Teoría de Juegos es un área de la matemática aplicada que estudia las estrategias óptimas en diversas situaciones normalmente utilizadas como una herramienta en la toma de decisiones. Es muy popular entre economistas. Sin embargo, también ha ganado bastante terreno en otros campos. Nos ayuda a comprender más hondamente la conducta humana en las interacciones sociales y económicas.

La palabra “juego” podría ser engañosa. Ciertamente, la Teoría de Juegos es aplicable para actividades lúdicas. Sin embargo, también es sumamente útil en los mercados financieros, en la política, en la guerra y en muchas otras áreas. Toda interacción con otros que involucre incentivos, pérdidas, ganancias, acciones y reacciones se podría denominar como un juego en el contexto de la teoría. O sea, la Teoría de Juegos no es ningún juego. Se trata de algo serio y sumamente poderoso.

Ahora bien, le recuerdo a mi estimada audiencia que este es un artículo de opinión. No es un artículo enciclopédico sobre el concepto: la Teoría de Juegos. No es un Wiki. De hecho, no soy un experto en el tema. Mi intención aquí es introducir el concepto, acompañado de algunas consideraciones personales, con el propósito de estimular mejores estrategias financieras entre los inversores de Bitcoin.

Aquí la meta, como inversores, es hacer dinero. Así de sencillo. Este es el incentivo de este juego. Se gana dinero comprando barato y vendiendo caro. El desafío de este juego es que el éxito no depende de nosotros. Es decir, el mercado como un todo es el que tiene la última palabra. Nosotros podemos comprar, vender o esperar. Más allá de eso, estamos a la merced del mercado. El precio puede subir. El precio puede bajar. O el precio puede mantenerse estable. No depende de nosotros. Si compramos y el precio sube, ganamos. Si compramos y el precio baja, perdemos. Si compramos y el precio se mantiene igual, no ganamos, ni perdemos.

La pregunta clave: ¿Qué pienso yo que harán los demás? El que acierte, gana. El que anticipa el comportamiento de la mayoría, obtiene el premio. Para ilustrar esta complicación, utilizaré el famoso Concurso de Belleza de Keynes. Si alguien debe elegir la candidata más bella entre una selección de concursantes, lo más seguro es que el votante se deje llevar por sus gustos personales. Sin embargo, la ganadora será la que obtenga la mayoría de los votos. 

Supongamos ahora que los organizadores del concurso deciden premiar a los votantes que votaron por la ganadora. En este caso, nuestra estrategia sería otra. O sea, ya no votaríamos según nuestros gustos. En este caso, lo más sensato sería votar a favor del gusto del promedio. Aquí el desafío sería anticiparse al gusto mayoritario, porque el incentivo se basa en acertar el voto mayoritario. Bueno, los mercados funcionan así.

Cuando se dice que un inversor debe invertir con la cabeza fría, se está sugiriendo que el inversor debe ignorar, en gran parte, sus emociones, sus gustos y sus aspiraciones personales. Por la misma razón que no debemos votar por la concursante más bella con un sesgo personal, se debe invertir pensando en el comportamiento probable del mercado. Podemos estar o no estar de acuerdo con el mercado. Eso no importa. La estrategia se diseña para ganar. Si la intención es ganar, debemos jugar el juego siguiendo las reglas. 

En criptolandia, hay muchos enamorados. Hay muchas personas que se enamoran del movimiento social, porque el movimiento les da una nueva identidad. Bitcoin les ofrece una narrativa, unos amigos y unos enemigos. Les da una causa y los convierte en héroes de una historia. Entonces, muchos toman sus ahorros e invierten en un código con una ilusión. Se colocan luces en los ojos. Se convierten en miembros activos de Twitter. Y comienzan a pelear contra el sistema y a promover una utopía libertaria con Bitcoin como su mesías. En el proceso, debido al sesgo ideológico, con frecuencia, se descuida la educación financiera y la gestión de riesgo.

“Ahora entiendo el problema del dinero”, anuncia un tuitero. “El único riesgo es no comprar Bitcoin”, escribe otro tuitero. En el fondo, son consignas y frases que se repiten hasta la saciedad. En la mayoría de los casos, se trata de personas educadas por Youtube y Twitter. Se crea esta comunidad de fieles, porque es negocio tener una comunidad de fieles. “Bitcoin es el dinero del futuro”. “Bitcoin es escaso”. “Bitcoin valdrá un millón de dólares”. “Bitcoin fix this”. “Bitcoin cuenta con la red de computadoras más poderosa del mundo”. Me temo que en estos casos se trata de personas que están votando por la concursante más bella según su criterio personal. 

¿Cuál es la pregunta clave? La pregunta clave: ¿Qué pienso yo que harán los demás? En este sentido, hay que ser lo más realista posible. Si queremos ganar el premio, debemos estudiar a los demás e ignorar nuestros gustos y aspiraciones personales. En otras palabras, hay que dejar de repetir consignas y libretos prefabricados para poner el énfasis en la educación financiera y una gestión de riesgo.

¿Qué es el principio minimax? En la medida de lo posible, la mejor estrategia es siempre minimizar las pérdidas. O sea, siempre es bueno estar preparado para el peor escenario. Se debe invertir a la defensiva. ¿Cuál es mi stop-loss? ¿Qué pasa si Bitcoin se va a cero? ¿Cuál es mi riesgo? ¿Cuál es mi hedge? ¿Qué porcentaje de mi portafolio tengo en Bitcoin? ¿Cómo manejo la volatilidad? ¿Qué ocurre si fallan todos mis pronósticos?

Un fanático de Bitcoin, por lo general, no se preocupa por asuntos como educación financiera o gestión de riesgo. ¿Cuál riesgo? ¿Qué educación financiera? Su ignorancia confiada le permite tener todas las respuestas. Recurrir al libreto de la propaganda es suficiente para el fanático. Se trata de frases cortas y pegajosas aplicables a toda situación. El fanatismo es un consuelo para muchos, porque representa fuerza psicológica. Una fe de hierro. Todo es seguro, simple y definitivo. Todo pertenece al campo de lo absoluto.

El inversor, sin embargo, no está en el negocio de la fe. Su negocio es hacer dinero. Lo que significa que debe ser lo más objetivo y pragmático posible. Eso implica que debe conocer sus riesgos y debe administrarlos de la mejor manera posible. Añado aquí los enlaces de otros artículos de mi autoría relacionados a la gestión del riesgo. Los invito a indagar más sobre el tema.

Una nota final: Las pérdidas no realizadas también son pérdidas. Por un lado, nos recuerdan que compramos caro. Por otro lado, la recuperación toma tiempo. Y el tiempo es oro. Mencionó eso último, porque, en este espacio, con frecuencia, se abusa de frases como “inversión a largo plazo”. Se insinúa a menudo que los inversores a largo plazo no deben gestionar sus riesgos. Y simplemente deben esperar con los brazos cruzados por la recuperación. Me temo que esto no es del todo exacto. Todo inversor debe gestionar sus riesgos. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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