El próximo bull run de Bitcoin, ¿made in China según Author Hayes (BitMEX)? Su teoría es sencilla, pero potente: si la Reserva Federal (EEUU) se queda corta en encender la mecha alcista, el Banco Popular de China (PBOC) podría ser el as bajo la manga.

¿La clave? La devaluación del yuan, la moneda china. Hayes lo ve así: si el PBOC decide debilitar su moneda para contrarrestar los aranceles made in USA, se activaría una narrativa ya conocida. El capital chino, buscando refugio ante la pérdida de valor de su moneda, podría fluir masivamente hacia Bitcoin. Y ojo, que esto no es una predicción al aire. Hayes recuerda que esta jugada ya la vimos en 2013 y 2015, con resultados interesantes para la cripto reina.

Y no está solo en esta visión. Ben Zhou, jefe de Bybit, también le pone su firma a esta teoría. Históricamente, cada vez que el yuan ha dado un resbalón frente al dólar, una buena tajada de capital chino ha buscado puerto seguro en Bitcoin, lo que siempre ha sido un viento de cola para su precio.

La hemeroteca cripto nos da algunas pistas. En agosto de 2015, cuando China devaluó el yuan casi un 2%, la mayor caída en décadas, Bitcoin sí que captó algo más de atención, aunque la conexión directa siempre está bajo la lupa del debate. Más claro fue el panorama en agosto de 2019. El yuan cayó por debajo de la barrera psicológica de 7 unidades por dólar, y Bitcoin, curiosamente, vio cómo su precio se animaba en esas mismas fechas. Algunos analistas incluso apuntaron a los inversores chinos usando Bitcoin como un escudo protector.

La movida no es descabellada. Para los chinos con billeteras abultadas, las criptomonedas han representado históricamente una vía para preservar su riqueza, moverla sin el ojo vigilante del gobierno y sortear los controles de capital que rigen en el país. Una devaluación del yuan, además de golpear el bolsillo, puede minar la confianza en las instituciones financieras locales, empujando a la gente hacia alternativas descentralizadas como nuestro querido Bitcoin.

Todo este escenario se cocina en el fuego cruzado de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Con Trump amenazando con más aranceles y China respondiendo con un firme "aquí no se rinde nadie", la tensión está servida. Si la escalada continúa y China recurre a la devaluación como arma económica, la profecía de Hayes y Zhou podría hacerse realidad. Bitcoin, lejos de ser inmune a los vaivenes del mundo tradicional, podría encontrar en esta turbulencia global el impulso necesario para retomar la senda alcista. Así que, amigos, crucemos los dedos y mantengamos la mirada en el Lejano Oriente.

Una contienda de divisas

Ciertamente, en el tablero de ajedrez económico global, una confrontación arancelaria usualmente precede a una contienda de divisas. Las naciones, buscando amortiguar el impacto de los gravámenes impuestos a sus productos, a menudo recurren a la depreciación controlada de sus monedas. Esta maniobra abarata sus exportaciones, intentando así mantener su competitividad en los mercados internacionales, a pesar de las barreras arancelarias.

Esta inyección de liquidez, resultado de la devaluación y la búsqueda de alternativas por parte de los inversores, puede encontrar su camino hacia activos percibidos como más riesgosos, pero con potencial de mayores retornos. Bitcoin, con su carácter descentralizado y limitada oferta, emerge como un destino apetecible. Esta liquidez adicional, buscando rendimientos, tiende a estimular la inversión y la especulación, factores que históricamente han impulsado el precio de Bitcoin.

Así, la devaluación del yuan, impulsada por la necesidad de China de contrarrestar la presión arancelaria estadounidense, podría convertirse en el combustible inesperado para un auge especulativo en el mercado de criptomonedas. El temor a la erosión del poder adquisitivo de la moneda nacional impulsa a los inversores a buscar activos alternativos que prometan mantener o incluso aumentar su valor. Bitcoin, con su volatilidad característica, se convierte en un vehículo tanto para la especulación como para la potencial preservación de capital, al menos en la percepción de algunos actores del mercado.

La historia nos muestra destellos de esta correlación. Las respuestas de China a las anteriores escaladas arancelarias, a través de ajustes en su tipo de cambio, coincidieron con periodos de renovado interés en Bitcoin. La narrativa de "refugio seguro" digital, aunque debatida en momentos de alta volatilidad, resurge con fuerza cuando las monedas tradicionales enfrentan incertidumbre inducida por políticas gubernamentales.

En este intrincado juego de poder económico, la política arancelaria de una nación puede tener efectos dominó inesperados en mercados tan aparentemente dispares como el de las criptomonedas. La búsqueda de protección contra la devaluación y la incertidumbre macroeconómica podría ser el viento que impulse las velas del próximo gran rally de Bitcoin, con China, irónicamente, jugando un papel protagónico en este potencial despertar alcista. La cautela, sin embargo, siempre será la mejor consejera en estos mares financieros agitados.

Conclusión

Ahora bien, pintar un panorama de "bull run" automático ante una devaluación china sería simplificar demasiado el complejo entramado económico actual. Con la sombra persistente de un posible mercado bajista acechando y la recesión asomándose a la vuelta de la esquina, la liquidez extra generada por una guerra de divisas no siempre garantiza un auge especulativo directo hacia activos de riesgo como Bitcoin.

El contexto global está cargado de incertidumbre. Las políticas monetarias de los principales bancos centrales, la inflación aún latente en muchas economías y las tensiones geopolíticas añaden capas de complejidad a cualquier predicción. Los inversores, ante la posibilidad de un deterioro económico generalizado, podrían optar por estrategias más conservadoras, buscando refugio en activos tradicionales o incluso en liquidez, antes que lanzarse a la volatilidad inherente de las criptomonedas.

Si bien la teoría de Hayes y Zhou tiene precedentes históricos interesantes, el entorno actual difiere significativamente de 2013 o 2019. La maduración del mercado de criptomonedas, la mayor participación institucional y su creciente correlación con los mercados tradicionales implican que Bitcoin ya no opera en un vacío. Un shock económico global podría impactarlo negativamente, incluso si hay flujos de capital buscando alternativas a las monedas fiduciarias.

En definitiva, la devaluación del yuan como catalizador de un nuevo "bull run" de Bitcoin es una hipótesis fascinante y plausible, pero lejos de ser una certeza. La compleja interacción de factores macroeconómicos y el sentimiento general del mercado jugarán un papel crucial en determinar el destino de la criptomoneda reina. Mantener la cautela y analizar el panorama completo será, como siempre, la mejor estrategia para navegar estas aguas turbulentas.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.