En Argentina, Matías Bari, Mariano Craiem y Nicolás Loterspil, fundaron SatoshiTango, alrededor de seis años atrás. Esta firma se ha consolidado en América Latina a través de los años para brindar servicios vinculados a Bitcoin y otras criptomonedas. Cointelegraph en Español dialogó con ellos para conocer más sobre su historia y su perspectiva sobre el ecosistema cripto.

Matías Bari es CEO de SatoshiTango, es ingeniero químico pero sobre todo, amante de las matemáticas y del ajedrez. Mariano Craiem es CTO, tenía una empresa de publicidad y tecnología y pasó por varios emprendimientos. Nicolás Loterspil es CFO, se dedica a las finanzas desde hace tiempo y también se declara amante del fútbol y los asados. Con este background, los tres cofundadores hablaron de criptomonedas, la región y los comienzos de la firma.

Fernando Quirós: ¿Qué potencial le ven a Bitcoin y las criptomonedas en Latinoamérica?

Matías Bari: El potencial es enorme. Latinoamérica es una de las regiones del planeta menos bancarizadas y las criptomonedas proveen a cualquier persona en cualquier parte del mundo de una forma rápida, simple y barata de enviar y recibir dinero. Eso abre oportunidades que hasta hoy eran impensadas: una persona en Perú puede ofrecerle sus servicios de diseñador a otra en Japón y cobrar de forma casi instantánea y sin intermediarios. No es necesario abrir cuentas, subir documentos, nada. Con dos billeteras que se descargan en su celular esas dos personas se envían dinero entre sí.

Fernando Quirós: ¿El escenario de restricciones cambiarias en Argentina ha favorecido la adopción de criptomonedas?

Matías Bari: Respecto del escenario de restricciones en Argentina, yo diría que en algunos casos puede llegar a impulsar la adopción. Pero en realidad, las criptomonedas son más populares en países cuyas economías funcionan bien como Estados Unidos, Japón o países de Europa. Las restricciones cambiarias afectan a la macroeconomía de tal forma que -si bien abren casos de uso puntuales para las criptomonedas- en realidad, la pérdida de trabajos, el cierre de emprendimientos, la depresión económica es tal que empeora la situación de todos. El caso más descriptivo es Venezuela: un país agobiado por su crisis económica, con 100,000% de inflación anual, que encontró en las criptomonedas una forma de intercambio de valor. Pero su economía está tan destruida que ese uso se da en un nicho particular y la adopción no es masiva como sí lo es en otros países con economías estables y prósperas.

Fernando Quirós: ¿Dónde opera Satoshi Tango y qué servicios brindan? 

Matías Bari: Tenemos nuestras oficinas centrales en el barrio de Las Cañitas, en Argentina, pero hoy ya operamos  también en Brasil, Chile, México, Perú y España. La empresa no sólo se dedica a la compra y venta de bitcoins y otras criptomonedas sino que, desde su plataforma web y app mobile permiten recibir y transferir dinero en todo el mundo, pagar servicios, sacar créditos y seguros, recargar tarjetas prepagas y más. Podemos decir que hoy no sólo nos dedicamos a la compra-venta de criptomonedas, sino que también brindamos servicios financieros.

Satoshi Tango es una de las primeras empresas que se dedicó al exchange de monedas digitales en Argentina y evolucionó en cuanto a servicios y también regionalmente pudiendo en estos años afianzar nuestra posición en el mercado, dar una buena experiencia al usuario y crecer en base a la calidad de servicio”. De eso se trata: demostrar lo atractivo del bitcoin y otras alternativas de inversión.

Fernando Quirós: ¿Cómo comenzó todo y por qué decidieron trabajar juntos?

Matías Bari: Conocí a Mariano cuando desarrolló tecnología para el negocio familiar de mi padre y luego trabajamos juntos en un proyecto de ecommerce de relojes de alta gama que finalmente no prosperó. Con Nicolás tenemos amigos en común y un día nos presentaron con el mandato de ‘Ustedes tienen que hacer algo juntos’”. En relación a la forma de trabajo, tenemos un concepto interesante: Nosotros hacemos mucho con muy poco. Optimizamos los procesos de forma de hacerlos eficientes y ágiles, buscamos versatilidad. Yo soy muy perfeccionista. Eso nos permite operar un sitio complejo con una planta sencilla: automatizamos procesos. Nosotros siempre decimos que en la empresa cada uno de nosotros hace lo que le gusta y sabe hacer, y otro hace lo que a alguno no le gusta tanto. Tenemos perfiles que se complementan naturalmente, por eso la empresa fluye y evoluciona. Después de programar el sitio durante seis meses en 2013, en mayo de 2014 lanzamos oficialmente la empresa. Fue muy importante en la parte comercial hacer los partnerships con Pago Fácil, Rapipago y otros.

Nicolás Loterspil: Me enteré por primera vez del mundo de las criptomonedas a través de Bari en un cumpleaños. Lo contaba de una manera clara y contundente y de este modo se convirtió en una propuesta de la que quise ser parte. El “Colo”, el amigo en común que nos presentó, sólo nos puso una condición. Nos dijo que si alguna vez tocamos la campana de Nasdaq, lo nombremos. Son historias de un comienzo que, con la distancia que imponen los años se vuelven anécdotas registradas de aquellos primeros tiempos. A mí me encanta la sociedad que tenemos los tres: Mariano es excelente programando, Matias es muy bueno en los procesos y yo en lo mío.

Mariano Craiem: Yo programo desde chico, pero me sacaban el teclado porque pensaban que estaba jugando, y estaba programando. Nadie en esa época, pensaba que alguien podía trabajar haciendo eso. El correr de los años fue haciendo que aquello, que en algún momento fue un juego, se volviera mi profesión. A medida que fue pasando el tiempo siempre fui buscando emprendimientos. Por lo general negocios vinculados a la programación –de los que fui aprendiendo-, en distintos momentos de la vida hasta que me topé con Matías e hicimos la empresa de relojes y luego SatoshiTango.

Matías Bari: Bitcoin me fascinó cuando comprendí realmente cómo funcionaba. Entendí que habían creado algo que no existía hasta el momento, y saberlo de esa forma, me sacudió. Rápidamente compré un libro de criptografía, que por mi formación matemática, pude entender, porque es una disciplina súper compleja. Y como cualquiera que emprende en algo, tuvimos que empezar a conocer desde los estratos más básicos: cómo se compra y cómo se vende. En Argentina no había nada, entonces empezamos a comprar y vender. Un día se cayó el precio, entramos en pánico, vendimos todo, y al otro día subió otra vez. Nos chocamos con esto con lo que le gente se choca hoy y le resulta nuevo y aprendimos con la experiencia. 

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