando en los laureles por demasiadas décadas ya. Ahora bien, ¿las criptomonedas son un desafío real para el sistema bancario mundial?

Hasta el día de hoy, no sabemos mucho del misterioso Satoshi Nakamoto, el creador del Bitcoin y la cadena de bloques, la figura detrás de la revolución de las criptomonedas. Sin embargo, nos resulta claro y evidente que no es precisamente un gran admirador de los bancos, las entidades que tradicionalmente han tenido el monopolio sobre nuestro dinero. El sueño de Satoshi nunca fue modernizarlos. Al contrario, su visión consiste en reemplazarlos con un sistema mucho más libre, más democrático y más descentralizado. Es decir, su plan fue dejarlos obsoletos creando algo mucho mejor. Pero, ¿es esto posible realmente?

Los bancos son un aparato burocrático de mil cabezas con gran poder y con sus tentáculos en todas partes. El servicio es lento, excluyente y poco confiable. Sin embargo, han sido un mal necesario, porque cuentan con el respaldo de los gobiernos, y porque los ciudadanos, hasta ahora, han carecido de alternativas viables para sustituirlos. He ahí el atractivo de las criptomonedas como el Bitcoin. Por supuesto que sería muy iluso de nuestra parte esperar que la bestia muera sin dar la pelea. Nadie dijo que sería fácil, porque las criptomonedas aún son un fenómeno muy nuevo y sumamente experimental, un movimiento todavía muy pequeño y minoritario, mientras que los bancos son un poder planetario de poder casi ilimitado. ¿Quién ganará esta batalla? 

Es indudable que la tecnología detrás del Bitcoin y las criptomonedas es espectacularmente ingeniosa. La idea de utilizar avanzadas técnicas criptográficas para crear activos digitales intercambiables a través de Internet, de un modo seguro, sin la necesidad de intermediarios, es, sin lugar a dudas, revolucionaria. Sin embargo, esta tecnología no es exclusividad del Bitcoin. Los bancos podrían apropiarsela y matar al Bitcoin con su propia arma. Si el sistema bancario mundial se adapta, Bitcoin podría perder su relevancia. No sería la primera vez que algo así ocurre. Este escenario es perfectamente posible, y la historia está repleta con casos cuando esto en efecto ha ocurrido. Los gigantes del sistema han aplastado a los revolucionarios con sus propias ideas desde que el mundo es mundo. Esta posibilidad, de hecho, existe. 

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JPMorgan Chase es uno de los conglomerados financieros más grandes del mundo y el segundo banco más valioso por capitalización de mercado. La compañía tiene su sede principal en la ciudad de Nueva York y cuenta con representantes en más de 60 países, ofreciendo una gama sumamente amplia de servicios financieros y moviendo al día aproximadamente 6 billones de dólares alrededor del mundo. Es un verdadero gigante y un líder importantísimo del sector. 

En un principio, el CEO del banco, Jamie Dimon, condenó duramente al Bitcoin en varias oportunidades como un “fraude”, pero luego volteó la cara. Puesto que ha venido suavizando su postura antagónica con respecto a las criptomonedas desde entonces. Por supuesto que este cambio de corazón se hizo palpable cuando el banco reveló su interés de ofrecer productos y servicios financieros relacionados a los criptomonedas a sus clientes. Así que el enemigo se convirtió en un amigo en cuestión de meses debido a las presiones del público. Después de analizar detalladamente el asunto, el banco dejó de ver a las criptomonedas como una amenaza y comenzó a considerarlas como una oportunidad. 

Según un anuncio efectuado el pasado febrero por voceros de la compañía, JPMorgan también espera lanzar su propia criptomoneda, JPM Coin, como un mecanismo para acelerar liquidaciones para finales de este año. Con esta nueva cripto, el banco busca realizar transacciones instantáneas de valores y bonos a través de la cadena de bloques.  Según Umir Farooq, jefe de servicios de tesorería digital y blockchain de JPMorgan, sus clientes en Estados Unidos, Europa y Japón han expresado un interés particular en conocer las bondades de dicha criptomoneda que será una moneda estable.  

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El Grupo Goldman Sachs, uno de los grupos de banca de inversión y de valores más grandes del mundo, con sede en Nueva York, también ha mostrado interés en las criptomonedas y la tecnología de cadenas de bloques. David Solomon, CEO de Goldman Sachs, ha manifestado en varias ocasiones que los sistemas de pagos globales se están encaminando hacia las criptomonedas estables, es decir, las criptos vinculadas a activos fiduciarios como el dólar estadounidense. Del mismo modo, ha reconocido el gran potencial de la tecnología de cadena de bloques y la tokenización para crear un sistema de pagos global, seguro y sin fricciones. Sin embargo, Solomon considera muy improbable que el avance de las criptomonedas conlleve a un eventual cierre de la banca tradicional. Según él, los bancos no desaparecerán, pero deben seguir innovando para mantener su vigencia.  

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Ahora bien, no es del todo cierto decir que el sistema bancario actual no ha hecho esfuerzos para modernizarse y mejorar sus servicios. La construcción del sistema Zelle que permite efectuar pagos en tiempo real es prueba de ello. Esto existe ya y funciona. En este sentido, los bancos han dado un enorme salto hacia el futuro y es solo cuestión de tiempo para que surjan sistemas parecidos a escala global. Ciertamente, el rechazo inicial ha sido superado, y ahora los bancos están ocupados estudiando a las criptomonedas para aprender de ellas y optimizar sus negocios. 

Indudablemente, los bancos están coqueteando con el mundo de las criptomonedas, y quieren disfrutar de sus ventajas. Sin embargo, el coqueteo es mutuo, porque la criptoesfera lleva tiempo haciendo lo mismo. Últimamente, la comunidad cripto ha estado renunciado a sus raíces libertarias para aceptar las regulaciones de los gobiernos para poder así atraer capital institucional. De hecho, muchos han declarado el 2019 como el año de las instituciones financieras. Es decir, este ha sido el año cuando los bancos han comenzado a tomar las criptomonedas como un instrumento de inversión serio. Y han sido recibidos con los brazos abiertos por la comunidad cripto.

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Lo que en un inicio se consideraba una guerra campal se ha venido transformado en una historia de amor. Estas fuerzas, en apariencia, antagónicas están aceptando que se necesitan mutuamente. Solo sobrevivirán, si trabajan juntas. Nos guste o no, están aprendiendo a convivir. Definitivamente, el ganador inesperado de este proceso de integración y competencia será la gente, los usuarios que gozarán de mejores servicios y oportunidades en el futuro. Esto no me parece malo. En realidad, es genial. 

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