En el mundo digital, los criptoactivos brillan con luz propia. Son activos de una nueva era, que desafía los límites de lo establecido. Desde el sur hasta el norte, millones de latinoamericanos y caribeños los eligen como una opción diferente y ventajosa para manejar su dinero.
Pero, ¿cómo se está adaptando el sector financiero de la región a esta nueva realidad? ¿Qué oportunidades y desafíos presenta? ¿Qué podemos hacer para aprovechar lo mejor de ambos mundos?
¿Qué son los criptoactivos y por qué son importantes para la región?
Los criptoactivos son activos digitales que se basan en la tecnología de la cadena de bloques (blockchain), que permite registrar y verificar las transacciones de forma descentralizada, segura y transparente. Los más conocidos son las criptomonedas, como Bitcoin y las stablecoins, que son monedas virtuales que tienen un valor fijo o vinculado a otro activo. Pero también hay otros tipos de criptoactivos, como los tokens, que representan derechos o bienes digitales.
Los criptoactivos son importantes para Latinoamérica porque ofrecen una serie de beneficios potenciales para la población y el sector financiero. Por ejemplo, pueden ayudar a que más gente tenga acceso a los servicios financieros, especialmente en zonas rurales o marginadas. También pueden abaratar los costos de enviar dinero a otros países, lo que beneficia a los migrantes y sus familias. Además, pueden impulsar la innovación en el sector financiero, creando nuevos productos y servicios que respondan a las necesidades y preferencias de los usuarios.
En Latinoamérica, muchos adultos no tienen una cuenta bancaria, lo que les impide acceder a servicios financieros básicos. Esta situación de exclusión financiera afecta especialmente a los sectores más vulnerables de la población, como los pobres, las mujeres, los indígenas y los afrodescendientes.
Las remesas que envían los migrantes desde el exterior son una fuente vital de ingresos para sus familias y sus países de origen. Las remesas alivian la pobreza, mejoran la calidad de vida y fomentan el desarrollo local. Por eso, es necesario facilitar el envío y el uso productivo de las remesas, aprovechando el potencial de la tecnología digital y la cooperación regional.
¿Cómo se regulan los criptoactivos en la región?
Sin embargo, los criptoactivos también presentan una serie de desafíos y riesgos que hay que tener en cuenta. Por ejemplo, tienen mucha variación en sus precios (la volatilidad), lo que puede generar pérdidas o ganancias inesperadas. También pueden ser usados para actividades ilegales, como el lavado de dinero o el financiamiento del terrorismo. Además, no ofrecen mucha seguridad ni protección a los usuarios, que pueden ser víctimas de fraudes, robos o errores técnicos. Por último, no hay una regulación clara ni uniforme sobre los criptoactivos en la región, lo que genera confusión e incertidumbre.
La regulación de los criptoactivos en la región es muy diversa y heterogénea. No todos los países ven las criptomonedas de la misma manera. Por ejemplo, El Salvador las acepta como dinero legal, mientras que Paraguay solo como un bien legal. En cambio, Bolivia y Ecuador las prohíben totalmente. Esto hace que el mercado regional sea confuso y desigual. Además, la regulación no siempre está al día con los avances tecnológicos y las demandas de los usuarios. Por eso, se necesita una regulación flexible y basada en el riesgo, que permita la innovación, pero también proteja a los consumidores y prevenga los riesgos financieros.
¿Qué son las CBDCs y cómo se relacionan con los criptoactivos?
Otra cosa que está pasando es que algunos países están creando sus propias monedas digitales, llamadas CBDCs (Central Bank Digital Currencies). Estas son como un complemento o una alternativa a las criptomonedas. Son emitidas y respaldadas por los bancos centrales, y tienen las mismas características que el dinero tradicional, pero en formato digital. Varios países ya están haciendo pruebas. El objetivo es que más gente pueda acceder a los servicios financieros, que los pagos sean más rápidos y que se use menos el efectivo.
Las CBDCs también tienen sus pros y sus contras. Por un lado, pueden facilitar que más gente tenga acceso a los servicios financieros, especialmente a los que no tienen cuentas bancarias. También pueden hacer que el sistema de pagos sea más eficiente, reduciendo los costos y los tiempos de las transacciones. Además, pueden fomentar la innovación financiera, creando nuevas formas de intercambiar valor. Por último, pueden reforzar la política monetaria, permitiendo un mayor control y seguimiento de la oferta y la demanda de dinero.
Por otro lado, las CBDCs también pueden afectar la soberanía monetaria de los países, si se usan monedas digitales de otros países o regiones. También pueden dejar fuera a los que no tienen acceso a la tecnología o a la educación necesaria para usarlas. Además, pueden ser difíciles de implementar desde el punto de vista tecnológico, requiriendo una infraestructura robusta y segura. Por último, pueden tener problemas de privacidad y seguridad, si no se garantiza la protección de los datos personales y financieros de los usuarios.
¿Qué podemos hacer para aprovechar lo bueno y evitar lo malo de los criptoactivos y las CBDCs?
Entonces, ¿qué podemos hacer para aprovechar lo bueno y evitar lo malo de estos activos digitales? He aquí algunas recomendaciones hechas por expertos en el tema:
-Buscar una regulación flexible y basada en el riesgo para las criptomonedas, que permita la innovación, pero también proteja a los consumidores y prevenga los riesgos financieros.
-Colaborar entre los países de la región para crear marcos regulatorios y estándares comunes para las criptomonedas y las CBDCs, con el fin de facilitar la integración financiera regional.
-Invertir en educación financiera para que la gente entienda mejor las criptomonedas y las CBDCs, y las use de forma responsable.
-Aplicar medidas efectivas para evitar el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo con los activos digitales.
-Desarrollar una estrategia integral para la adopción de las CBDCs, considerando su impacto en la política monetaria, la estabilidad financiera y la inclusión financiera.
Conclusión
Para terminar, te diré que las criptomonedas y las CBDCs son una oportunidad enorme para Latinoamérica y el Caribe, pero también un desafío importante. Necesitamos un marco regulatorio sólido y una estrategia integral para usar estos activos digitales de forma responsable, promoviendo la inclusión financiera, la innovación y la estabilidad del sistema financiero de la región.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.