En el Pacífico Sur, la nación insular de Tuvalu decidió recurrir a la tecnología Web3 para asegurarse de que su cultura y su sociedad se preservan en el futuro. 

El 15 de noviembre, el ministro de Asuntos Exteriores del país, Simon Kofe, declaró en la cumbre del clima COP27 que está buscando formas alternativas de proteger el patrimonio del país contra la subida del nivel del mar provocada por el cambio climático. Una de esas formas es recrearse en el metaverso.

En un vídeo difundido, Kofe dijo: "A medida que nuestra tierra desaparece no tenemos más remedio que convertirnos en la primera nación digital del mundo".

Supuestamente, hasta el 40% del distrito de la capital de la nación está bajo el agua en marea alta y se prevé que todo el país esté bajo el agua a finales de siglo.

Conforme Tuvalu se vaya incorporando en el metaverso, se convertirá en la primera nación digitalizada del metaverso. Kofe dijo que la tierra, el océano y la cultura del país son sus activos más preciados y que, pase lo que pase en el mundo físico, se mantendrán a salvo en la nube:

"Islas como esta no sobrevivirán a los rápidos aumentos de temperatura, el aumento del nivel del mar y las sequías, por lo que las recrearemos virtualmente".

Aunque Tuvalu podría convertirse en la primera nación soberana en recrearse en el metaverso, otros países ya han comenzado sus propias exploraciones en la frontera digital. 

En 2021, la nación insular caribeña de Barbados abrió una embajada en el metaverso Decentraland y fue la primera en hacerlo. Una tribu indígena de Australia también había trazado planes para abrir una embajada en el metaverso a principios de este año.

Otros países han empezado a ofrecer servicios en el metaverso. Noruega abrió recientemente una sucursal de sus oficinas fiscales federales en el metaverso para llegar a su próxima generación de usuarios. Los Emiratos Árabes Unidos crearon una nueva sede para su Ministerio de Economía en un terreno virtual.

Grandes ciudades tecnológicas como Seúl (Corea del Sur) y Santa Mónica (California) también han creado sus homólogos digitales.

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