En términos generales, hay que decir que Bitcoin es principalmente un movimiento ciudadano. Claro que hay algunas teorías que ciertamente especulan sobre la posibilidad de que Satoshi Nakamoto habría podido ser en realidad un ente gubernamental como la NSA o la CIA. Sin embargo, pese a las distintas teorías de conspiración, para efectos de este artículo, aceptamos la versión oficial de que Satoshi Nakamoto es un anónimo actuando por cuenta propia.

¿Qué? ¿Cómo? ¿Y por qué? Bitcoin es un código en una red descentralizada de computadoras. Satoshi, valiéndose de distintas técnicas criptográficas, escribió un programa de computadora que luego compartió sugiriendo su utilidad. La idea consistía en utilizar el programa para formar una red. Y, después, utilizar esa red como una base de datos para validar y registrar transacciones de un modo descentralizado.

Lo que, en realidad, se intercambia es información. El código no es otra cosa que una serie de números y letras en una base de datos. Pero Satoshi propone que se utilice el código como dinero al asignándole valor monetario. En la práctica, lo que Satoshi realmente creó fue una moneda ciudadana. ¿Acaso Satoshi era economista? ¿Qué tanto sabía Satoshi sobre dinero?

Se podría asumir que se trataba más de un programador aficionado con algunas “creencias económicas” que cualquier otra cosa. ¿Cuáles ideas económicas? Bueno, no hay que ser un genio para saber que hubo influencias libertarias, anarco-capitalistas y conservadores vistas desde el contexto contracultural californiano. Obvio que Satoshi se dejó llevar bastante por una corriente bastante pro-tecnología, anti-estatista y a favor del patrón oro.

Antes de Satoshi, otros intentaron crear monedas digitales (ciudadanas) inspiradas en el oro. Sin embargo, debido a las distintas limitaciones (técnicas y no técnicas), aquellos proyectos no alzaron mucho vuelo. Yo diría que el éxito de Bitcoin no solo se lo debemos a sus avances tecnológicos. Sin lugar a dudas, se trató de una combinación de factores. Uno de ellos fue el auge de las redes sociales. Y aquí hay que incluir específicamente a esa capacidad que tienen las redes sociales de crear comunidades de interés común. Entonces, Bitcoin se convirtió en el proyecto favorito de una tribu digital compuesta principalmente por desarrolladores, criptógrafos, libertarios, anarcocapitalistas y conservadores. ¿Habría podido prosperar Bitcoin tan rápido en otra época?

En un principio, Bitcoin fue un movimiento ciudadano construido sobre una narrativa libertaria, individualista, tecnófila y anti-establecimiento. Lo que esta tribu digital promueve, a través de las redes sociales, es una especie de utopía libertaria. ¿Qué es la utopía libertaria? La no-intervención estatal en la economía, el fundamentalismo de libre mercado, la no-regulación, la descentralización radical, el sistema de moneda dura y el liberalismo clásico. La utopía libertaria se opone al progresismo keynesiano del estatismo colectivista. Lo que implica que esta utopía tiene enemigos. ¿Quiénes? Los gobiernos, los bancos centrales, la banca privada, el dinero fiat, el dólar y los economistas “keynesianos”.

Claro que Bitcoin también es un activo especulativo. Y, con el tiempo, el inversor no-idiosincrático se ha convertido en la gran mayoría silenciosa de la comunidad. El bitcoiner idiosincrático domina la narrativa. Pero el bitcoiner no-idiosincrático/inversor domina en los números. Un grupo se hace sentir en Twitter. El otro grupo se hace sentir en la acción del precio.

La configuración de esta comunidad ha cambiado mucho con el pasar de los años. Con los años, ha ganado mucha diversidad. Ya no es un club de libertarios y anarco-capitalistas. Ahora también tenemos gobiernos, bancos y “keynesianos” comprando BTC. ¿Acaso todas las personas compran BTC con una agenda libertaria? Bien sabemos que a la gran mayoría le importa tres pepinos toda la parafernalia libertaria que con tanta frecuencia escuchamos en Twitter y Youtube. Bitcoin se ha convertido en un mercado especulativo. En realidad, no se trata de una comunidad de reformadores o revolucionarios. En el fondo, se trata de una comunidad de emprendedores, empresarios, traders, inversores y especuladores. En vez de un partido político, obtuvimos un Wall Street en esteroides.

Ahora bien, El Salvador ha adoptado Bitcoin como moneda de curso legal. Lo que no es del todo descabellado. En el pasado, países han utilizado el oro como moneda. Han utilizado la moneda de otros países como su moneda. Y eso se ha hecho por varias razones. Entonces, no veo problema con que un gobierno reconozca formalmente a una moneda ciudadana y le otorgue estatus de moneda oficial. ¿Cual es el problema? 

Lo curioso y debatible en todo caso sería que un libertario, un anarcocapitalista o un defensor del anti-estatismo se convierta en amigo de regímenes autoritarios por el simple hecho de que son amables con Bitcoin. Es decir, todo el que adopte Bitcoin es mi buen amigo. Y todos sus pecados serán olvidados. ¿Y la utopía libertaria? ¿Qué pasó con la no-intervención estatal en la economía?

En lo personal, no veo nada malo con que gobiernos, bancos, y personas de todos los bandos inviertan en Bitcoin. De hecho, me parece genial. Lo que, en realidad, me parece obsoleto es la narrativa libertaria y militante de la comunidad original en sus versiones más radicales y sectarias. El Bitcoin actual no es el Bitcoin de Satoshi Nakamoto. Bitcoin ha evolucionado y se ha convertido en otra cosa. En la práctica, Bitcoin es un activo digital que sirve diferentes propósitos. Bitcoin en la actualidad es más un mercado emergente que un movimiento reformador.

Debo confesar que, al momento de comprar BTC, no es Satoshi y los libertarios a quienes busco complacer. En este caso, mi guía es el interés propio. ¿Puedo crecer financieramente con esto? ¿Bitcoin enriquece mi vida? ¿Sí o no? ¿Y las opiniones de Satoshi? No me interesan mucho.

Todo el que invierte en Bitcoin es bienvenido, porque esa demanda sube el precio. Lo que me conviene como inversor. Gobiernos, bancos, instituciones o personas de distintas ideologías. Todos son bienvenidos. Demanda es demanda. ¿Gobiernos adoptando cripto? Me parece genial. ¿Bancos adoptando cripto? ¿Instituciones adoptando cripto? También me parece genial.

Siempre me ha parecido un error mezclar las finanzas con la política. ¿Perder dinero por ideología? ¿Sacrificar el lucro por la política? No lo creo. Se invierte dinero para ganar dinero. No se invierte para salvar el mundo. Hay que cumplir con las leyes. Hay que seguir las reglas del juego. Sin embargo, para un inversor, su bolsillo es la prioridad. Y todas sus decisiones financieras deben seguir un criterio meramente financiero. En asuntos de dinero, no es muy buena idea perder el Norte cazando quimeras.  

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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