En este mercado siempre hay una gran moda. La moda llega. Y siempre estamos hablando de una revolución que lo cambiará todo. Los inversores se enamoran de los proyectos. Se fanatizan. Se radicalizan. El sector prospera rápidamente, debido al entusiasmo extremo, para, luego, dar paso a la siguiente moda. Entonces, el ciclo se repite. En este espacio, los “amores eternos” se van alternando en cuestión de semanas. Las ICOs, las IEOs, los futuros, Defi, los memes coins, y los NFTs tuvieron sus 15 minutos de fama. Ahora el metaverso puede ser la próxima gran moda.

En el mundo de las inversiones, las expectativas son más importantes que la realidad. Es decir, lo que pensamos del futuro en el presente es, de hecho, más importante que el presente o el futuro mismo. En este caso, los rumores son más trascendentales que los hechos. Cierto. Es muy común, en esta etapa, la sobredimensión de las cosas. O sea, los inversores en un principio tienden a exagerar. Es, durante el periodo utópico, cuando la imaginación corre salvaje. Eso quiere decir que el optimismo se desborda presentando grandes oportunidades financieras. 

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Para reflexionar sobre este punto, hablemos por un momento de la fiebre ICO del 2017. En aquel entonces, todo el sector ICO se disparó eufóricamente. La mayoría de los proyectos recaudaron mucho capital debido a un optimismo desenfrenado. De ese boom, muy pocos proyectos sobreviven hoy. Pero eso no importa. El fracaso de la mayoría de esos proyectos no impidió que muchos inversores hicieran dinero en su momento. Los que entraron temprano y vendiendo en el momento adecuado la sacaron de jonrón.

El sector de las plataformas inteligentes, por ejemplo. La mayoría de los proyectos han logrado captar capitales. Porque el boom contagió a todo el sector. Sin embargo, bien sabemos que es sumamente probable que el futuro “inteligente” sea construido por unos pocos actores. En otras palabras, muchas de las plataformas inteligentes en el 10 top del coinmarketcap hoy desaparecerán en los próximos años. He ahí la ironía de las modas. Los mentados “ethereum killers” están creciendo en capitalización precisamente por la popularidad y éxito de Ethereum. O sea, todo el sector crece gracias a un par de proyectos dominantes. Crecen por las altas expectativas de la idea “plataformas inteligentes” en general. No obstante, en el futuro, la mayoría de los proyectos “inteligentes” serán un fracaso. 

La mayoría de los proyectos hoy son meras promesas. Y nadie promete tanto como el que no va a cumplir. Durante la fase de la promesa, todo es posible. Tenemos una utopía. Perfecta, sencilla e insuperable. Claro que todavía nada es una realidad. Ese es el periodo clave. Aquí es cuando los proyectos obtienen sus seguidores más fieles. Aquí nace la fe. Por esta razon, si dices algo negativo de, por ejemplo, Shiba Inu, un fanático iracundo te acusa de ser parte de una conspiración y te cita el White Paper con una fe seudo-religiosa. Por supuesto que el White Paper habla maravillas. Claro que es un proyecto revolucionario. La narrativa tiene que ser espectacular para poder atraer capitales en un principio. Pero del dicho al hecho...

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Es muy fácil prometer. Lo difícil es hacer. Muchos empresarios seriales han descubierto esto. Fundan proyectos, captan capitales, venden sus monedas y luego se van para fundar el siguiente proyecto. Esa fue la dinámica del boom ICO. Elon Musk es el representante más importante de este fenómeno. De hecho, es el hombre más rico del mundo a punta de promesas. Sus compañías siempre han generado pérdidas. En el mejor de los casos, son muy pobres en ventas. Sin embargo, el sujeto es un encantador de serpientes. Su secreto yace  en sus narrativas. Los inversores siguen confiando en él porque es el “hombre que está construyendo el futuro”. Es el hombre de las promesas. Su carísimo lo salva. Porque sus seguidores creen en él ciegamente. Definitivamente, la reputación es lo valioso que uno puede tener. 

¿Dónde están las grandes promesas en estos momentos? En el metaverso. La nueva revolución. Eso implica que todos los proyectos asociados al metaverso recibirán su cuota de entusiasmo. Comienzan las grandes promesas. Y las personas creerán ciegamente en todo lo que se les presente. He ahí la clave. El metaverso está generando muchísima expectativa. Estamos entrando a la etapa utópica. Ya se está creando un nuevo sector. Una moda que estará en la boca de todos. 

El inversor común siempre está llegando tarde a casi todo. Por ende, en raras ocasiones, obtiene los retornos millonarios de los que sí llegan temprano. Ahora bien, el metaverso lo tiene todo para convertirse en la próxima gran moda. Tiene la narrativa. O sea, la visión. Y tiene a un equipo promotor con credibilidad, dinero y enfoque. Además, la gente ha reaccionado positivamente. El metaverso es una etapa superior del proceso de digitalización. Es la próxima frontera. Y ya todo el mundo reconoce que hay mucho dinero por hacer en ese nuevo mundo. Es la receta completa. 

El metaverso se refiere al universo digital que se accede a través de dispositivos de realidad virtual y realidad aumentada. Tenemos software, hardware, una economía y un espacio en 3D. Podemos crear una identidad, podemos interactuar con los demás, podemos comprar y vender objetos digitales, y podemos crear mundos enteros. Los libros y las películas de ciencia-ficción ya nos han presentado las posibilidades. Y ya tenemos las posibilidades técnicas para iniciar con su construcción. De hecho, la construcción ya comenzó. Ya tenemos inversión y desarrollo.

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¿Quieres invertir en el metaverso? Bueno, Facebook (ahora Meta), Nvidia, Roblox, y Microsoft son las corporaciones del sector. También tenemos un ETF: Roundhill Ball Metaverse (META). Ahora bien, en lo que respecta a las criptomonedas y tokens, podemos descartar: Decentraland (MANA). Sandbox (SAND) y Axie Infinity (AXS).

No conocemos el futuro. Pero sí podemos saber las expectativas del futuro en el presente. También sabemos que el mercado es sumamente irracional cuando se emociona por algo. Se enamora, se apasiona y se radicaliza. En otras palabras, las modas tienen un efecto hipnótico. Claro que no todos los actores de este sector tendrán éxito. Por lo general, solo unos pocos resultarán triunfadores. Pero eso no importa mucho en esta etapa. En la etapa de las promesas, el sector tiende a crecer junto.

El riesgo es evidente. Es perfectamente posible que el metaverso no logre elevar vuelo y el público se torne escéptico. Sin embargo, aquí no estamos hablando de certezas sino de probabilidades. Las cartas definitivamente están echadas para que el sector metaverso sea la próxima gran moda. Podemos dejarlo pasar. O podemos subirnos a esa ola en su etapa temprana. No es un consejo. Es una reflexión.