Los generales siempre están peleando la última guerra”. Un viejo proverbio para la reflexión. Cierto, a veces comenzamos peleas imaginarias con fantasmas del pasado, sin darnos cuenta que el mundo es otro y requiere de nosotros nuevas estrategias. Un arma nueva diseñada para combatir una vieja guerra es un arma obsoleta al nacer. Porque lo que funcionaba para los Nazis tal vez no nos ayude mucho ahora en una guerra contra terroristas modernos. Ahora bien, uno se pone a pensar sobre el porqué de diseñar una moneda antiinflacionaria en tiempos cuando la inflación no es realmente un problema. Satoshi Nakamoto ciertamente es un genio de la programación y la criptografía. Escribiendo códigos es brillante. Pero, ¿es realmente un mesías macroeconómico? ¿Sus teorías sobre el dinero son realmente viales? ¿Sería sensato abandonar el fiat para utilizar Bitcoin en una supuesta separación economía- Estado?  Esta crisis es deflacionaria. ¿Es Bitcoin la salvación? 

No es raro que un pequeño grupo de apasionados se empecinan en luchar una guerra que en realidad no se está dado, aportando soluciones para problemas que en realidad no existen. El mundo de hoy está repleto de guerreros y cada uno tiene una causa. “La Tierra es plana” dicen unos. “La Reina Isabel es un extraterrestre encubierto”, dicen otros. Lo cierto es que hoy en día todos son teóricos de una conspiración. Desde el sofá de nuestra casa, con un teclado en la mano, el mundo tiene remedio. Y, por supuesto, nuestro remedio es el mejor. Y, como todo siempre queda en un gran hipotético, siempre tenemos la razón y nada puede ir mal. Las utopías ciertamente son perfectas cuando se sueñan. El problema se presenta a la hora de ponerla en práctica. Desde el palco es muy fácil criticar. Pero una cosa muy distinta es estar en la arena recibiendo los golpes. El mundo real no es tan perfecto como el imaginario, pero el mundo real es, bueno, real. 

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Hablemos un poco sobre la inflación, la deflación y los problemas de tener una moneda de suministro fijo como Bitcoin para una economía moderna. Aquí no estoy hablando de Bitcoin como activo de inversión o, incluso, de Bitcoin como método de pago. Aquí estoy hablando de que viajamos en el tiempo hacia un futuro lejano y que Bitcoin es la moneda de curso legal de todas las economías del mundo. Los bancos centrales ya no existen. Y el Estado y la economía están separados en un universo básicamente libertario. Es un poco la utopía que muchos en la comunidad cripto a veces imaginan. Muchos entusiastas de las criptomonedas no solo piensan que Bitcoin es un excelente activo. Ellos van mucho más allá. Ellos hablan de una revolución a nivel planetario en una cruzada épica contra el dinero fiat y en contra de todo el aparato monetario mundial. La gran pregunta aquí: ¿Es eso realmente viable? 

Obviamente que la inflación es un problema. Si la impresión de dinero es excesiva, el poder adquisitivo se diluye. La moneda pierde valor y eso no siempre es bueno. Lo ideal es que la impresión de dinero vaya de la mano con la producción de bienes y servicios. Porque si la producción excede la cantidad de dinero, tendríamos deflación que es igual de perjudicial que la inflación. La deflación es realmente terrible. El valor del dinero sube y los mercados se deprecian. Las personas prefieren acumular dinero que invertirlo en la económica real. Y eso genera desempleo e improductividad. En el pasado, cuando se utilizaban los metales como dinero, los gobiernos tenían las manos atadas y las crisis eran mucho más profundas. Claro que siempre se podía mezclar el oro con otros metales para “imprimir” más. Y se podían entregar certificados de oro “falsos” para cubrir los gastos del Gobierno. Pero más allá de eso no es mucho lo que se podía hacer. 

La deflación causó la gran Depresión de los años 1930s. Y en esta crisis es la deflación la gran amenaza. Sabemos que la inflación se producto de la imprudencia en la impresión de dinero y en la emisión de deuda. Por otro lado, la deflación obedece a otras leyes. La sobreproducción de bienes y servicios influye. Es decir, si el mercado se satura de cosas, los precios bajan. Esto ha venido ocurriendo en el caso de los commodities como el petróleo, por ejemplo. Hay mucha producción y eso genera una presión bajista en el precio del combustible. Las mejoras en las cadenas de producción y distribución también bajan los precios. Ejemplo: China. Ejemplo: Comercio en línea. La manufactura china y la eficiencia de la economía digital abaratan las cosas. Otro factor deflacionario es una caída en la demanda. Sin demanda, los precios colapsan. 

