Casi la mitad de la población brasileña rechaza el dólar y un alineamiento automático con los Estados Unidos, defendiendo el fortalecimiento de los BRICS y la búsqueda de una moneda de reserva alternativa. Los datos provienen de una encuesta de Nexus y reflejan tanto la polarización política del país como los cambios en el escenario geopolítico global.
La encuesta, realizada en agosto, investiga la percepción de los brasileños sobre el posicionamiento estratégico del país en el escenario geopolítico actual, marcado por tensiones entre EE. UU. y China, el desafío a la hegemonía del dólar y el alineamiento de los países miembros de los BRICS en oposición al eje occidental.
El fortalecimiento de las relaciones con los BRICS, bloque que desde principios de 2024 pasó a incluir a Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos, además de los miembros originales (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), cuenta con el apoyo del 48% de la población. En contrapartida, el 33% está a favor de un distanciamiento del bloque económico y de la búsqueda de otros socios internacionales, mientras que el 18% no supo o no quiso responder.
Más que una percepción clara sobre las cuestiones que involucran el comercio exterior y la política internacional, los datos revelan las preferencias políticas de la población.
“Casi la mitad de la población apoya el fortalecimiento de los BRICS, pero, significativamente, un tercio está en contra. Esto es un reflejo de la polarización política, ya que 1 de cada 3 brasileños se opone, probablemente solo porque no está de acuerdo con el gobierno, y no necesariamente porque entienda que el bloque sea desventajoso para Brasil”, afirma Marcelo Tokarski, CEO de Nexus.
Entre los votantes de Lula, el 55% apoya la alianza con los BRICS, mientras que el 29% prefiere el distanciamiento. La base de votantes de Jair Bolsonaro se muestra dividida: el 44% está a favor del distanciamiento del bloque, mientras que el 42% desea un mayor acercamiento.
“El cruce con el voto en las elecciones de 2022 es una señal clara de cómo la polarización política interfiere en este debate”, afirma Tokarski.
La mitad de los brasileños rechaza el dólar como moneda de reserva
El apoyo a los BRICS se refleja en el rechazo al dólar como moneda de reserva para el comercio internacional: el 44% de los brasileños se declaró a favor de la búsqueda de monedas alternativas, un tema constante en la agenda de los BRICS.
Por su parte, el 43% prefiere el mantenimiento de la moneda norteamericana como patrón monetario global. Otro 12% no supo responder al tema.
La encuesta no especifica cuáles serían las alternativas al dólar, pero, en un contexto de desdolarización del comercio global, una moneda de los BRICS sería una de las principales alternativas.
El propio presidente Lula defendió la creación de una moneda común durante la cumbre que reunió a los países del grupo en Río de Janeiro, en julio. A pesar del apoyo explícito de Lula y del presidente ruso Vladimir Putin, la declaración final de la cumbre solo hizo una referencia vaga a un sistema de pagos digitales alternativo a SWIFT, sin compromisos explícitos ni metas objetivas para el avance del proyecto, debido a la falta de consenso entre los países miembros.
La división de la población también se refleja en la preferencia por China o por Estados Unidos en la principal batalla geopolítica del Siglo XXI. La política exterior de Brasil siempre se caracterizó por la neutralidad, pero, recientemente, ante la postura beligerante de Trump y el estrechamiento de las relaciones comerciales con China, esto está cambiando.
Los números de la encuesta reflejan esta tendencia: el 46% tiene una visión positiva de Estados Unidos, frente al 43% que declaró una visión negativa. En el caso de China, los números son prácticamente idénticos: el 45% evaluó positivamente al gigante asiático, frente al 43%.
“Este dato llama la atención”, resalta Tokarski:
“Históricamente, Estados Unidos siempre ha tenido una mejor imagen entre los brasileños que China. Ver que estas percepciones hoy se equivalen es un fuerte indicativo de desgaste de la imagen norteamericana, que perdió parte de la admiración frente a los chinos.”
Sin embargo, al juzgar el alineamiento con Estados Unidos, el 56% dijo que es desfavorable para Brasil, mientras que el 32% lo ve como beneficioso. Por su parte, el 47% evaluó que una relación más estrecha con China sería positiva, frente al 39% que la consideró potencialmente mala para los intereses nacionales.
Según Tokarski, esta es una evidencia de que la política comercial del gobierno estadounidense causó “fuerte impacto en la opinión pública brasileña”:
“Aunque en términos de imagen positiva los dos países ‘empatan’, actualmente más brasileños aprueban el papel que China ejerce sobre Brasil, más de lo que aprueban el papel de EE. UU.”
Las relaciones diplomáticas entre Brasil y Estados Unidos alcanzaron su punto más crítico en muchos años después de los intentos de interferencia de Trump en el proceso iniciado por el Supremo Tribunal Federal contra el expresidente Jair Bolsonaro.
Además de la solicitud para que el proceso fuera archivado y de los aranceles del 50% sobre productos brasileños, la ofensiva del gobierno de Trump contra Brasil incluye una amplia investigación contra prácticas abusivas en el ámbito del comercio digital y la protección de la propiedad intelectual; la aplicación de aranceles "injustos y preferenciales", incluyendo el acceso al mercado de etanol; la fragilidad de las leyes anticorrupción y de las acciones de combate a la deforestación ilegal.
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