¿Un negocio o ? No es raro que se presente a Bitcoin como una alternativa que soluciona todo. De hecho, el planteamiento es muy sencillo. La adopción universal de Bitcoin solucionará todos los problemas de la economía mundial. Y hará maravillas para nuestro bolsillo. Me refiero al pensamiento utópico de “Bitcoin fix that” y de “un Bitcoin es un Bitcoin”. Aquí no hablo de Bitcoin como una inversión de gran potencial. Lo que aquí se está planteando es algo mucho más radical. Es cambiar por completo el sistema político, económico y financiero mundial. Pero, ¿qué hacemos mientras tanto? ¿Cómo pagamos las cuentas? 

He ahí la diferencia entre Wall Street y Bitcoin. La comunidad cripto es obviamente mucho más ideológica que cualquier otro mercado. Naturalmente, no existe un credo oficial o una lista de principios, pero sí es evidente que hay una narrativa. La intervención del en la economía se rechaza constantemente y se promueve una especie de regreso a un sistema de moneda dura. Al parecer, el patrón Bitcoin. Es decir, la separación entre la economía y el Estado. Este nuevo mundo se basa en ideas libertarias y un fundamentalismo de libre mercado. En otras palabras, un tipo de revolución techno-anarco-capitalista. 

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Ahora bien, todo esto es válido. Pero, dentro de la comunidad cripto, también hay un segundo grupo de personas que se consideran más inversores que revolucionarios. Me atrevería a decir que son la mayoría silenciosa. Ese grupo se preocupa más por el presente que la futura utopía. Están más preocupados por su bolsillo que por la caída del sistema. Y ese grupo tiene sed de sensatez financiera.

Supongamos que tenemos 10 mil dólares en el . ¿Qué deberíamos hacer? ¿Montar un negocio o comprar Bitcoin? Muchas personas entran al espacio cripto por curiosidad. Sin embargo, cripto no es muy fácil de digerir. Los novatos viven en constante confusión. Y muchos se sienten intimidados por tanta información contradictoria. Todo el asunto parece un gran culto. Todos hablan igual. Todos repiten la misma propaganda antisistema en promoción de la utopía Bitcoin. Y, mientras tanto, los nuevos inversores no entienden lo que está pasando. 

Lo más curioso es que en la utopía Bitcoin, al parecer, nadie va a trabajar. Todos hablan del ahorro y una moneda dura. Lo importante es que la moneda no pierda su valor para que todos podamos ahorrar. ¿Y qué pasa con los negocios? ¿Y el trabajo? 

El empresario latinoamericano no es ningún tonto. La mayoría de los empresarios escucharon de Bitcoin por primera vez en 2017. Todo se reduce a lo siguiente. En 2017, Bitcoin estaba en $20K y han pasado 3 años. Ahora está $10k. En Latinoamérica, un empresario con ética de trabajo y cierto capital en 3 años logra mejores rendimientos que un -50%. En fin, las violentas fluctuaciones del precio de Bitcoin no le dan mucha confianza al empresario promedio.  

Pese al subdesarrollo de las economías latinoamericanas, todavía en la región es posible hacer negocios que ofrecen excelentes retornos. De hecho, se podría decir que debido a la inmadurez de los mercados en es posible obtener márgenes de ganancia mayores que en Estados Unidos o en . Eso parece una contradicción, pero es fácilmente demostrable. En Caracas, Bogotá o Lima, es posible encontrar un negocio que ofrezca más de 30% de ganancia. Por ejemplo, cualquiera puede importar un producto de o EEUU y venderlo obtenido con una jugosa ganancia. En Estados Unidos o en Europa, esto no es tan sencillo. 

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Permítanme que les comparta una anécdota. Un amigo (venezolano) compró 10.000 dólares en Bitcoin a $13.000 por unidad a principios del 2018. El tiempo pasaba y el precio de Bitcoin bajaba dolorosamente. De todos modos, él esperó con mucha paciencia por un tiempo. Sin embargo, llegó un momento que no aguantó más y vendió asumiendo una pérdida del 75% de su inversión. 

Mi amigo es comerciante. Yo, por supuesto, le recomendé que no vendiera. Además, le expuse mi visión como inversor a largo plazo. Sin embargo, él me presentó su argumento. “Gustavo, necesito ese dinero para hacer negocios”. “Yo en unos meses puedo recuperar lo que perdí y hago más”. “¿Para qué sentarme a esperar?” “Yo puedo trabajar con ese dinero”

Después de nuestra conversación, mi amigo efectivamente vendió todos sus Bitcoin. Luego, utilizó ese dinero para importar unas mangueras de la China que encontró en Ali Baba en descuento. A las pocas semanas, llegaron las mangueras al puerto y luego se las ofreció a todas las ferreterías y tiendas afines de la ciudad. Después de un par de meses, vendió todo. E hizo una segunda importación. Esta vez más grande. Y volvió con su campaña de ventas. El negocio fue todo éxito. 

En menos de 6 meses, recuperó su inversión y obtuvo una gran ganancia. De hecho, recuperó lo perdido con su venta de Bitcoin. Ahora tiene varios autos a la venta. Claro que sigue con el negocio de mangueras, pero ahora también está importando bicicletas. Después de casi tres años, Bitcoin aún está por debajo de los $13k (el precio que pagó en 2018). Ciertamente, vendió prematuramente sus bitcoins, pero ahora tiene un próspero negocio. 

Bitcoin es un excelente activo de inversión. Pero no podemos olvidar que también debemos hacer negocios. No hay sustituto para el trabajo duro. “Bitcoin fix that” deberíamos cambiarlo por “Hard Work fix that”. El trabajo duro es la solución. Y eso es esencial. Debemos entender la diferencia entre la transferencia de riquezas y la creación de riquezas. Un activo especulativo como Bitcoin o el gira en torno a la transferencia de riqueza. No hay creación. 

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La transferencia de riqueza no es mala. Es perfectamente válido tener oro o Bitcoin. Pero no podemos olvidarnos de crear riqueza. Es decir, podemos invertir en Bitcoin, pero no podemos dejar de trabajar. Lo más sensato es un sistema dual. En otras palabras, hay que tener un negocio que genere capital. Y luego parte de ese capital lo podemos colocar en Bitcoin. Trabajo duro e inversión. 

La creación de riqueza debe estar primero. Luego, podemos pensar en transferir riqueza. La producción viene antes de la inversión. No se trata de tener una postura cínica ante la vida. Pero la ideología es un peligro para el bolsillo. Si aceptamos en su totalidad lo que nos dicen muchos bitcoiners utópicos, podríamos cometer muchas tonterías financieras. Romantizar Bitcoin es una falla muy común en este espacio. Con mucha frecuencia, el enamoramiento nos nubla la razón. En este sentido, hay que ser un poco escéptico de la narrativa oficial. 

Nuestra prioridad debe ser: cuidar nuestro dinero. En materia financiera, hay que pensar como inversor, no como político. Es decir, debemos estudiar objetivamente los riesgos, las alternativas, y las oportunidades de nuestras inversiones. Siempre debemos tomar la decisión más sensata, práctica y realista.