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En los últimos 10 años, los teléfonos móviles han introducido el Internet en todas nuestras interacciones económicas y sociales. Ya vemos que, en lugares como China, las aplicaciones móviles como WeChat y Alipay dominan más del 90 por ciento del mercado de pagos. No están compitiendo para obtener ganancias, sino para conocer los gustos y preferencias de los usuarios, y comprender sus hábitos y situaciones financieras. Este conocimiento se utiliza para crear un perfil que luego es vendido a los anunciantes, o traducido en préstamos.

China se está convirtiendo en una sociedad sin efectivo, utilizando aplicaciones móviles para reducir el uso de las instituciones financieras, convirtiéndolas en meros proveedores de pago. Los bancos se están alejando de los clientes, sin ningún conocimiento de sus necesidades o sus capacidades para relacionarse con ellos. Es fácil extrapolar que los pagos se integrarán en cualquier interacción digital social en la que nos vamos a involucrar en el futuro.

Por lo tanto, nuestros futuros proveedores bancarios tendrán que subir a la cima de las redes sociales, carteras, aplicaciones de mensajes y sistemas operativos móviles. Estas se convertirán en las redes de distribución de sus servicios. Los bancos estarán compitiendo para ofrecer la mejor experiencia en banca digital para una generación que no va a entender el concepto de los bancos físicos.

Uno de los mayores impactos del uso de redes de distribución basado en internet para acceder a su base de consumidores, es que se reducirá el número de intermediarios que tienen que participar en una transacción. Esto no quiere decir que los intermediarios van a desaparecer completamente, pero un mundo donde cualquiera de las dos entidades pueden comunicarse personalmente a través de la internet pública nos lleva al concepto de que la banca corresponsal será transformada.

Ya podemos ver el poder de esas redes en lugares como Kenya, donde a un servicio bancario sin sucursales denominado M-Pesa solo le tomó tres años convertirse en el servicio de banca móvil más exitoso en el mundo en desarrollo. Hicieron esto simplemente conectando a millones de consumidores con su banco a través de SMS.

Otro impacto será la reducción de la fricción inherente al intercambio de bancos. Piense en lo fácil que es para un conductor de taxi cambiar todo su negocio personal de Uber a Lyft diariamente. Esta oportunidad para que un individuo "salga" de la red pone una enorme presión sobre los modelos de negocios tradicionales. Les da la ventaja a los intermediarios que son capaces de conectarse con los consumidores a un nivel personal, les da voz y crea la lealtad que reduce una “salida”.  

Implementación de sistemas distribuidos

Mientras las nuevas redes de distribución evolucionan, se vuelven más eficientes. Podemos ver un ejemplo de esto en las redes basadas en Blockchain como Bitcoin y Ethereum, que proporcionan transacciones personales que se llevan a cabo sin que a ningún operador de red se le pague una tarifa. Esas redes evolucionan lentamente, debido a su estructura de gobierno, pero están mostrando una gran capacidad para coordinar grandes cantidades de personas y organizaciones mediante el uso de incentivos económicos. Esto hace que los intereses de todas las partes converjan en la búsqueda del mantenimiento de la red y su mejora. Imagine que los nuevos tipos de bancos que operen en la parte superior de una contabilidad descentralizada pudieran conducir a la verdadera competencia en el sector bancario e introducir oportunidades para la innovación financiera.

En un mundo donde los pagos son baratos, instantáneos y 24/7, estos nuevos criptobancos serán los intermediarios de confianza que acepten depósitos de clientes y gestionen el capital de esos clientes. Pero a diferencia de los bancos tradicionales, no bloquearán a los usuarios en un jardín cerrado de servicios financieros. El valor que ofrezcan a sus clientes será medido en términos de su capacidad para empaquetar soluciones en productos digitales. Formarán un mercado de servicios bancarios, yendo desde préstamos y gestión de patrimonio hasta seguros.

Ofrecer un producto bancario en una red de distribución pública también cambia el flujo de información. Hoy en día, cuando los consumidores proporcionan su número de tarjeta de crédito y, a cambio, reciben el consumo de crédito, son bloqueados a un único proveedor de crédito. Sin embargo, cuando los clientes proporcionan la prueba de su identidad, comparten un certificado de su comportamiento financiero. También están dando su ubicación, a fin de reducir los fraudes, e informando al distribuidor la mejor manera de llegar a ellos para asuntos de atención al cliente y recibos digitales.

Los estándares para la identidad digital crearán nuevos modelos de evaluación de riesgo, lo que permitirá conectar a los dispensadores de crédito con quienes los toman y quitar así la dependencia de proveedores de calificación crediticia centralizada. Ya las aplicaciones móviles y sociales están ofreciendo mejores controles de privacidad de datos para compartir información con terceras partes, como resultado de la demanda pública. Mejores controles de privacidad basados en encriptación pueden facultar a los usuarios para elegir a sus proveedores de crédito compartiendo más de su información y grabando de forma segura el contexto completo de cada transacción.

A medida que la sociedad depende menos de las transacciones en efectivo y más de las operaciones vía internet pública, la gestión del capital bancario y el cumplimiento tendrán un aspecto muy diferente, con un mayor énfasis en los sistemas criptográficos descentralizados. El costo de la TI bancaria será reducido mediante el uso de software de fuente abierta y su resistencia mejorará, al aprovechar su naturaleza distribuida. Los primeros reguladores orientados a la tecnología crearán estándares de internet para la regulación y harán el camino para todo el resto. Esto permitirá la prestación de una prueba criptográfica de solvencia o una prueba de identidad. Las empresas podrán operar con mayor transparencia y los clientes podrán consumir con mayor privacidad.

Con el tiempo, las compañías Fintech y los bancos se volverán cada vez más semejantes. A medida que los costos de adquisición de usuarios comiencen a elevarse para los bancos, comenzarán a pensar más respecto a cómo maximizar el valor de la duración de cada cliente y a ser cada vez más eficientes. Las empresas Fintech se convertirán, bueno… simplemente en "bancos", y pronto nos daremos cuenta de que no hay escapatoria a esa palabra, sin importar cuánto lo intenten las empresas tecnológicas.

Mark Smargon es el VP de Blockchain y cofundador de Colu, una empresa de capital de riesgo que usa la tecnología blockchain para ayudar a las personas mediante la creación de monedas locales y la economías locales. Tiene más de 17 años de experiencia con tecnologías web y la compresión de cómo aprovecharlas para satisfacer las necesidades del mercado. Como experto en Bitcoin y en la tecnología de blockchain, Mark fundó previamente Bitgo.co.il, un proveedor de pago Bitcoin en Israel, así como Creatix, un destacado proveedor de comercio electrónico.