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Gustavo GodoyGustavo Godoy

Economía: ¿La fragilidad alemana frenará el crecimiento español?

Alemania frena, España acelera.

Economía: ¿La fragilidad alemana frenará el crecimiento español?
Opinión

La economía alemana no está creciendo al mismo ritmo que la zona euro. Esto puede parecer extraño considerando que Alemania es la economía más grande del grupo. Naturalmente, esta situación plantea muchas preguntas: ¿Por qué sucede esto? Es decir, ¿por qué la economía alemana está a la baja mientras que España e Italia están al alza? Por otro lado, surgen ciertas preocupaciones. Si esta tendencia se mantiene, la zona euro podría impulsar a Alemania, pero Alemania podría a su vez frenar el crecimiento de la zona. ¿Cuáles podrían ser los posibles efectos para España?

Causas de la fragilidad alemana

La economía alemana, un motor de crecimiento en Europa, enfrenta actualmente una serie de desafíos que han debilitado su fortaleza. El aumento de los tipos de interés ha encarecido los préstamos, especialmente para las pequeñas y medianas empresas, limitando sus inversiones y dificultando su crecimiento. Paralelamente, la inflación y el aumento del costo de vida han reducido el poder adquisitivo de los consumidores alemanes, afectando negativamente al consumo interno.

Por otro lado, la guerra en Ucrania ha generado disrupciones en las cadenas de suministro globales, golpeando con fuerza a la industria manufacturera alemana, tradicionalmente un pilar de su economía.

Ciertamente, el envejecimiento de la población ejerce una presión creciente sobre el sistema de pensiones y reduce la fuerza laboral disponible, limitando el potencial de crecimiento a largo plazo. Estos factores combinados han contribuido a la fragilidad de la economía alemana y plantean interrogantes sobre su futuro.

Más allá de los desafíos estructurales que enfrenta Alemania, muchos analistas señalan que la rígida política de austeridad ha sido un freno significativo para el crecimiento económico del país.

La austeridad, caracterizada por recortes en el gasto público y un enfoque en la reducción del déficit, ha limitado la inversión en infraestructura, educación e investigación, sectores clave para impulsar la innovación y la productividad. Al reducir el gasto público, se ha limitado la demanda interna, lo que a su vez ha frenado el crecimiento económico.

Además, la insistencia en el equilibrio presupuestario ha dificultado la implementación de políticas fiscales expansivas en momentos de crisis, como la actual pandemia. Esto ha ralentizado la recuperación económica y ha aumentado la incertidumbre entre los inversores.

En fin, mientras que los desafíos estructurales son importantes, la política de austeridad ha sido un factor de peso que ha contribuido a la anemia económica alemana.

El caso español

Mientras la economía alemana genera preocupación, la economía española está mostrando una vitalidad sorprendente. En contraste con las previsiones más pesimistas, el PIB español ha crecido en los dos primeros trimestres del año.

Este buen desempeño se debe a varios factores. Por un lado, el consumo de los hogares y la inversión del gobierno están impulsando la demanda interna. Al mismo tiempo, el crecimiento de las exportaciones y la estabilidad de las importaciones fortalecen la demanda externa. Además, la moderación de la inflación está contribuyendo a un mayor poder adquisitivo de los consumidores y a una economía más estable.

El sector turístico, un pilar fundamental, sigue siendo un pilar de crecimiento. Este buen desempeño económico supera las expectativas, indica una mayor resiliencia y sugiere una sostenibilidad en el crecimiento, ya que tanto la demanda interna como externa están contribuyendo al mismo. Este escenario positivo genera mayor confianza en los consumidores y las empresas, y a su vez, impulsa la creación de empleo.

Comparación: Alemania y España

El contraste entre el dinamismo español y el estancamiento alemán revela profundas diferencias en sus modelos económicos y su capacidad de adaptación. Mientras España ha logrado diversificar su economía y mostrar una mayor resiliencia ante las crisis, Alemania ha enfrentado desafíos significativos debido a su fuerte dependencia industrial y energética.

La economía española ha experimentado un crecimiento sólido gracias a varios factores. Su apuesta por el turismo y la diversificación de sus exportaciones la ha hecho menos vulnerable a shocks externos como la crisis energética. La capacidad de adaptación de España, evidenciada en su gestión de la pandemia y la crisis energética, ha contribuido a su mayor resiliencia ante perturbaciones económicas. Los fondos europeos han sido un catalizador adicional, inyectando liquidez y apoyando reformas estructurales.

Por otro lado, Alemania se encuentra en una encrucijada. Su fuerte dependencia de la industria manufacturera, especialmente en sectores como el automotriz, la ha vuelto especialmente vulnerable a la desaceleración global y a la crisis de las cadenas de suministro. La crisis energética, agravada por su alta dependencia del gas ruso, ha golpeado duramente su economía. Asimismo, la desaceleración económica de China, su principal socio comercial, ha exacerbado sus problemas.

El envejecimiento de la población alemana es otro factor que limita su potencial de crecimiento, al reducir la fuerza laboral y aumentar la presión sobre el sistema de pensiones. A diferencia de España, que ha experimentado un crecimiento demográfico impulsado por la inmigración, Alemania enfrenta un desafío demográfico que frena su dinamismo económico.

La divergencia entre las economías española y alemana refleja la importancia de la diversificación, la flexibilidad y la capacidad de adaptación en un entorno económico global cada vez más complejo. Si bien España ha logrado aprovechar estas ventajas para impulsar su crecimiento, Alemania debe abordar los desafíos estructurales que enfrenta para recuperar su dinamismo y asegurar su futuro económico. Es probable que ambos países deban seguir evolucionando y ajustando sus modelos económicos para enfrentar los retos que plantea un mundo en constante cambio.

Reflexión final

La interdependencia económica entre España y Alemania es un hecho indiscutible. Históricamente, Alemania ha sido considerada el motor de la economía europea. Sin embargo, su reciente desaceleración ha generado incertidumbre sobre su impacto en el crecimiento español.

Una menor demanda alemana de productos y servicios españoles podría frenar las exportaciones. Asimismo, una disminución de la inversión alemana en España limitaría el crecimiento económico. Además, una crisis de confianza generalizada en la economía europea, desencadenada por la situación alemana, podría contagiar a España.

No obstante, la economía española ha demostrado una mayor resiliencia y capacidad de adaptación en los últimos años. La diversificación de sus mercados, el fortalecimiento del mercado interno y la implementación de reformas estructurales han contribuido a esta resiliencia. Aunque la fragilidad alemana representa un riesgo, no es el único factor determinante.

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