Bitcoin nació como una respuesta a la crisis financiera del 2008. Bueno, mejor dicho, se basó en una de las posibles explicaciones del origen de la crisis. En esta interpretación, no hay que ser un genio para saber que se culpa de lo sucedido a los gobiernos, a los bancos centrales y a la banca privada. Básicamente, se pensó que el principal responsable era la manera como el dinero, en este caso el dólar, está diseñado. Es decir, de cómo se emite y se distribuye. En pocas palabras, ese diseño favorece al tío Sam y a Wall Street y perjudica a la gente común.
Entonces, inspirada por el patrón oro y el movimiento cypherpunk, se crea una moneda ciudadana, descentralizada y escasa, en un estilo muy californiano (contracultura, libertarismo y tecnoptimismo). Estamos hablando de una especie de “insurrección monetaria” pacífica y voluntaria. Es decir, todos deberían adoptar Bitcoin como dinero. De esta forma, ayudamos a crear una alternativa para el bienestar de la sociedad y el propio.
Claro que la utopía siempre es perfecta solo en la imaginación. Al poco tiempo, los usuarios de Bitcoin empezaron a verlo como una oportunidad de inversión. Y empezaron a descubrir sus riesgos: la volatilidad, por ejemplo. Entonces, surgió la necesidad de estabilidad para entrar y salir del mercado con mayor facilidad. Por ende, nacieron las stablecoins.
Las stablecoins facilitaron muchas cosas. Los usuarios, en vez de ver el dólar como un rival o una competencia, empezaron a verlo como un aliado. Lo mejor de los dos mundos. Un trader de criptomonedas puede aprovechar las oportunidades del mercado, pero sin arriesgar demasiado su capital. Por eso, cuando ve que el precio de Bitcoin está subiendo, vende una parte de sus bitcoins y los cambia por una stablecoin vinculada al dólar estadounidense. De esta forma, puede asegurar sus ganancias y evitar la volatilidad de Bitcoin. Cuando el precio de Bitcoin baja, el trader compra de nuevo bitcoins, aumentando así su cantidad de bitcoins. Los traders usan las stablecoins como una forma de proteger su valor y optimizar su estrategia.
Las stablecoins son dinero digital sin fronteras ni intermediarios. Además del trading, con ellas puedes enviar y recibir remesas, ahorrar sin perder poder adquisitivo, y acceder a servicios financieros innovadores. Las stablecoins te dan libertad, seguridad y oportunidades en el mundo de las criptomonedas y más allá.
El problema es que las stablecoins tienen sus riesgos. Debido a que se trata de una compañía privada que emite tokens en un mercado no regulado. Bueno, nos expone a muchos riesgos. Entonces, ahora ha surgido la necesidad de stablecoins más seguras, confiables y reguladas.
Una de las stablecoins que se quiere distinguir por ser la opción más seria ha sido Circle. Que ahora también quiere cotizar en la bolsa. Y reafirmar su tendencia de ser una stablecoin muy en sintonía con las prácticas tradicionales y las autoridades regulatorias. Su relación con uno de los bancos que quebraron durante la crisis bancaria fue un golpe para la reputación de Circle. Sin embargo, Circle, sin lugar a dudas, ha hecho esfuerzos para convertirse en la stablecoin más seria del sector de stablecoins.
¿Qué significa esto? Significa que Circle quiere ser el puente entre el mundo cripto y el mundo financiero. Quiere ser la stablecoin que cumple con todas las normas y requisitos legales. Quiere ser la stablecoin que ofrece transparencia y confianza. Quiere ser la stablecoin que atrae a los inversores institucionales y a los reguladores. Quiere ser la stablecoin que se integra con el sistema bancario y con las plataformas de pago.
Pero también podría significar que Circle se aleja de la visión original de Bitcoin. Se aleja de la idea de una moneda ciudadana, descentralizada y escasa. Se aleja de la idea de una insurrección monetaria pacífica y voluntaria. Se aleja de la idea de una alternativa para el bienestar de la sociedad y el propio. Claro que la visión original es poco práctica. En mi opinión, esta visión más moderada (criptomonedas y stablecoins) da más poder al usuario.
Circle busca cotizar en bolsa en 2024. ¿Qué significa esto? ¿Vale la pena salir a bolsa?
Salir a bolsa es como lanzarse al vacío con un paracaídas. Puede ser una experiencia emocionante y gratificante, pero también puede ser un desastre si no se hace con cuidado y precaución. Por eso, antes de dar el salto, hay que sopesar los pros y los contras de esta decisión.
¿Qué beneficios puede obtener una empresa al salir a bolsa? Pues muchos y variados. Por ejemplo:
Acceder a un manantial de dinero fresco y abundante, que le permita crecer, innovar y competir en un mundo cada vez más exigente y cambiante.
Brillar con luz propia en el mercado, atrayendo la atención y el interés de clientes, proveedores, socios y talentos que quieran formar parte de su proyecto.
Premiar a sus accionistas con dividendos, generando un vínculo de confianza y lealtad que los haga sentir parte de la familia.
Mostrar su cara más transparente y profesional, cumpliendo con las reglas y los estándares que le impone el mercado de valores, y demostrando su solvencia y su calidad.
¿Qué inconvenientes puede tener una empresa al salir a bolsa? Pues también muchos y variados. Por ejemplo:
Perder el control y la autonomía sobre su propia empresa, teniendo que compartir el timón con los accionistas y someterse al juicio del mercado, que puede ser caprichoso y cruel.
Exponerse a la volatilidad y a los riesgos del mercado, que pueden hacer que sus acciones suban y bajen como una montaña rusa, afectando a su valor y a su reputación.
Asumir unos costes elevados y una complejidad en el proceso de salida a bolsa, que implica una serie de trámites, auditorías, asesores y comisiones que pueden resultar agobiantes y desalentadores.
Informar periódicamente sobre su situación financiera y sus resultados, lo que puede limitar su flexibilidad y su discreción en la estrategia empresarial, y exponer sus debilidades y sus secretos.
En conclusión, salir a bolsa puede ser una opción interesante para una empresa que busca crecer y consolidarse, pero también implica una serie de retos y responsabilidades que hay que asumir. Por ello, es importante analizar los pros y los contras de esta decisión, así como las alternativas disponibles. ¿Vale la pena salir a bolsa? Esa es la pregunta del millón. O, mejor dicho, del billón.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