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Llegó el coronavirus y el mundo entró en una cuarentena. Todos encerrados en sus casas, los negocios cerrados y la movilidad paralizada. La demanda baja dramáticamente. Los negocios dejan de captar ingresos. No pueden pagar los salarios. Y comienzan los despidos laborales. Las deudas se acumulan y la gente se va comiendo sus ahorros. No hay dinero para nada y la economía sufre una crisis terrible. Los precios están bajando debido al paro de la demanda. Y la crisis continuará una vez que se levante la cuarentena, porque nos tomará un tiempo volver a caminar como antes. Esta situación bajo una economía basada en una moneda escasa como el oro o Bitcoin sería una verdadera catástrofe. La política antiinflacionaria de Bitcoin, por ejemplo, generaría aún más deflación. El desempleo no se podría parar y la pandemia de hambre alcanzaría niveles apocalípticos. No hay que ser un genio para saber que tendríamos un estallido social a escala mundial. 

Hay que inyectar dinero para estimular la demanda y crear la inflación que necesitamos en estos momentos para parar el cuadro deflacionario que se nos está presentando. Pese a lo que piensan algunos pensadores libertarios, la deflación no se corrige sola. Para el momento que se llegue a corregir puede ser demasiado tarde. El mundo podría estar en llamas ya. La utopía libertaria no es muy práctica. Muy bonita en papel. Pero en la práctica el resultado sería un mundo en cenizas. Tenemos el pasado como evidencia. El mundo funcionó con monedas duras por muchos siglos. No es el sistema más flexible de todos. Claramente que trae más desventajas que ventajas. Volver al pasado es un sueño, pero no es un sueño muy sensato, si lo pensamos en detalle. 

Ahora bien, Satoshi Nakamoto, la crisis del 2008 y el tema de la inflación. Durante el 2008, se culpó a la impresión de dinero (indiscriminada) como un factor determinante de la crisis. Mucho dinero en la calle, se formó una burbuja y la crisis fue la explosión de esa burbuja. Entonces, surgió la idea de que en una economía con una moneda dura como el oro la crisis se habría evitado. La crisis del 2008 fue interpretada de esa manera por muchos. De hecho, Youtube tiene docenas de documentales con esas ideas. Pero me temo que las cosas se malinterpretaron. Cosa que no es rara. Los hechos históricos siempre son mal interpretados. 

La crisis explotó por los incumplimientos (masivos) de pagos de los créditos hipotecarios. El petróleo por las nubes, debido a los recortes de producción de los países productores de crudo. Los salarios por el suelo, debido a los cambios tecnológicos, la inmigración y las presiones de la globalización. Las deudas creciendo a un ritmo totalmente irresponsable. Sobre todo, deudas de consumo. Personas con empleos mediocres viviendo el sueño americano a lo grande, financiando todo con sus tarjetas de crédito e hipotecas subprime. Eso resultó ser una receta para el desastre. 

El problema no fue la impresión de dinero per se. Un mercado laboral afectado por la globalización golpeando los salarios, los commodities subiendo por los recortes de producción, y el endeudamiento exagerado motivado por la fijación cultural de vivir por encima de nuestros medios. No fue una crisis causada por tener una moneda fiat en lugar de una moneda dura. Este meollo no es así de simple. Volvamos al oro y ya. O inventemos una moneda escasa digital. Y así se solucionará todo. No, me temo que el mundo es más complejo que eso. 

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Salimos de la crisis del 2008 gracias a los estímulos fiscales y monetarios de los planes de rescate. Uno podría criticar el manejo de las cosas antes de la crisis, pero en el momento de la crisis la respuesta no estuvo tan mal. Se hizo lo correcto. Claro que no estoy hablando de los paracaídas de oro para los ejecutivos de los bancos o cosas de esa índole. Me refiero a la política monetaria de imprimir dinero para superar el cuadro deflacionario que se presentó durante la crisis. Ahí las autoridades acertaron. 

Nadie está diciendo que el dinero fiat es buena inversión a largo plazo. Claro que no. Eso sería una pésima idea. Ahorrar en fiat es un mal plan. Hay que invertir en activos, bienes raíces, negocios, acciones, bonos, oro, y, por supuesto, Bitcoin. Esa es la manera inteligente de invertir. 

Esta crisis es deflacionaria. Y los bancos centrales deben imprimir dinero para reanimar la economía. Esa liquidez subirá el precio de los activos. Incluyendo, por supuesto, a Bitcoin. ¿Por qué la comunidad cripto no aplaude los estímulos de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo como lo hacen todos, Wall Street, Londres  Berlín,  Tokio, y  Pekín? Ideología. Pensamiento utópico. Y una malinterpretación crónica de lo ocurrido durante la crisis del 2008.