En su significado más usado, una economía circular es un modelo de producción y consumo que busca reducir al mínimo los residuos y el impacto ambiental, aprovechando los recursos de forma eficiente y sostenible. En el contexto de Bitcoin y las demás criptomonedas, sin embargo, una economía circular es aquella que utiliza estas tecnologías para crear un sistema financiero alternativo, basado en el intercambio directo entre pares, sin intermediarios ni regulaciones externas.

Hay personas que deciden vivir juntas para tener una forma de vida alternativa. En muchos casos, adoptan una religión o un estilo de vida diferente. En este caso, es similar, pero lo que se quiere utilizar es Bitcoin como forma de pago principal. Se podría decir que se trata de un experimento social. Los monjes forman monasterios. Los hippies forman comunas. Los bitcoiners forman localidades con economía circular.

Hay gente en Latinoamérica que ya está viviendo así, usando solo Bitcoin para comprar y vender cosas. Por ejemplo, en Bitcoin Beach (El Salvador) puedes ir a la playa y pagar con BTC tu cerveza y tu ceviche. En Bitcoin Lake (Guatemala) puedes navegar por el lago y pagar con BTC tu alojamiento y tu comida. Y en Valle de Galt (Brasil) puedes disfrutar de la naturaleza y pagar con BTC tu aventura y tu diversión. Estas comunidades nos enseñan que Bitcoin no solo sirve para especular, sino también puede funcionar con forma de pago alternativo.

Desde que existe la civilización, también existen los que se rebelan contra ella. Son personas que no se sienten cómodas con la forma de vivir de la mayoría, y que buscan crear su propio espacio donde practicar sus valores y su sistema. Son personas que quieren demostrar que su manera de hacer las cosas es mucho mejor que la de la sociedad corrupta y decadente. A lo largo de la historia, hemos visto muchos ejemplos de estos grupos disidentes. Algunos se han refugiado en el desierto, como los ascetas o los eremitas. Otros se han aislado en las montañas, como los taoístas. Otros se han instalado en islas o enclaves remotos, como los utopistas o los anarquistas. Y otros se han mudado a ciudades o pueblos donde solo usan Bitcoin. Todos ellos comparten un sueño: vivir apartados de los demás para mostrar que su visión del mundo es la correcta.

No se puede negar que la comunidad bitcoin está llena de ideología. Después de todo, esta comunidad nació de un descontento. En el camino, llegaron muchos libertarios y anarcocapitalistas, dominados por un fuerte espíritu antisistema y antiestatal. Entonces, para muchos, Bitcoin no es simplemente un código con precio variable. Bitcoin es una rebelión contra el sistema establecido. La aspiración es construir la utopía. Y como todo utopista, también sueñan con crear un modelo en pequeña escala para demostrar que su utopía es posible. Y si esa utopía se puede construir con la ayuda del gobierno de turno, por muy contradictorio e irónico que parezca, mucho mejor. Es una utopía libertaria auspiciada por el puño de un gobierno autoritario.

Pero, ¿qué queda para el resto de nosotros? Me refiero a los que no queremos la utopía. Las personas que no queremos formar parte de la rebelión. Es decir, los habitantes de este planeta que simplemente queremos poner el pan en la mesa, disfrutar de la familia, los amigos, y un viaje de vez en cuando. Trabajamos, ahorramos, y simplemente buscamos invertir en algo con potencial de crecimiento. En otras palabras, queremos crecer financieramente por nuestro bienestar sin toda la parafernalia política e ideológica. No queremos enemigos. Ni peleas. Solo queremos ganar dinero. ¿Acaso Bitcoin no es para nosotros?

En lo personal, la economía circular me parece asfixiante y sectaria. A mi parecer, es una forma de exclusivismo. Es como un planeta que se limite a un solo idioma. Me parece una visión totalitaria. En lo particular, prefiero la pluralidad de los sistemas mixtos y diversificados. ¿Por qué usar un martillo para todo? Lo más sensato es tener una caja de herramientas. Y utilizar la herramienta que mejor sirva para determinada situación.

En lugar de una economía circular, podemos aspirar a una economía abierta. Se puede utilizar la moneda local para los gastos diarios. De pronto, podemos usar efectivo para algunas cosas. Podemos utilizar tarjetas de débito o crédito para otras. O podemos, en caso de ser necesario, utilizar plataformas de pago como PayPal o Apple Pay en algunas situaciones. ¿Por qué no? Podemos mantener un fondo de emergencia en dólares o en euros. Y, al mismo tiempo, podemos tener un portafolio balanceado y diversificado de bonos, acciones y criptomonedas. ¿Para qué pagar mis vacaciones con un activo que va a subir de precio en el tiempo? Es preferible pagarlas con una moneda en proceso de devaluación. ¿No?

Esta es la visión de una economía abierta, que no se cierra a una sola opción, sino que aprovecha las ventajas de cada opción. Una economía que se adapta a las circunstancias y a las oportunidades del mercado. Una economía que respeta la libertad de elección de cada individuo y que no impone una ideología única. Una economía que fomenta la innovación, la competencia y el crecimiento. Una economía que no teme al cambio, sino que lo abraza. Una economía que no se conforma con lo establecido, sino que busca lo mejor. ¿Acaso no es esta la economía que todos queremos?

¿Por qué ahora todo debe tener un tinte ideológico? ¿Por qué ya no podemos invertir en busca de dinero y ya? No tengo nada en contra del tío Sam. No tengo nada en contra de la banca privada. No tengo nada en contra de la Reserva Federal. No tengo nada en contra del dólar. Pero, al mismo tiempo, me encanta Bitcoin. Solo quiero crecer financieramente. Y veo en Bitcoin una gran oportunidad financiera. ¿Acaso estoy en la obligación de convertirme en un libertario más? ¿Debo mezclar mis finanzas con mi política? No lo creo. Puedo trabajar, ahorrar e invertir sin penas ni culpas. Puedo usar la forma de pago que mejor me convenga. Y estoy en mi derecho de no querer soñar con utopías. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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