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Gustavo GodoyGustavo Godoy

¿Bitcoin todavía se niega a encajar en las viejas categorías?

¿Por qué el código de Bitcoin se resiste a ser etiquetado como moneda, commodity o valor tradicional por las autoridades?

¿Bitcoin todavía se niega a encajar en las viejas categorías?
Opinión

Desde su creación hace más de una década, Bitcoin ha desafiado sistemáticamente los intentos de la economía y la legislación tradicionales por encasillarlo. Concebido por un desarrollador anónimo, Satoshi Nakamoto, como un código programado con características de escasez inspiradas en el oro, su propuesta fundamental fue la de un medio de intercambio privado y descentralizado, ajeno al control estatal o bancario. Esta génesis lo ha convertido en un activo que se asemeja a muchas cosas, pero que no es ninguna de ellas en su totalidad, presentándose como una suerte de "ornitorrinco" digital en el panorama financiero global.

La incapacidad de los organismos reguladores mundiales para consensuar una definición unificada no es un signo de indecisión, sino un reflejo directo de la naturaleza híbrida de Bitcoin. Las categorías legales y económicas existentes —moneda, commodity o valor (security)— fueron diseñadas para activos de la era industrial o fiduciaria. Bitcoin, siendo un protocolo digital auto-ejecutable, simplemente no fue previsto por estos marcos.

¿Es Bitcoin una Moneda? Si bien Bitcoin fue diseñado para ser un medio de intercambio, una unidad de cuenta y un depósito de valor, cumple estas funciones solo de manera parcial y con restricciones significativas en el contexto tradicional. Para ser considerado una "moneda" en el sentido más estricto que manejan los bancos centrales, debería ser un instrumento de curso legal, tener estabilidad de precios y ser ampliamente aceptado para saldar deudas en cualquier jurisdicción. Bitcoin es un sistema de pago y valor opcional. Su aceptación varía drásticamente, y su volatilidad le resta funcionalidad como unidad de cuenta estable. La esencia de su código es la descentralización, lo opuesto a la emisión centralizada y el respaldo gubernamental de las divisas nacionales. La Reserva Federal, por ejemplo, no puede categorizarlo como moneda porque no lo puede emitir, controlar o supervisar mediante sus mecanismos tradicionales.

¿Es Bitcoin un Commodity o Materia Prima? La semejanza de Bitcoin con una materia prima, o commodity, es fuerte debido a su escasez programada y la forma en que se negocia. Al igual que el oro, el petróleo o el trigo, Bitcoin se extrae (minería) y se intercambia en mercados al contado y de derivados, sin que un tenedor tenga derechos de propiedad sobre una empresa. La Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas de Estados Unidos (CFTC) lo ha clasificado como commodity precisamente por estas características, centrándose en su uso 

¿Es Bitcoin un Valor o Título Valor (Security)? El marco legal estadounidense define un valor o security basándose en la "Prueba de Howey," que esencialmente busca determinar si se trata de una inversión de dinero en una empresa común, con la expectativa de ganancias derivadas de los esfuerzos de otros. La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) ha mantenido una postura de no clasificar a Bitcoin como un valor. Esto se debe a que, al carecer de un emisor central, un equipo de gestión identificable y una estructura corporativa subyacente, Bitcoin no pasa la Prueba de Howey. Quienes compran Bitcoin no están invirtiendo en "la empresa Bitcoin" con expectativas de dividendos o ganancias empresariales generadas por terceros; están comprando una participación en una red descentralizada. Esta ausencia de una entidad central lo diferencia radicalmente de las acciones, bonos o incluso de muchas otras criptomonedas (o tokens) que sí podrían considerarse valores.

Lo que realmente lo convierte en un ornitorrinco financiero es su naturaleza dual:

  1. Código con Propuesta Política/Económica: Es una propuesta de sistema monetario alternativo basada en código abierto, que exige verificación y consenso por parte de todos los participantes, en lugar de confianza en una autoridad central.

  2. Activo de Reserva de Valor: Es un activo escaso (solo existirán 21 millones de unidades), lo que genera una demanda impulsada por el miedo a la devaluación fiduciaria y la necesidad de una reserva de valor sin riesgo de censura o incautación.

En este sentido, Bitcoin no es un activo diseñado para encajar en los sistemas existentes; es un sistema que existe en paralelo a ellos.

  • Tributación: Los países han optado por tratarlo como propiedad o un activo de capital a efectos fiscales, sujetando sus ganancias a impuestos similares a los de bienes inmuebles o acciones, en lugar de tratarlo como una moneda que exime de impuestos las transacciones cotidianas.

  • Regulación de Mercados: La indefinición conduce a una superposición de jurisdicciones. En Estados Unidos, por ejemplo, el debate sobre si la CFTC (regulando commodities) o la SEC (regulando securities) debería tener la primacía sobre su mercado ha creado incertidumbre, complicando el desarrollo de productos financieros y la claridad para los inversores.

  • Innovación: El riesgo de que una clasificación futura sea restrictiva (por ejemplo, si fuera forzado a ser tratado como un valor en el futuro) frena la innovación y la adopción a gran escala, ya que las grandes instituciones financieras demandan certeza legal antes de comprometer capital significativo.

La narrativa predominante sobre Bitcoin suele centrarse en su naturaleza disruptiva y su lucha por resistir las definiciones de los gobiernos. Se enfatiza su carácter indomable y su fracaso en ser categorizado por las autoridades como prueba de su innovación radical.

No obstante, una perspectiva más equilibrada sugiere que la continua indefinición de Bitcoin, lejos de ser puramente un conflicto entre lo viejo y lo nuevo, es una fase de acoplamiento inevitable y necesaria. La dificultad para encajar en las categorías tradicionales no solo demuestra el diseño brillante y único de Bitcoin, sino que también subraya la madurez del sistema regulatorio tradicional y su capacidad de adaptación.

El argumento que equilibra esta visión es el siguiente: Si bien Bitcoin es un código con una propuesta económica nueva, las reglas del dinero y el capital, incluso en la era digital, siguen estando profundamente arraigadas en leyes y acuerdos sociales centenarios. La existencia de Bitcoin no anula la necesidad de un marco de protección al inversor, mecanismos contra el fraude, o reglas para el lavado de dinero. La resistencia a una definición simple no es el objetivo final de Bitcoin, sino un efecto secundario de su descentralización. A medida que las instituciones y los estados se vean obligados a crear una nueva categoría legal —la de "activo digital descentralizado"— para lidiar con él, estarán, de hecho, integrándolo de manera funcional en el sistema. Al imponer el tratamiento fiscal de una propiedad y las obligaciones de custodia de un commodity, los gobiernos no están "perdiendo la batalla de la definición," sino que están realizando una asimilación pragmática que, a la larga, le otorga al activo la legitimidad y la protección legal que necesita para ser un actor estable y global, incluso si nunca es una moneda tradicional. El futuro de Bitcoin no pasa por rechazar todas las categorías, sino por forzar la creación de una propia dentro de un sistema legal globalmente coherente.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.