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Gustavo GodoyGustavo Godoy

El oro se dispara: ¿Refugio seguro o burbuja en gestación?

Oro en alza: ¿Reflejo de inestabilidad global o señal de un nuevo orden financiero?

El oro se dispara: ¿Refugio seguro o burbuja en gestación?
Opinión

El año 2025 ha sido testigo de un repunte extraordinario en el precio del oro, un metal que históricamente ha sido la brújula de la estabilidad en tiempos de incertidumbre. Su ascenso a máximos históricos ha capturado la atención de inversores y analistas por igual, llevando a muchos a preguntarse si estamos presenciando el fortalecimiento de un refugio seguro por excelencia o, por el contrario, los primeros indicios de una burbuja financiera a punto de estallar.

La principal fuerza detrás del espectacular desempeño del oro este año radica en una combinación de factores macroeconómicos y geopolíticos. Las tensiones geopolíticas, que persisten en diversas regiones del mundo, han sido un catalizador crucial. En momentos de conflicto o inestabilidad política, los inversores tienden a buscar activos que no estén directamente ligados a la salud de una economía o moneda específica. El oro, con su milenaria historia como depósito de valor, cumple perfectamente este rol, atrayendo capital que busca seguridad ante la incertidumbre global. No es un secreto que cuando el mundo parece tambalearse, la gente recurre a lo que ha funcionado por siglos.

Otro motor significativo han sido las expectativas de recortes de tasas de interés. Con bancos centrales clave, como la Reserva Federal de Estados Unidos, señalando la posibilidad de flexibilizar su política monetaria, el atractivo del oro aumenta considerablemente. El oro no genera intereses ni dividendos, lo que lo hace menos competitivo cuando las tasas de interés son altas y se pueden obtener rendimientos atractivos en bonos o depósitos. Sin embargo, cuando las tasas bajan, o se espera que lo hagan, el costo de oportunidad de mantener oro disminuye, haciéndolo una inversión más atractiva en comparación con los rendimientos decrecientes de otros activos.

Las robustas compras por parte de los bancos centrales también han jugado un papel fundamental. Instituciones monetarias de todo el mundo han estado aumentando sus reservas de oro de manera consistente. Esto no solo refleja una estrategia de diversificación para protegerse contra la inestabilidad del sistema monetario global y la fortaleza excesiva del dólar, sino que también indica una fuerte demanda institucional que absorbe una parte significativa de la oferta disponible en el mercado. Cuando los guardianes de las reservas nacionales apuestan por el oro, es una señal poderosa para el resto del mercado.

La debilidad del dólar estadounidense también ha contribuido al brillo del oro. Dado que el oro se negocia principalmente en dólares, una depreciación de la moneda estadounidense hace que el metal sea más barato para los tenedores de otras divisas, lo que impulsa la demanda global. Si su moneda vale más en relación con el dólar, puedes comprar más oro con ella, lo que naturalmente aumenta el apetito.

Finalmente, las preocupaciones inflacionarias siguen siendo un factor subyacente de peso. El oro es considerado tradicionalmente una cobertura contra la inflación, es decir, una forma de proteger el poder adquisitivo del dinero cuando los precios de los bienes y servicios aumentan. Ante la percepción de que la inflación podría mantenerse elevada o repuntar, los inversores acuden al oro como un refugio de valor que resiste la erosión del poder adquisitivo.

El comportamiento del oro en la última semana ha mostrado una fase de consolidación tras sus fuertes subidas. Hemos visto fluctuaciones menores, con días de ligeras ganancias seguidos de pequeñas caídas, lo que sugiere una pausa en el vertiginoso ascenso. Esto es un comportamiento normal de mercado después de un rally significativo, donde los inversores toman ganancias y el precio busca un nuevo equilibrio antes de un posible siguiente movimiento. A pesar de esta consolidación a corto plazo, la perspectiva general para el oro se mantiene alcista para muchos analistas, quienes anticipan que, una vez finalizado este periodo de ajuste, el precio podría reanudar su camino ascendente.

Ahora bien, surge una pregunta intrigante: si el oro se correlaciona negativamente con la economía y el mercado bursátil, ¿cómo se explica que tanto el oro como el S&P 500 (el principal índice bursátil estadounidense) estén también cerca de sus propios máximos históricos? Esta aparente contradicción desafía la sabiduría convencional.

La explicación radica en la complejidad del entorno económico actual. Ambos activos, aunque por razones diferentes, se benefician de las condiciones imperantes. La inflación persistente es un motor para ambos: el oro funciona como refugio contra la pérdida de valor del dinero, mientras que las grandes empresas del S&P 500, en muchos casos, tienen la capacidad de trasladar el aumento de sus costos a los consumidores, manteniendo e incluso aumentando sus márgenes de beneficio nominales.

Asimismo, las expectativas de tasas de interés más bajas favorecen tanto al oro (al reducir el costo de oportunidad de mantenerlo) como al mercado bursátil (al abaratar el crédito para las empresas y hacer más atractivas las valoraciones futuras). La resiliencia económica también juega a favor de las empresas que componen el S&P 500, cuyas ganancias continúan fuertes, impulsando el valor de sus acciones. Al mismo tiempo, las tensiones geopolíticas, aunque tradicionalmente beneficien al oro como refugio, no necesariamente deprimen al mercado bursátil si no impactan directamente en los beneficios empresariales a gran escala, e incluso pueden impulsar ciertos sectores. En este escenario, el mercado busca tanto la seguridad que ofrece el oro como las oportunidades de crecimiento que presenta el mercado bursátil.

Ahora bien, aunque la narrativa dominante presenta al oro como un mero refugio de valor en tiempos de incertidumbre o una burbuja especulativa, su función monetaria intrínseca y su rol en la desdolarización global. Más allá de ser un simple activo para resguardarse de la inflación o las crisis, el auge actual del oro podría estar reflejando un cambio estructural más profundo en el sistema financiero mundial. No es solo que los inversores minoristas o los fondos estén comprando oro por miedo, sino que las naciones y los bancos centrales están acumulándolo activamente como parte de una estrategia para reducir la dependencia del dólar estadounidense y diversificar sus reservas. 

En un mundo multipolar, donde las tensiones geopolíticas no son solo conflictos, sino también una competencia por la hegemonía monetaria, el oro emerge no solo como un resguardo, sino como un pilar fundamental para un futuro sistema monetario más equilibrado y menos unipolar. Su ascenso no sería entonces solo un síntoma de miedo, sino un indicador de una reconfiguración fundamental del poder económico global, donde el oro recupera una porción de su antiguo estatus como dinero de último recurso entre las naciones. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.