El ser humano es soñador por naturaleza. Existe, en todos nosotros, el deseo de cambiar el mundo para mejor. Nos encantan las utopías. Todos queremos ser constructores del futuro. En estos momentos, hay personas que sueñan con autos voladores, ciudades en Marte y robots inteligentes. Otros quieren vivir para siempre, acabar con las enfermedades y salvar al planeta. Es posible que, algún día, todo esto se logre. Después de todo, hay mucha gente trabajando en eso. Es solo cuestión de tiempo. Tarde o temprano, muchas de las cosas que hoy solo vemos en películas de ciencia ficción se convertirán en una realidad. Claro que también existe un sueño llamado Bitcoin. ¿De qué se trata este sueño en realidad? ¿Es Bitcoin una especie de Paypal libertario que nos permite comprar un café? ¿Cuál es el punto de todo esto? ¿En serio necesitamos otra forma de pago? 

Pocas cosas son tan perjudiciales como los dogmas. Los dogmas tienen la trágica particularidad de nublarnos la mente. Una vez que nos enamoramos de un dogma, ahí comienzan los peligros. No hay argumento que valga. Nos convertimos en fanáticos de una idea y nadie nos puede sacar de ahí. Sin embargo, por mucho que el hipopótamo pretenda ser una cebra, lo cierto es que eventualmente debe aceptarse como lo que es. Puede pintarse rayas para parecerse a una cebra. Puede decirles a los demás que es una cebra, pero la cruda realidad es que en algún momento debe aprender a ser feliz como un hipopótamo. Para alcanzar su verdadero potencial debe olvidar la fantasía y sincerarse. Si nació como hipopótamo, se parece a un hipopótamo, camina como un hipopótamo y se comporta como un hipopótamo, probablemente es un hipopótamo. El espejo puede ser cruel, pero siempre hay que escucharlo. Llega un momento en la vida cuando debemos dejar de vivir de ilusiones y aceptar lo que ven los ojos. 

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Siempre han existido formas de pago. Y últimamente han surgido muchas más. Nos guste o no, comprar un café nunca ha sido un problema para nadie. La mayoría de las monedas fíat no experimentan problemas de adopción. Para comprar un café o pagar por una pizza, el efectivo funciona de las mil maravillas. Pero también podemos usar tarjetas como Visa o MasterCard. En China, se utiliza mucho Alipay y WeChat Pay. Esos sistemas han tenido mucho éxito y el público los aceptó con muchísima rapidez. En África, bien sabemos del enorme triunfo de M-Pesa. Sin lugar a dudas, M-Pesa ha sido una solución muy ingeniosa que ha sabido cautivar a sus usuarios. Google, Apple, Microsoft y otros ya están ofreciendo servicios financieros y todo parece indicar que nos espera una revolución en lo que a pagos se refiere. Facebook quiere unirse al grupo con su proyecto Libra. De pronto, Libra, debido a la presión regulatoria, tenga que modificar el proyecto original, pero, seguramente, de uno u otro modo, Facebook estará ofreciendo servicios financieros a sus usuarios muy pronto. Este auge es lo que se ha venido llamando la revolución fintech. Todos, incluyendo a los bancos, están asumiendo el reto de construir nuevas y mejores formas de pago. 

Claro que estas plataformas siguen siendo dinero fíat. Podemos decir que son soluciones de segunda o tercera capa. Son estructuras nuevas, pero que se están construyendo sobre las viejas estructuras. Es decir, es un cambio de forma, pero no de fondo. El papel, en la Era Digital, presenta sus inconvenientes y estas nuevas formas solucionan muchas de sus deficiencias. Los usuarios usan el método que más les conviene en distintos casos. A veces pensamos del dinero fíat como un papel, como el sello de un banco central, pero en realidad son estructuras más complejas. Es por eso que muchas de las comparaciones que escuchamos son realmente necias. Con frecuencia, se compara Bitcoin, en su primera capa, con Visa, una solución de segunda capa. Sin embargo, esta comparación no tiene sentido. A veces comparamos peras con manzanas. Es absurdo. 

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Tenemos que confesar que el dinero fíat como forma de pago funciona relativamente bien. Y por supuesto que la revolución fintech está ayudando para que funcione mucho mejor. Bitcoin, por otro lado, en su forma actual, compite en desventaja. Como moneda, presenta claramente muchas limitaciones. Hablamos mucho del efecto red de Bitcoin. ¿Y el efecto red del dólar? ¿El efecto red de Facebook, de Apple, de Visa, de Google? Pero, ¿por qué competir con el dinero fíat? ¿Es acaso Bitcoin mejor para comprar un café? Por alguna extraña razón, defendemos el carácter disruptivo de Bitcoin y decimos que algún día destronará el dólar, pero, de pronto, Bitcoin no es el nuevo dólar. Tal vez es mucho más especial. Quizás es otra cosa y no tiene que robarle el mercado a nadie. En su lugar, puede crear un mercado nuevo. 

¿Qué es Bitcoin en realidad? Muchos pueden comprar un café, pero no todos pueden resguardar valor. En estos momentos, los ricos hacen crecer sus fortunas, básicamente, en la bolsa de valores y en los bienes raíces. Pero para los más pobres y muchos de los jóvenes el acceso a estos activos se ve limitado por las restricciones impuestas por los poderes establecidos. Para los más privilegiados la inflación del dinero fíat no es realmente un problema, porque tienen su riqueza principalmente en bienes. En el sistema actual, sufren las personas que tienen dinero, pero carecen de bienes. Es cierto que no podemos comprar hoy con 100 dólares lo mismo que comprábamos cincuenta años atrás. Pero la persona que invirtió estos mismos 100 dólares en el S&P 500 cincuenta años atrás no está llorando hoy. Estas personas no se quejan y entienden muy bien que el dinero fíat no es un buen resguardo de valor. Es por eso que lo invierten. Ellos no se lamentan. Ellos simplemente compran activos que se revalorizan con el tiempo. No es ninguna conspiración. Es sentido común y conocimiento financiero básico. El efectivo es para gastar. Es una forma de pago y una unidad de cuenta. En otras palabras, es divisa para el intercambio y no pretende ser otra cosa. Los más duchos en materia financiera si quieren comprar un café, venden algo y utilizan los billetes obtenidos. El resto lo dejan quieto para que engorde con el tiempo. 

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Bitcoin es un instrumento de resguardo de valor sumamente accesible y democrático para el individuo que busca independencia. No es una cebra. Es un hipopótamo. No es un Paypal libertario. Bitcoin es Bitcoin. Algo nuevo. Le guste o no a los dogmáticos, Bitcoin es un activo digital que crece en valor con el tiempo y por eso la mayoría de nosotros preferimos no gastarlo. Lo más sensato es acumular satoshis y esperar que el tiempo haga su magia. ¡Hodl! Si por necesidad debemos vender algunos para pagar nuestras cuentas, está bien. También hay que vivir. Y ahora será mucho más fácil, rápido y económico con la Lightning Network. Pero, seamos francos, nadie quiere ser aquel sujeto que compró un par pizzas hace 10 años. Que el dólar, los gobiernos y los bancos no nos quiten el sueño. Que ellos hagan lo que tengan que hacer. Es mejor destacar las virtudes de Bitcoin como un activo único que entrar en peleas estériles. ¿Disrupción? ¿Perturbar? ¿Ruptura? Es mejor construir. ¡Edifiquemos Bitcoin!